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No solo de grandes plataformas vive el ‘delivery’: tres empresas zaragozanas piden paso

Tratan de abrirse hueco ofreciendo alternativas más justas para los negocios y los repartidores, llegando más lejos u ofertando productos de mayor nivel.

Un repartidor cooperativista de Zámpate, durante una jornada laboral.
Un repartidor cooperativista de Zámpate, durante una jornada laboral.
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Aunque el uso de las plataformas de servicio de comida a domicilio no es una tendencia que haya nacido este extraño 2020, lo cierto es que en lo que va de curso sí ha ganado un peso específico en los hábitos de consumo de muchos aragoneses. La gran palanca de este cambio ha sido una pandemia que, por segunda vez, parece desbocada. Y en este contexto se espera un crecimiento sostenido del ‘delivery’, o lo que es lo mismo, recibir la comida o la cena en la puerta de casa lista para ser engullida.

El sector, desde un inicio, lo vienen controlando solo unas pocas plataformas que operan a nivel nacional e, incluso, en distintos países. Empresas de gran tamaño que compiten por la exclusividad de locales hosteleros y que tratan de afianzar clientes con continuas ofertas y descuentos. Pero el panorama está cambiando: la oferta se ha ido moldeando en los últimos meses en Zaragoza de la mano del nacimiento de nuevas iniciativas de capital local.

Es el caso de Marchando, Zámpate Zaragoza y Clic Zaragoza, tres sociedades con distintas características, pero que tratan de destacar por su perspectiva ética del negocio, una mayor implantación en el entorno de la capital aragonesa, la apuesta por cocinas a fuego lento o una retribución más elevada para los repartidores.

Alejarse de las grandes cadenas y apostar por restaurantes y bares de gran arraigo es parte de la filosofía de la plataforma web Marchando. “Buscamos un tipo de negocio y de cliente distinto al de las principales plataformas, contra las que no podemos competir por el tipo de descuentos que ofrecen. Nuestro usuario es algo más mayor, tiene más de 35 años, y el pedido medio que realiza es de unos 40 euros”, cuenta Marta Castillón, responsable de desarrollo del negocio y de marketing de la empresa.

Marchando cuenta con más de un centenar de negocios asociados, la mayoría de ellos de corte tradicional, como el Asador de Aranda, el Molino de San Lázaro, Urola, La Rinconada de Lorenzo, entre otros. Otro de sus rasgos diferenciales es el hecho de contar con tecnología propia. Asimismo, Castillón destaca que “los restaurantes no pagan alta en el servicio ni comisiones, sino un pequeño fijo por pedido, y los repartidores, a los que conocemos personalmente, son auténticos autónomos y cobran el 100% del importe del reparto”.

Cooperativistas a piñón fijo

El modelo de cooperativa fue el elegido por los seis socios de Zámpate para echar a rodar. Se trata de una iniciativa que, a diferencia de otras, solo reparte en bicicleta. “Para nosotros, la bici es una forma de vida, y por eso decidimos emplearla también como herramienta de trabajo”, cuenta Aitor Pérez, quien pone el foco en una visión ética de la empresa: “Surge de la necesidad de ofrecer otra alternativa a los clientes y de ayudar a los negocios hosteleros para que puedan sobrevivir al covid mediante unas condiciones justas. Por eso les cobramos un porcentaje por pedido muy inferior al de otras plataformas, por debajo del 25%”.

Zámpate arrancó con seis negocios asociados -Alma Criolla, La Malteadora, La Birosta, La Piparra, Mononoke y La Ciclería- y, desde un principio, “la demanda está siendo muy alta”. Eso sí, los repartos llegan únicamente a 3,5 kilómetros del negocio en cuestión. “Entendemos que el producto tiene que llegar al consumidor en buenas condiciones, y una distancia superior no lo permitiría”, razona el trabajador. La empresa integra la federación de cooperativas de entrega por bicicleta CoopCycle, con cuya aplicación -además de a través de la web- se pueden realizar los encargos.

Más lejos que nadie

La última en aterrizar en la capital aragonesa ha sido Clic Zaragoza, que nace de la unión de la aplicación homónima con la empresa FlycarApp, dedicada a la movilidad compartida, de modo que pudiesen aprovechar esa estructura logística preexistente. El punto fuerte de esta nueva ‘app’ es que llega más lejos que sus competidoras, alcanzando Santa Isabel y también a los principales núcleos del corredor del Huerva: Cuarte, María y Cadrete. Pero también pretenden que todo el mundo pueda tener unos ingresos dignos. “Nuestro planteamiento es que los participantes en la venta, tanto el negocio como el repartidor, tengan unas condiciones justas. Que el hostelero no tenga que pagar una gran comisión y que el ‘rider’ (repartidor) tenga unos ingresos en condiciones. Por eso dejamos que el negocio asociado decida qué parte se imputa al cliente del precio base y del precio por kilómetro”, explica Javier Laínez, responsable de desarrollo de Clic Zaragoza.

La empresa ha llegado ya a acuerdos con locales de la periferia y pretende tener una red fija de al menos cinco repartidores tanto en Santa Isabel como en Cuarte de Huerva. Además, está valorando “fórmulas que satisfagan aún más las condiciones de los ‘riders’, como podría ser la constitución de una cooperativa”.

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