tribunales en zaragoza

Absuelven a un vecino del Picarral al que su vecina acusó de amenazarla con un bate

La Fiscalía pedía una condena de 4.500 € de multa y un año de prisión, ya que también lo acusaba de saltarse la prohibición de comunicarse con ella.

Los accesos a la Ciudad de la Justicia de Zaragoza estaban ayer prácticamente desiertos.
Los accesos a la Ciudad de la Justicia de Zaragoza estaban ayer prácticamente desiertos.
José Miguel Marco

El Juzgado de lo Penal número 1 de Zaragoza ha absuelto a José Antonio C. H. de los delitos de quebrantamiento de medida cautelar y amenazas por los que fue juzgado la semana pasada a raíz de la denuncia que presentó contra él su vecina, con la que tiene varios procedimientos judiciales abiertos. De hecho, fue esta mala relación la que el pasado mes de enero llevó a un juez a prohibir al acusado comunicarse por cualquier medio o procedimiento con su vecina.

Sin embargo, en la medianoche del pasado 6 de marzo, esta mujer llamó a la Policía para denunciar que José Antonio C. H. le acababa de amenazar a través de una ventana abierta. Según la denunciante, su vecino le dijo que se iba a enterar y el hombre que le acompañaba se le quedó mirando pasándose el pulgar por cuello como amenazándola de muerte.

Una patrulla se presentó poco después en el edificio, ubicado en la calle del Teniente Polanco del Picarral, y comprobó que el acusado estaba en su casa con un amigo, identificado como Francisco Javier H. J. LaFiscalía acabó acusando a ambos, al primero por saltarse la orden que le prohibía comunicarse con su vecina y por amenazas, y al segundo solo por este último delito. Sin embargo, la magistrada encargada de enjuiciar el caso no ha hallado pruebas para condenarlos. Y tal y como pedía la defensa, a cargo de Francisco Antoranz, del despacho Ariza Abogados, ha absuelto a ambos.

En su sentencia, la juez pone de manifiesto las contradicciones de la denunciante, que cuando habló con la Policía dijo que su vecino la amenazó por la ventana y que llevaba un bate de béisbol, para desdecirse después en el juicio y explicar que el acusado llamó a la puerta y que no portaba arma alguna. «Cabría pensar que la versión de la acusación resulta más coherente y veraz por cuanto los acusados tienen mayor interés en faltar a la verdad para no resultar condenados, pero también debe tenerse en cuenta la subjetividad de la víctima, que podría verse afectada de cierta animadversión contra los acusados», dice la juez. «Es obvio, en definitiva, que, de las dos versiones ofrecidas, una ha de ser necesariamente falsa», reconoce. Y como la duda favorece siempre al acusado, la magistrada cree que solo cabe la absolución.

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