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Zaragoza se sumará a la moda de instalar letras turísticas gigantes al estilo Hollywood

El Ayuntamiento aún no ha decidido la ubicación de un reclamo muy extendido en otras capitales y con el que intentan atraer a los usuarios de las redes sociales.

Montaje con algunos de los reclamos turísticos de diferentes ciudades.
Montaje con algunos de los reclamos turísticos de diferentes ciudades.
Heraldo.es

En 1923, a las afueras de Los Ángeles, iba a construirse una gran urbanización residencial. Su nombre: Hollywood Land. La promoción quebró con el 'crack' del 29 y allí, en mitad del monte californiano, quedaron abandonadas nueve letras gigantes que ahora se asocian a la meca del cine. La idea original era mantener el cartel un par de años pero su éxito turístico (el letrero se ve desde muchos lugares de Los Ángeles) animó a las autoridades a dejarlo para la posteridad.

Parece que así nació la moda de instalar letras gigantes formando las palabras de las ciudades, que en los últimos años se ha ido extendiendo como una auténtica plaga. El Ayuntamiento de Zaragoza se sumará próximamente a la moda y prevé sacar a comienzos de año un contrato para encargar este atractivo turístico. De hecho, según fuentes municipales, “la idea era instalar las letras gigantes este 2020 pero la pandemia dio al traste con los planes”. Así, en Zaragoza Turismo cuentan con la previsión es retomar este tema el año entrante y sacar el contrato a licitación en el primer trimestre. Se están barajando posibles ubicaciones y buscando un lugar que reúna dos requisitos: que se identifique la ciudad y, claro, que haga que la foto quede bonita. Quizá las letras pudieran quedar instaladas en la arboleda de Macanaz (con el Pilar de fondo), aunque si se busca algo menos obvio el parque de la Aljafería o la zona de la Expo también serían ubicaciones posible. Otra “pista” la puede dar el reciente ‘photocall’ estrenado para hacer promoción de las actividades navideñas de la ciudad y que se ha colocado en el balcón de San Lázaro, donde también se consigue una bonita estampa -ahora enmarcada en rojo- de la basílica del Pilar.

El 'photocall' instalado hace unos días en el Balcón de San Lázaro.
El 'photocall' instalado hace unos días en el Balcón de San Lázaro.
Heraldo

La fiebre por instalar este tipo de letras, con las que los ciudadanos pueden posar -y en ocasiones interactuar- saltó el charco hace dos décadas cuando se colocaron unas letras gigantes en la plaza del Rijksmuseum de Amsterdam. Estas, por cierto, se retiraron hace una par de años porque se habían vuelto demasiado icónicas y rivalizaba con otros atractivos como la Casa de Rembrandt o los propios canales. Además, este cartel pionero incluía un juego de palabras pues el eslogan decía “Iamstedam”, dando a entender la identificación de quienes se hacían selfis con el lugar. Pronto corrió como la pólvora esta tendencia y son cientos de ciudades -de Montevideo a Toronto, de Dublín a Castro Urdiales- las que presumen de letreros.

A favor de esta iniciativa están quienes consideran que constituye una buena promoción turística sobre todo entre ‘instagramers’ y otros ‘influencers’, que -dicen- “consiguen impactos positivos incuantificables” para la ciudad. En contra se sitúan los que consideran que contribuyen a contaminar visualmente una ciudad que, en el caso de Zaragoza, ya está plagada de mupis y excesos de mobiliario urbano. 

Las letras miden unos dos metros de altura y deben estar hechas en materiales perdurables

“Si no se cae en el horterismo, puede ser un buen reclamo de publicidad para la ciudad. Por ejemplo, en nuestro caso podríamos escoger una tipografía de letra goyesca y ponerlas cerca de la plaza del Pilar con una buena perspectiva trasera de la basílica. Eso sí, habría que colocarlas en un lugar en el que no se altere ni distorsione la visión global del entorno”, opina Raúl de Jesús, responsable de la web turística ZaragozaGo. El arquitecto Mariano Sanz, por su parte, considera que este tipo de reclamos ya no singularizan a nadie porque “se han convertido en un lugar común” y cree que la capital aragonesa “ya llega tarde”. También opina que podría buscarse una salida original a través de su enclave enclave, el material con el que se llevan a cabo y su diseño. Ejemplos hay para todos los gustos: desde el jardín vertical que puede verse en la plaza de la Virgen Blanca de Vitoria (se colocaron con motivo de la capitalidad verde) hasta las compuertas rojas confeccionadas en Gijón. También hay ciudades que en lugar de ubicarlas en un monumento céntrico (en Santander están en la playa del Sardinero) prefieren llevar las letras a las afueras para tener una perspectiva de toda la ciudad, tal sería el caso de Bilbao, por ejemplo, en donde se han colocado en el mirador de Artxanda.

El letrero bilbaíno, en lo alto del mirador de la ciudad.
El letrero bilbaíno, en lo alto del mirador de la ciudad.
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Por general, las letras suelen tener unos dos metros de alto (las de Hollywood son de 14) y están hechas en materiales perdurables para que la gente pueda escalarlas y fotografiarse encaramada a ellas. La orientación y la seguridad son otros aspectos a tener en cuenta, dado que en más de un cartel se han registrado accidentes y otros han sido objetivo de los vándalos. Una de las últimas localidades en instalar unas letras de estas características ha sido la cántabra Castro Urdiales, donde el letrero se ve con el castillo y el faro de fondo. Allí este recurso turístico ha costado unos 18.000 euros y cuenta con iluminación nocturna. Asegura el Consistorio de aquel municipio que su intención es “reforzar la imagen turística” y “favorecer el posicionamiento en las redes sociales”.

En Zaragoza hace ya cuatro años que se planteó la posibilidad de colocar estas letras gigantes, gracias a una iniciativa en la web Charge.org, que llegó a reunir más de 500 firmas. Se pedía al entonces alcalde, Pedro Santisteve, que se animara a colocar este reclamo turístico, “que es una manera económica y práctica de potenciar la imagen de la ciudad”, decían los impulsores de la petición. Entre los comentarios de los usuarios de esa plataforma se sugerían espacios para colocar las letras -de nuevo, la arboleda de Macanaz era uno de los preferidos- e, incluso, se proponía algún juego de palabras. “Que diga ZaragOh!za y que la parte de Oh! sea de otro color como ya se hizo en unas fiestas del Pilar”, propone uno de los firmantes de la propuesta. Aún hay, por lo visto, muchos flecos que atar y muchas cuestiones de diseño que decidir, pero lo que parece cierto es que en unos meses se podrá contar con una foto de recuerdo sobre una gran G, dos grandes ‘Zetas’ o tres mayúsculas ‘Aes’.

Photocall instalado en el balcón de San Lázaro.
Photocall instalado en el balcón de San Lázaro.
Ayuntamiento de Zaragoza
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