navidad

El tesoro de los vecinos de Residencial Salduba: un belén artesano con más de 60 años de historia

Lo que empezó como una iniciativa de unos cuantos vecinos del Grupo Residencial Salduba se ha convertido en una tradición que se resiste al paso del tiempo, incluso en tiempos de pandemia.

“Si no lo hubiéramos montado, este año nos habría faltado algo importante”, reconoce Isabel Gómez, quien lleva más de seis décadas participando de esta tradición junto a un grupo de vecinos. “Es algo que no queremos que se pierda, ni siquiera en un año como éste”, señala. Junto a ella, un grupo de vecinas del Grupo Residencial Salduba, ubicado en la zona de Ruiseñores, admira el resultado de su emblemático belén. Construido en 1958 por el arquitecto José de Yarza García, la urbanización fue declarada Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés en 2008.

Formado por más de un centenar de piezas, este belén comenzó a instalarse con tan solo un portal y cuatro figuras. “Cada año lo ampliamos un poco, compramos cosas nuevas y algunos vecinos se encargan de construir casas y otras piezas para abaratar costes”, explica María José Lagrava, representante vecinal, que también fue una de las precursoras del montaje. “Tenía siete años cuando me mudé con mi familia a vivir aquí. Éramos los críos de la zona quienes montábamos el belén y el día de Nochebuena íbamos puerta por puerta cantando villancicos”, rememora.

Algo impensable hoy, con la crisis sanitaria como protagonista. Sin embargo, algunos de los vecinos de esta comunidad, integrada por más de 200 viviendas agrupadas en 13 bloques, aseguran que haber mantenido esta tradición navideña les ha servido para recuperar algo de ilusión y alegría en estas fechas. “Al principio lo montábamos junto a la casa del conserje, en la entrada, pero poco a poco se fue haciendo más grande y decidimos moverlo al interior del patio”, explica.

Y ahí, en un espacio de césped y rodeado de árboles, se ha instalado este belén artesano hecho, sobre todo, con mucho amor. “Para mí es un orgullo mantener una tradición tan bonita desde hace tanto tiempo”, explica Charo Buil, que llegó a la urbanización hace 50 años, con 25, cuando se casó. “Siempre hemos estado acostumbrados a hacer vida en el patio, somos una comunidad muy unida, y es extraño lo que estamos pasando”, advierte.

Los vecinos de la urbanización Grupo Residencial Saladuba, en la zona de Ruiseñores, en Zaragoza, han montado un año más, y ya van 60, un Belén de grandes dimensiones en las zonas comunes y jardines. Se trata de una iniciativa vecinal que comenzó con tan solo un Nacimiento y 4 figuras y que ya acumula más de 100. Además, algunos de los elementos han sido hechos a mano por los propios vecinos.

María Cristina Simón vive en una de las casas que da directamente al montaje, por lo que asegura que cada vez que se asoma a la ventana se alegra con las vistas: “Para mí representa la unión de los vecinos, ojalá pronto volvamos a vivirla como antes”.

¿Los culpables de que esta tradición no se pierda y que siga siendo un nexo de unión entre los vecinos? Pepe Nuez (63), y el matrimonio formado por Alfredo Aranda y Ana Ayete, los conserjes. “Yo estuve desde el principio, pero desde hace un par de años, como estoy jubilado, me hago cargo del montaje junto a Aranda”, explica Nuez, que asegura que casi todas las piezas están hechas a mano. “Es muy rústico, pero tiene mucho encanto. Las casas las construye Ana y yo las pinto”, añade. Algo que hace que sea un belén completamente único.

“Los vecinos lo agradecen mucho y hacer feliz a la gente es el mejor agradecimiento que existe”, reivindica. Además, durante semanas han estado instalando luces de Navidad y elementos decorativos en varios de los árboles del patio, algo que hace que, cuando anochece, cada visita por estos jardines se convierta en todo un espectáculo de luz y color que incluso sirve de reclamo para gente de la zona. “Los que más lo disfrutan son los más pequeños, aunque es una iniciativa que alegra a grandes y pequeños”, admite.

Aranda comenzó a trabajar como conserje de la urbanización hace dos décadas, y enseguida acogió con mucho gusto la tradición vecinal. “Da mucha alegría, es agradable y muy divertido y solo lo hacemos una vez al año, es un esfuerzo muy gratificante y no cuesta nada”, admite el conserje. Además, durante los meses de encierro, las manualidades y los preparativos para poner a punto el belén se han convertido en una actividad muy placentera. “Empezamos como un entretenimiento para sobrellevar la pandemia junto a mi sobrina, Malena, y al final mira la que hemos liado”, bromea su mujer.

Una ilusión para grandes y pequeños

La iniciativa también es aplaudida por quienes han llegado a vivir a la urbanización hace menos tiempo. “Siempre hacen cosas originales, creo que es de agradecer ya que le da mucha vidilla a este espacio y el trabajo es impresionante”, explica Luisa, que llegó al residencial hace un año y medio. “Creo que es un privilegio”, admite.

Lo mismo piensa Beatriz, que hace unos meses se mudó a la que fue la casa de su abuela toda la vida. “Viví la tradición de manera indirecta, por eso ver el belén montado me trae muchos recuerdos. Creo que da mucha alegría a la zona y que para los más pequeños es muy ilusionante y toda una experiencia vivir el montaje desde cero”.

Y sino, que se lo digan a María (9) y Adriana (10) que han acudido a disfrutar de la instalación junto a Eva Cruz (45), madre de María, que asegura que para ella este belén es “como un tesoro”: “Gestos como este te hacen darte cuenta que a pesar de todo, la ilusión siempre prevalece. Ojalá no la perdamos nunca”. “Es una chulada. Lo que más me gusta es que es muy grande y tiene muchas cosas”, aseguran las jóvenes. “Es muy emocionante haber vivido el montaje poco a poco en un año en el que no podemos juntarnos como siempre ni ver a nadie”, añaden.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión