tribunales

Un empresario aragonés exige casi 3 millones al BBVA por la presunta estafa de un empleado

La Audiencia juzga desde ayer al acusado, que se enfrenta a 5 años de cárcel. Él niega cualquier irregularidad.

El acusado, Pablo Q. L., junto a la entrada a la sala.
El acusado, Pablo Q. L., junto a la entrada a la sala.
HERALDO

La Audiencia Provincial juzga desde este miércoles a un antiguo empleado del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria S. A. (BBVA) en Zaragoza al que un empresario y cliente preferente de la entidad reclama los casi tres millones de euros que supuestamente le hizo perder al instarle a abrir una cuenta de crédito "innecesaria", facilitarle información falseada y ocultarle después su verdadera situación contable. El querellante quería construir viviendas en El Burgo de Ebro a través de la mercantil Pagola y Pablo Q. L. le habría propuesto abrir una cuenta de crédito de 9 millones con ventajosas condiciones. Según el empresario, el problema radica en que el representante de la entidad le propuso invertir el dinero que no utilizara en un fondo de inversión que tenía una rentabilidad del 6%. Y terminó descubriendo, dice, que el encausado le había mentido, causándole una cuantiosa pérdida patrimonial.

La Fiscalía y la acusación particular califican los hechos como un delito de estafa en concurso con un delito continuado de falsedad en documento mercantil por el que exigen una condena de 5 años de prisión para Pablo Q. L., al que también exigen la devolución de los 2,9 millones que reclama el empresario. En caso de condena y de que el exempleado del BBVA no pudiera hacer frente a la millonaria indemnización, ambas acusaciones proponen que sea la entidad bancaria quien resarza al querellante en calidad de responsable civil subsidiario.

El abogado que representa al BBVA, Ismael Clemente, intenta demostrar que la entidad no tiene ningún tipo de responsabilidad en los hechos porque Pablo Q. L actuó siempre "a sus espaldas". ¿Por qué? Porque tras prejubilarse en 2009, apunta esta parte, el acusado engañó al cliente y le hizo creer que seguía en activo. Sin embargo, parece que el BBVA no supo nada de su ilícito proceder hasta septiembre de 2013, cuando el cliente y querellante se presentó en las oficinas a pedir información sobre sus cuentas.

El banco no pudo abrir un expediente disciplinario al empleado porque ya se había jubilado, pero se planteó iniciar acciones legales contra él. Según la entidad, esta opción también se descartó, ya que el cliente le pidió que el asunto no trascendiera al ámbito judicial y "dejarlo pasar". Se llegó entonces a un acuerdo entre el BBVA y el empresario por el cual se cerraron todas las cuentas y se firmó una renuncia a ejercer cualquier acción civil contra la entidad. De ahí que ahora esta se niegue a responder por los supuestos delitos de su exempleado.

"No falsifiqué nunca nada"

El acusado explicó al tribunal que ejercía el cargo de director de la oficina de banca privada del BBVA en Zaragoza. En cuanto a la acusación que pesa sobre él, negó que forzara al empresario a abrir ninguna cuenta de crédito en julio de 2005: "Este señor tiene experiencia y criterio suficientes para tomar sus propias decisiones», declaró. Pablo Q. L. asegura que asesoró al querellante solo hasta 2009. "Entonces me prejubilé y dejé de llevarle los papeles. Ni he falsificado ninguna documentación ni le he engañado", insistió. De ahí que su abogado, Javier Osed, pida su absolución.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión