sucesos en zaragoza 

Un preso llega muerto a la cárcel de Zuera tras pedir el alta voluntaria en cardiología

Sufrió un ataque al corazón cuando una ambulancia lo llevaba a la prisión desde el Miguel Servet, donde le habían advertido de la gravedad de su dolencia.

José Manuel Collantes, en una imagen de 2010 cuando fue juzgado por incendiar el piso con su expareja y una amiga dentro.
José Manuel Collantes, en una imagen de 2010 cuando fue juzgado por incendiar el piso con su expareja y una amiga dentro.
José Miguel Marco

José Manuel Collantes Sanmiguel, un histórico delincuente de 55 años, la mayor parte de ellos pasados entre rejas, murió el pasado 20 de julio en la ambulancia que le trasladaba a la cárcel de Zuera, de la que había salido un día y medio antes para ser examinado de una posible dolencia cardiaca. En el Hospital Miguel Servet le confirmaron que, efectivamente, tenía dos lesiones en el corazón de carácter muy grave, pero el interno decidió pedir el alta voluntaria y regresar a prisión.

El conductor del vehículo sanitario comunicó unos kilómetros antes de llegar a Zuera que el recluso estaba sufriendo un ataque. Nada más parar en el centro penitenciario le practicaron maniobras de reanimación en la enfermería, pero no sirvieron de nada porque el preso ya había fallecido. El centro ha abierto una investigación para aclarar todo lo ocurrido.

Politoxicómano desde joven, en los últimos años tenía muchas dolencias físicas que habían obligado incluso a amputarle las dos piernas e iba en silla de ruedas. Por su estado de salud, la mayoría del tiempo en prisión la pasaba ingresado en la enfermería. La semana del 20 de julio los servicios sanitarios decidieron enviarlo al módulo de seguridad del hospital Miguel Servet para ser evaluado por problemas de corazón. El servicio de cardiología, según fuentes penitenciarias, le comunicó que tenía dos lesiones, una muy grave y otra, crítica. A pesar de ello, optó por volver a la cárcel y pedir el alta.

José Manuel Collantes era un vecino de Zaragoza archiconocido de la Policía por lo menos hasta 2010, cuando recibió dos condenas seguidas de siete años y medio de cárcel, una por incendiar el piso de su expareja y otra por acuchillar a un viandante. Desde entonces había sido apartado de las calles llevando consigo un historial de 69 detenciones a sus espaldas y 50 sentencias condenatorias.

Aprovechando que una ambulancia fue al centro sanitario a dejar a otro interno, el mismo vehículo sanitario recogió a Collantes poco antes de la medianoche y, escoltado por la Guardia Civil, puso rumbo a Zuera con el preso esposado en la camilla, una medida que Instituciones Penitenciarias adoptó desde que el histórico delincuente Benito Ortiz Perea se fugara en agosto de 2018 de otra ambulancia. En el camino sufrió un ataque que prácticamente acabó con su vida en el acto.

El historial de José Manuel Collantes Sanmiguel reflejaba hechos delictivos de todo tipo, pero los más graves fueron el incendio del piso de su ex con ella dentro, algo que hizo para vengarse por haberlo denunciado por malos tratos, un intento de homicidio. El fuego lo provocó el 19 de septiembre de 2008 y al día siguiente, sobre las 3.00, se acercó a un viandante en el Coso y se puso a caminar junto a él y a darle conversación y, al llegar a la plaza de San Pablo, sacó una navaja, lo agarró por la solapa y se la clavó en el pecho. Dos años después, Collantes denunció a la misma ex a la que había incendiado el piso porque, según él, había tenido un hijo, se lo había vendido a su primo y se había gastado el dinero en drogas. El primo y la mujer llegaron a ser juzgados, pero la juez los absolvió al no dar ninguna credibilidad al denunciante.

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