campo de cariñena

"Tras un año de parón, necesitamos que más pueblos se animen a organizar ferias"

Cariñena bonifica la instalación de atracciones, una de ellas vinculada con la localidad desde hace medio siglo.

Uno de los hermanos Sebastián desinfecta el auto de choque
Uno de los hermanos Sebastián desinfecta el auto de choque
MACIPE

El frontón de Cariñena, anexo a las piscinas de la localidad, acoge desde el pasado 25 de diciembre un pequeño recinto ferial con tres atracciones: dos de la familia Barata, oriundos de la localidad turolense de Cella, y otra de la familia Sebastián. Es la familia de estos últimos, y su Autopista Ricardín –una pista de autos de choque- la que mantiene un estrecho vínculo familiar con la localidad: el abuelo de Iván, Lola y Jaime, Ricardo, era originario del municipio y sus atracciones han visitado el pueblo del patriarca desde hace 52 años. «Nació aquí y es una de las paradas habituales que hacemos en nuestras rutas cada año. En mi caso, desde que nací he venido a Cariñena», reconocía Iván en la tarde de la antesala de la noche de Reyes.

«Mi abuelo montó el negocio en 1931», recuerda haciendo gala de un recorte del periódico El Noticiero, de 1935, en el que el protagonista de la noticia es un «carrusel» de la época. «Mi padre cambió los carruseles por una pista de autos de choque y ya se quedó por la zona de Aragón, Soria y Navarra», explica.

Aquellos inicios contrastan con un año prácticamente en blanco: «Desde Pilares de 2019 esta –dice señalando a la plataforma- ha estado parada». «Habíamos pagado ya todo: seguros, permiso, para luego quedarnos en el dique seco», explicaba Iván.

Así, uno de los caballos del sector fue contar con un protocolo de Sanidad que respaldase su vuelta al trabajo. «Me hacía cruces porque se permitiese la apertura de centros comerciales, que son lugares cerrados, y que a nosotros no nos dejaran cuando esto es al aire libre», insistía. En este sentido explica cómo los asistentes se tienen que lavar las manos y portar mascarillas, él ya se encarga de la limpieza de los vehículos entre cada tanda, como si de una parada de Fórmula 1 se tratase: al detalle y con cuidado.

Demostrar que se puede hacer

«Esto no es para hacer dinero, es para demostrar que se puede hacer. Porque con todo lo que hemos invertido en gel, vallas, dar de alta los seguros que habían vencido… Necesitamos que más pueblos se animen a que pueda haber ferias», razona Pedro Barata, mientras llegan los primeros jóvenes al recinto. «El pueblo estos días está siendo valiente y también lo ha sido su alcalde, pero esto tiene que servir para que en otros sitios, aunque no se hagan fiestas nos dejen montar y ganarnos la vida», insiste este turolense que ha desplegado un tiovivo y unas camas elásticas.

Sebastián insistía en que durante este tiempo «vas recortando todo lo que puedes, pero llega un momento en el que no tienes más opciones» y puntualizaba que «con los vehículos que tenemos, que no sirven para carga, no puedes dedicarte a otra cosa».

Un estricto protocolo

Desde el Ayuntamiento, su alcalde, Sergio Ortiz, explicaba –vía telefónica al estar confiando a la espera de un resultado de una prueba PCR- que al estar de portavoz en las Cortes de Aragón en la comisión de Comparecencias Ciudadanas, la intervención de los representantes del sector le dio pie a atender sus reclamaciones». «Creo que hay que mostrarse sensibles y facilitar las cosas: no se les cobra nada y a la entrada del recinto se ha colocado gel», detallaba.

En este sentido, Ortiz indica que «se ha exigido el cumplimiento de todo lo que se demanda en la orden de Sanidad, pero hemos incluido un protocolo más estricto y lo están cumpliendo: un ingeniero se lo ha realizado y cuenta con 22 medidas de desinfección», argumenta.

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