Covid

El cierre de Zaragoza provoca un desplome en las ventas de los negocios del área metropolitana

Comercios de Utebo, Villanueva de Gállego o Cuarte de Huerva pierden la mitad de los clientes. Los empresarios piden que el confinamiento no se aplique para ir al gimnasio o hacer la compra.

Aitor Aguilar y Pablo Fernández, dueños de crossfit Cierzo.
Aitor Aguilar y Pablo Fernández, dueños de crossfit Cierzo.
Francisco Jiménez

Otro golpe para el sector. El confinamiento perimetral de Zaragoza decretado por el Gobierno de Aragón para frenar los contagios de coronavirus está teniendo un efecto directo en los negocios del área metropolitana. Los empresarios de Utebo, Villanueva de Gállego o Cuarte de Huerva, entre otros pueblos que, por su cercanía, se nutren de clientes que residen en la capital, están sufriendo un acusado desplome de la facturación y piden que las restricciones sean menos duras para poder mantenerse a flote. Esperan que se permita abandonar las localidades cerradas para ir al gimnasio o hacer determinadas compras. De momento, las pérdidas rondan el 50%, aunque en algunos casos es menor y en otros significativamente superior.

Desde la Federación de Empresarios de Comercio y Servicios de Zaragoza (ECOS) dan cuenta de este fenómeno. Su presidente, José Antonio Pueyo, tiene claro que el cierre es una piedra en el camino para las transacciones comerciales, aunque trata de ver también el lado bueno, y es que servirá para fomentar las compras en comercios de proximidad. "Como dato positivo consumiremos en nuestras localidades, no evadiremos gasto y se aumentará el ahorro", resume. Por otro lado, no solo afectará al sector la imposibilidad de abandonar la capital excepto por causas justificadas sino también la prohibición de entrar.

En este sentido, Pueyo recuerda que "hay localidades pequeñas que no tienen toda la oferta comercial necesaria", cuyos habitantes suelen acudir a los comercios de la capital y ahora "se verán obligados a no consumir y posponer la decisión de compra o a adquirir sus productos por internet".

En todo caso, los negocios del área metropolitana son los que más están sufriendo este cierre perimetral. Algunas tiendas confían en que la decisión de los clientes sea dejar las compras para más adelante, mientras que los gimnasios y centros deportivos han contemplado cómo caía en picado el número de asociados y se han visto obligados a adaptar sus clases y redistribuir los grupos.

El centro de crossfit Cierzo, que abrió sus puertas hace menos de seis meses en Cuarte de Huerva, ha perdido la mitad de sus clientes, y eso que, según asegura su propietario, Aitor Aguilar, muchos han optado por seguir pagando su cuota pese a que de momento no pueden utilizar las instalaciones. "Estamos a tres minutos de Parque Venecia y tenemos un montón de socios de allí y también mucha gente que trabaja en Puerto Venecia", cuenta este empresario, que asegura que "el bajón ha sido muy importante". "Tenemos clientes de Alagón que pueden pasar por el centro de Zaragoza para venir aquí, es un sinsentido", critica. Lo mismo ocurre, añade, en otras localidades como Utebo, donde "los vecinos no pueden pasar al gimnasio que está en la acera de enfrente".

Un cierre menos restrictivo

Como Aguilar, son muchos los dueños de este tipo de establecimientos que demandan unas medidas menos restrictivas que permitan abandonar las ciudades confinadas para hacer ejercicio, como ocurre en comunidades como País Vasco o Castilla la Mancha. "Con un certificado puedes salir de Zaragoza para ir al fisioterapeuta pero no para ir a un centro deportivo, cuando son igual de importantes. El deporte es salud y es ahí donde queremos enmarcarnos", defiende.

Además, recalca que prácticamente no se están produciendo contagios en gimnasios: "Nosotros no compartimos material y cada uno tiene su espacio independiente de tres metros".

"'Ojalá las compras se pospongan, han caído un 85%"

En casi medio siglo en el sector, Enrique Aguelo nunca había vivido tantos vaivenes económicos. El cierre perimetral le ha hecho perder el 85% de las ventas de su tienda de muebles Todotaras & Outlet de Villanueva de Gállego, pero confía en que las compras se estén posponiendo. "No es una quimera", asegura, porque ya logró recuperarse tras el confinamiento y en septiembre facturaron un 14% más.

Los clientes necesitan venir, están desanimados

"Desánimo, apatía y tristeza". Esa es la sensación que Amalia López asegura estar viendo en los clientes de su centro A Pilates, en Utebo. El 30% no pueden acudir a las clases debido al confinamiento perimetral, pues muchos residen en barrios como Casetas o Garrapinillos. "Hay gente que necesita venir y no puede –lamenta-. Estamos todo el día planificando y modificando el horario de los grupos".

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