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Zaragoza decreta la alerta roja y cierra todos sus parques ante la gran nevada

La gran acumulación de nieve en las copas de los árboles ha hecho que se rompan muchas ramas y los técnicos han aconsejado adoptar esta medida preventiva. El primero en clausurarse ha sido el parque Pignatelli.

El parque de Miraflores ha sido el primero en cerrarse ante la posible caída de árboles.

La gran acumulación de nieve, sobre todo en la copa de los árboles, va a obligar al Ayuntamiento de Zaragoza a clausurar a partir de las dos de la tarde todos los parques de la ciudad. A lo largo de la mañana, el peso del blanco elemento ha partido numerosas ramas. Y dada la gran cantidad de familias con niños que han acudido a disfrutar de la nevada en estos recintos, los técnicos municipales han optado por extremar la precaución y cerrarlos para evitar accidentes.

“La previsión es que la nieve siga cayendo y por ello tenemos previsto decretar esta tarde la alerta roja. Por eso, queremos pedir a todos la máxima prudencia y que en ningún caso cojan el coche salvo en situaciones de extrema necesidad”, ha señalado el alcalde, Jorge Azcón, desde el centro de coordinación operativo de Zaragoza, ubicado en el parque 1 de Bomberos. El regidor ha recordado que, pese a la poda que se ha venido haciendo durante los últimos días, será inevitable que sigan produciéndose caídas de ramas. “Tenemos que ayudar todos y eso requiere máxima responsabilidad”, ha añadido.

Donde no se ha podido esperar hasta la tarde ha sido en el parque Pignatelli, donde la inclinación de algunos pinos por el enorme peso de la nieve ha aconsejado cerrarlo. “En el resto de parques se están realizando labores de vigilancia por si resultarse conveniente adelantar también la clausura”, explican fuentes municipales.

La seguridad es lo primero, pero la escena de familias enteras disfrutando de la nieve en cualquier rincón de la ciudad ha sido la constante. Y no solo en los parques, también en lugares protegidos como el campus de la plaza de San Francisco, durante un ejército de muñecos de nieve ha tomado el relego a la habitual tropa de estudiantes.

“No nos dejaban ir a la nieve pero hemos hecho que la nieve venga a nosotros”. Sin complejos y enfundado todavía en sus mallas de ‘runner’ tras hacerse su habitual carrera matutina, Mario Esteban hacia gala esta mañana de su condición de maño: “Menudos somos cuando nos empeñamos en algo”. Aficionado al esquí de fondo y miembro del club de montaña Ibonciecho, los ojos de este vecino de la zona Universidad de Zaragoza reflejaban el mismo brillo y felicidad que el de las decenas de niños que se afanaban en dar forma a sus primeros muñecos de nieve en el campus. “Pensaba subir a casa a cambiarme, pero no me ha dado tiempo. Mis hijos -Lucas y Manuela- me han recibido a bolazos. Y aquí estamos emprendidos”, decía mientras esquivaba algún disparo traicionero.

Pese a reiteradas llamadas al orden y la precaución de Protección Civil, el blanco elemento esparció un enorme manto de ilusión entre los zaragozanos.

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