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La forense da credibilidad a la chica de Zaragoza que acusa a su padre de acogida de abusos

El acusado niega cualquier contacto de índole sexual con la menor, pero la Fiscalía solicita para él 11 años de cárcel.

El acusado, a la izquierda, junto a su abogada, en los pasillos de la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, a la izquierda, junto a su abogada, en los pasillos de la Audiencia de Zaragoza.
A. M. B.

La Fiscalía reiteró este jueves la petición de 11 años de prisión para Armando H. M., el padre de acogida al que una adolescente denunció como autor de los abusos que sufrió en 2018. Y lo hizo después de que una psicóloga del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) diera total veracidad al relato de la menor, con la que después de estos hechos el acusado no ha vuelto a tener contacto. El juicio comenzó a celebrarse el pasado 26 de noviembre en la Audiencia de Zaragoza, pero no pudo concluirse por la incomparecencia de esta perito, que se encontraba en cuarentena por una posible caso de covid-19. Sin embargo, la especialista dio negativo en la PCR y la vista pudo quedar ayer vista para sentencia.

Durante la primera sesión de la vista, el presunto autor de los abusos negó cualquier contacto de índole sexual o insinuación por su parte hacia la chica. Armando H. M. y su difunta mujer conocieron a la presunta víctima en el verano de 2017 en una piscina de Zaragoza a la que también acudían menores del centro de acogida en el que residía la joven. Según explicó ante el tribunal, su esposa trabó amistad con la adolescente e intentaron oficializar un acogimiento a través de la oenegé que gestionaba el citado centro de menores. Al final, lo que consiguieron fue que los responsables del mismo permitieran a la chica pasar los domingos con el matrimonio.

Durante su declaración, la denunciante contó a los magistrados que los abusos comenzaron en febrero de 2018, cuando el encausado le envió una foto de sus genitales, le compró lencería y le mostró pornografía en un descampado. También afirmó que la misma tarde en que le enseñó la grabación sexual, la llevó a su casa. Ella se dio una ducha y él, presuntamente, la abordó cuando se vestía. «No le di motivo para nada, pero me dijo que me quitara la toalla, me empujó y me metió los dedos», indicó.

La chica relató ante el tribunal que se sentía acosada por el adulto después de haberle acusado ante sus educadores. Afirmó que la seguía al gimnasio y que, «cuando levantaba la persiana por las mañanas, su coche estaba ahí».

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