coronavirus

Más de 2.400 bares y restaurantes suben hoy la persiana en Aragón tras casi dos meses sin actividad

Los hosteleros aseguran que la mayoría abre "a la desesperada" y con miedo a nuevas restricciones

Abren los bares a los clientes en Aragón por primera vez desde hace casi dos meses.

Las calles de la comunidad aragonesa tienen este martes un aspecto diferente. Más bien  los interiores, porque cafeterías, bares y restaurantes vuelven a abrir sus puertas tras cerca de dos meses con la actividad reducida solo a las terrazas. Los clientes pueden por fin refugiarse del frío, la lluvia y hasta la nieve que ya cae en algunos municipios a estas alturas del mes de diciembre. Para algunos empresarios, este cambio no solo supondrá volver a servir bajo techo, sino reanudar por fin un negocio que había quedado completamente paralizado. Desde el sector estiman que podrían rondar los 3.000, aunque apuntan que la muchos de ellos volverán a trabajar "a la desesperada" y con miedo a futuras restricciones.

Con los veladores más vacíos y los locales más llenos, casi recordaría a la época anterior a la pandemia. Sin embargo, las restricciones sanitarias del Gobierno de Aragón, que trabajadores y clientes deberán seguir cumpliendo, son muestra de que el coronavirus todavía está lejos de desaparecer. El interior de los establecimientos abrirá, sí, pero con un aforo del 30% que para las entidades representantes de la hostelería no es suficiente. Tampoco les convence, como ya expresaron en la marcha del domingo, la limitación de horario a las 22.00 que, a su juicio, da al traste con el servicio de cenas. Creen que se les está culpabilizando de los contagios y defienden que los focos están realmente en otros sitios.

El 65% cerró

Según datos de la asociación de Cafés y Bares de Zaragoza, la entrada a la fase 3 agravada el pasado 26 de octubre motivó el cierre del 65% de los establecimientos de toda la provincia. Aproximadamente 2.400 se vieron obligados a echar la persiana, bien porque no contaban con espacio de terraza o porque este era tan reducido que no les resultaba factible. Se espera que, si no todos, la gran mayoría vuelvan hoy a abrir sus puertas, igual que en el resto de Aragón. «Creemos que va a abrir bastante gente, pero pensando con el corazón y no con la cabeza», dijo ayer el gerente de la entidad, Luis Femia.

Ante la difícil situación que atraviesa el sector –que aglutina a unos 40.000 trabajadores–, uno de los más golpeados por la crisis económica, serán muchos los que vuelvan a trabajar con el objetivo de «minimizar pérdidas». Así lo aseguró por parte de Horeca Luis Vaquer, que insistió en la «gran inquietud» que existe ante la «amenaza» de un nuevo cierre.

Una barra-hotel

Tratar de reducir los daños es más o menos lo que llevan haciendo los hosteleros desde la primera paralización de su actividad, con el estado de alarma declarado en marzo. Sobre todo a base de envíos a domicilio, menús para llevar y la máxima imaginación posible. Sin poder usar el interior y ante la falta de terraza hubo que tirar de inventiva. En la calle de Miguel Servet de Zaragoza hay –o había, hasta ayer– una buena muestra de ello.

Una improvisada barra de bar que recuerda más a la recepción de un hotel sirve para que «los clientes de siempre» del Son de Luz hagan sus pedidos desde la puerta. Dentro, solo está su propietaria, Patricia Bermejo, y como muchas veces la pillan en la cocina, colocó una campanilla para salir a atender. «Tras el segundo cierre decidí que tenía que luchar, pero sigo tirando de ahorros», explicó atareada. No es mucho, pero cuenta que al menos la idea le ha servido para ir resistiendo. Hoy se desprende de ella pero, como el resto, con miedo de tener que volver a utilizarla.

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