La construcción de viviendas en Zaragoza ha sufrido un importante parón en el tímido proceso de recuperación que venía registrando los últimos años. El Ayuntamiento de la capital aragonesa ha concedido este 2020 un total de 57 licencias de obra para ejecutar 1.084 pisos, lo que supone una caída del 34,3% respecto al ejercicio anterior. Parece evidente que la pandemia es el principal culpable de este receso, pero desde el sector también apuntan a un incremento de los costes que deben asumir los promotores. De hecho, aseguran que, pese a la «incertidumbre» de la actual situación económica y social, las ventas están yendo «muy bien».

Según los datos facilitados por el área de Urbanismo, el estado de alarma decretado en primavera por la covid supuso un duro golpe para las expectativas del sector inmobiliario, ya que en los meses de abril y mayo no se concedió ni una sola licencia. El resto del año, los datos no repuntaron lo suficiente, y el número final de permisos apenas superó el millar, lo que supone el peor registro de los últimos cinco años.

Para el presidente de la Confederación de Empresarios de la Construcción de Aragón, Juan Carlos Bandrés, «la pandemia hace que el sector se replantee algunas operaciones y tomar cautela ante la situación económica». Eso sí, advierte de otros factores que también estarían frenando las promociones más allá de la incertidumbre por la actual crisis. «Recientemente se ha aprobado una nueva normativa que nos incrementa los costes. Aunque la gente no se lo crea, los márgenes que nos quedan son muy estrechos», apunta.

En cualquier caso, Bandrés asegura que, de momento, las ventas de viviendas de obra nueva están yendo «muy bien» en la capital aragonesa, frente al mercado de segunda mano, que «está sufriendo más», por lo que el parón en el número de promociones sería más achacable a la «prudencia» ante la pandemia y a la rentabilidad estimada.

La serie histórica

Con la caída registrada este año se corta una tendencia al alza que incluso se notó en los primeros meses de este 2020. En enero se tramitaron 96 licencias de obra nueva libre (frente a las 86 del mismo mes de 2019) y en febrero otras 91 (frente a 63). De hecho, en los últimos años la ciudad había recuperado poco a poco el pulso inmobiliario, después de tocar fondo en 2014, cuando solo se concedieron 525 permisos, de los que además 135 fueron de VPO. A partir de entonces, el Consistorio dio luz verde a 1.040 viviendas en 2015, y la curva creció hasta los 1.650 de 2019.

En cualquier caso, estas cifras siguen muy lejos de los años previos al estallido de la burbuja inmobiliaria, en los que se disparó el número de licencias al calor de los desarrollos de vivienda puestos en marcha con el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU): 6.389 en 2002; 4.806 en 2003; 5.495 en 2004; y 5.019 en 2005. En el año 2006 se batieron todos los récords gracias a las VPO de Valdespartera (8.940 pisos) y en 2007 y 2008 se mantuvieron cifras elevadas: 5.737 y 4.036, respectivamente.

Pero a partir de ese momento la actividad se desplomó: 3.150 viviendas en 2009; 1.975 en 2010; 1.112 en 2011; 759 en 2012; y 1.124 en 2013. La serie culminó con el batacazo de 2014, con las mencionadas 525 licencias.

Vivienda protegida

Este 2020 ha servido, por otro lado, para recuperar, aunque puntualmente, la construcción de vivienda protegida, después de que el año pasado no se concediera ni una sola licencia para este tipo de inmueble. En el mes de marzo Urbanismo dio permiso para ejecutar 160 VPA. Se trata del edificio Flumen Plus, que construye en el paseo de la Ribera el Grupo Lobe y que contempla un convenio por el cual el Ayuntamiento obtendrá 36 viviendas sociales.

De esta forma, el 14,7% de las viviendas solicitadas este año son protegidas, de nuevo lejos de las cifras registradas en el pasado. En 2013, por ejemplo, suponían el 34,2%. En este sentido, el presidente de los constructores indica que «el mercado podría asumir más», pero lamenta las «trabas» de un modelo que depende de varias administraciones públicas, a las que reclama más «apoyo».