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Tiendas de complementos de moda: "No tengo muy claro que pueda salir adelante"

Desde el sector reclaman ayudas al pequeño comercio y apoyo de la ciudadanía ante una situación "complicada".

Arriba, Luis Eduardo Fernández, dueño de Pope, con dos tiendas de complementos de moda y hogar en Zaragoza. Abajo, Lourdes Bernad (i) y Belén Bernad,(d) en la tienda Tocados Lulú Bernad.
Arriba, Luis Eduardo Fernández, dueño de Pope, con dos tiendas de complementos de moda y hogar en Zaragoza. Abajo, Lourdes Bernad (i) y Belén Bernad,(d) en la tienda Tocados Lulú Bernad.
Heraldo.es

Solo hace falta darse una vuelta por las calles de Zaragoza para ver las consecuencias económicas de la crisis sanitaria en el pequeño comercio: tiendas a medio gas y muchos locales vacíos en alquiler o traspaso. Una situación que afecta a todo tipo de negocios, incluidos los establecimientos de complementos de moda. Los autónomos que trabajan en ellos viven el día a día con incertidumbre y teniendo que reinventarse. Al mismo tiempo, alertan de que los centros de las ciudades se están quedando vacíos.

Antonia Gotor abrió hace cinco años Avellana, una tienda de ropa y complementos de todo tipo (bisutería, pañuelos, bolsos, carteras...) en la avenida de Cesáreo Alierta. Entiende las restricciones de aforo (del 25%, en estos momentos) y horarios decretadas desde el Gobierno autonómico para frenar los contagios, pero considera que dichas medidas le perjudican. "No pueden pasar más de dos personas. Igual estás horas sin atender a nadie, luego quiere entrar todo el mundo a la vez y los tienes que rechazar por el aforo. O gente que entra y no va a adquirir ningún artículo y el posible comprador, al tener que esperar en la calle, ya no vuelve", comenta.

Para el pequeño comercio, como el suyo, de noviembre a enero son meses importantes de venta. "La situación es mala; el negocio está muy flojo. Con lo que se espera, la época más fuerte -con las Navidades de por medio- está muerta antes de empezar. No se vende lo suficiente como para poder pasar una primavera", se lamenta Antonia, que vislumbra el horizonte más cercano con pesimismo. "Existo porque estoy trabajando sola; si tuviera que pagar a un empleado ya habría cerrado. Y no tengo muy claro que pueda salir adelante. Un golpe se puede aguantar, pero los pequeños comercios no tenemos recursos para dos. Vamos a ir cerrando uno detrás de otro si continúa esta situación", añade.

Junto a las pocas ventas se suma el doble trabajo, tal y como destaca Luis Eduardo Fernández, dueño de Pope, de complementos de moda y hogar, con dos tiendas en Zaragoza. "Hay menos movimiento económico y el trabajo es incluso mayor. Hay que dedicar tiempo a las redes sociales y a la venta 'online'. También hay que seguir buscando artículos atractivos y adecuados a nuestro público; rebuscando mucho porque hay menos oferta", dice.

Luis Eduardo Fernández, dueño de Pope, con dos tiendas de complementos de moda y hogar.
Luis Eduardo Fernández, dueño de Pope, con dos tiendas de complementos de moda y hogar.
L. E. F.

Sus clientes son de lo más variado ("desde 10 años a 101"), al igual que los artículos que vende: bolsos, relojes, algo de ropa, fulares, plata, acero... Y, a pesar de que la situación la califica de "complicada", Luis Eduardo hace hincapié en que trabaja con "alegría" y "fuerza". "A título personal, considero que hay que vivir el aquí y el ahora con alegría porque se nos escapa la vida. Intentar vivir lo mejor posible, pero con los pies en la tierra".

Rebaja del alquiler  y apoyo al pequeño comercio

Ahora bien, el dueño de Pope considera necesario que los propietarios de locales tendrían que adaptarse a la situación provocada por la pandemia con alquileres más bajos. En su caso, sí lo han hecho "y debería ser todo el mundo así". "Los locales no valen lo mismo en una época boyante que en otra de menor movimiento. Deberían adaptarse si no es pan para hoy y hambre para mañana", sostiene.

"Los propietarios de locales deberían adaptarse a la situación; si no es pan para hoy y hambre para mañana"

Por su parte, Antonia Gotor llama al público aragonés a que apoyen al pequeño comercio. "La pelea es diaria y no sabes lo que va a durar. Va a ser muy triste ver una ciudad con todos los locales vacíos, lo que conlleva falta de seguridad y de luz", afirma.

También, Lourdes Bernad es testigo del cierre de pequeños establecimientos. "Los autónomos que nos dedicamos al comercio y a la hostelería estamos en la misma situación. Lo lógico es que si se corta la facturación por imposición tiene que haber una compesación; y ayudas como tales no hay. Yo no me siento respaldada ni por la administración ni por el Gobierno aragonés. Soy mujer y en 28 años de trabajo no hemos recibido una ayuda. Y hemos tenido tiendas en varias ciudades, vendido por todo el mundo y asistido a muchas ferias", denuncia Lourdes, al frente de Tocados Lulú Bernad junto a su hermana Belén (antes de la pandemia contaban con otras dos trabajadoras).

Lourdes Bernad (izquierda) y Belén Bernad, socias de Tocados Lulú Bernad, en Zaragoza.
Lourdes Bernad (izquierda) y Belén Bernad, socias de Tocados Lulú Bernad, en Zaragoza.
L.B.

Ahora, para ellas toca reinventarse y aprovechar los recursos de los que disponen ante el parón de los eventos y ceremonias (como bodas o comuniones), su principal "campo de trabajo". Están comercializando 'stock' al que aplican hasta el 80% de descuento y elaborando decoración floral preservada. "Hacemos todo tipo de tocados y estamos especializadas en piezas a medida. Hemos trabajado en muchas pequeñas bodas, con 10 personas, y en estos momentos también estamos realizando centros de flores preservadas, que duran más de 10 años, porque la gente está invirtiendo más en sus viviendas", afirma Lourdes.

Tanto ella como su hermana tienen claro que hay que ir trabajando día a día y ser flexibles ante esta situación sobrevenida por el coronavirus. "La vida es eso; es adaptarse. Saldremos adelante".

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