El debate no encuentra la vacuna municipal

Una conclusión se impuso a las demás después de tres días de discusiones sobre el estado de la ciudad entre el alcalde y la oposición: la derecha sigue unida.

Debate sobre el estado de la ciudad 2020
Debate sobre el estado de la ciudad 2020
Javier Belver

El debate sobre el estado de la ciudad número 12 de la historia de Zaragoza, el marcado por la pandemia, acabó atascado en la grisura de la falta de ideas. El Ayuntamiento no encontró una vacuna que palíe sus males (quizá era demasiado pedir) y se tuvo que conformar con esos analgésicos que permiten afrontar lo inmediato, el dolor de cabeza de media tarde. Tres días de palabras, pero poca sustancia. Eso sí, el debate más atípico –por eso de los aforos, distancias y mascarillas– arrojó algunas conclusiones para el recuerdo. Estas son algunas.

SIN PLANES DE CALADO

La ruptura que produjo en marzo la covid sobre el proyecto político del alcalde, Jorge Azcón, dio pie a pensar que el debate de la ciudad sería el escenario en el que recompondría su hoja de ruta. Pero con tono de trámite, el regidor no fue más allá de bosquejar un par de anuncios, repasar la gestión y salir indemne. El armazón de su discurso de investidura (Romareda, las ciudades inteligentes, la energía y el ‘green deal’, la movilidad eléctrica...) se esfumó. Fue el día de las obras de la avenida de Navarra y seis calles más, de las ayudas urgentes, de la atención a lo inmediato. No hay dinero para más ni Estado que lo disponga. Las luces largas para conducir la ciudad en la tormenta quedaron para otro día entre críticas de falta de ambición.

UNIDAD EN LA DERECHA

Todo debate político arranca (y se mide) en el terreno de las expectativas. Al margen del salvar el expediente del discurso, el alcalde se centró en uno de sus objetivos de partida, quizá el principal: evidenciar la unidad del gobierno PP-Cs y cerrar filas con Vox, su socio de investidura. El equilibrio no es fácil, dadas las tensiones entre los naranjas y la formación de extrema derecha, que unos días antes había pedido la dimisión de la concejal de Igualdad, de Cs. «El cambio será mayor cuantos más acuerdos tengamos», le dijo el alcalde al portavoz de Vox, Julio Calvo, en vísperas de la negociación presupuestaria. La tibieza en la crítica de este resolvió la primera incógnita. La complicidad y el tono de Sara Fernández (Cs), la segunda. Y la votación de las propuestas de resolución, con un consenso amplio en la bancada conservadora, hizo el resto. El debate llegaba en plena trifulca nacional de la derecha, tras una moción de censura de Vox, con la ruptura de Casado y Abascal, las negociaciones de Cs con el PSOE (en Aragón los naranjas apoyan el presupuesto autonómico) y en la algarabía previa de las elecciones catalanas. En Zaragoza, se impone de momento la clave local.

EL PAPEL DEL PSOE

No ha sido una etapa fácil para el PSOE. Se le escapó la alcaldía pese a ser el partido más votado y la que fuera su candidata, Pilar Alegría, dejó el Ayuntamiento para convertirse en delegada del Gobierno. Tras el ascenso de Ranera, llegó la pandemia, quedando sin apenas margen de oposición ante un Azcón omnipresente. Y aún sufrió otro cambio en el grupo, con la salida del exedil José María Arnal a la gerencia del Salud. Ranera ha visto en el debate el escenario para consolidar su propio liderazgo interno y frente a ZECy Podemos, que aún no se han repuesto ni de su ruptura ni de su salida del gobierno en 2019. Con un discurso bien armado que se desdibujó en las réplicas, Ranera no hizo daño, pero se consolidó como líder de la oposición. Otra cosa es construir una alternativa. Eso es más difícil.

FIN DEL CONSENSO COVID

Una de las cuestiones que forjó la pandemia fue el acuerdo por el futuro de la ciudad, un catálogo de 286 medidas para hacer frente a la pandemia del que solo se descolgaron ZEC y Vox con su abstención. «Es papel mojado», dijo Ranera. A pocos días de que se cumplan los seis meses del pacto, no hay acuerdo en las recetas contra la crisis. Pasó la etapa del todos a una para volver a la rutina de la vieja política, esa en la que hay un gobierno que gobierna y una oposición que se opone. Lo normal.

¿Y AHORA QUÉ?

Pues lo que toca a estas alturas del año: aprobar las cuentas de 2021. Con ofertas cruzadas de acuerdo y buenas intenciones (un clásico municipal), el testigo del debate lo toma la negociación presupuestaria, que comienza mañana. Si Azcón cumple el guión y repite pacto con Vox tendrá medio mandato amarrado. Y en estos tiempos en los que la mayoría absoluta es un sueño, media barra a veces llena como una entera. Azcón huyó en el debate de las grandes ideas y prefirió ser práctico. ¿Esa será la vacuna?

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