Hallan en la iglesia de San Gil de Luna varias tumbas antropomorfas

El templo, que sufría problemas estructurales, se ha estabilizado y la restauración interior acaba de terminar.

Tumbas antropomorfas encontradas
Tumbas antropomorfas encontradas
Noelí Barcelo

Hace ya 900 años que los maestros de obras de San Gil descubrieron una gran grieta mientras levantaban la iglesia en Luna. En pleno siglo XII comprendieron que la estabilidad de esta joya del románico quedaba en entredicho y decidieron finalizar los trabajos de forma precipitada. La bóveda de crucería se convirtió en una de cañón, el trabajo de los escultores se detuvo en el pórtico y la iglesia tuvo un volumen de la mitad del previsto inicialmente, una altura de dos metros menos y solo un tramo en la nave que iba a contar con dos.

Ahora, la restauración interior del templo acaba de terminar y ha sacado a la luz un interesante conjunto de tumbas antropomorfas. Además, las labores de estabilización y micropilotaje del año pasado han dado su fruto y parece que por fin esta joya patrimonial se ha estabilizado.

Las sepulturas se descubrieron al retirarse la solera de hormigón que se colocó hace años. "Estaba perjudicando a la iglesia porque impedía la respiración natural del subsuelo y trasmitía sales a los muros", dice Jaime Carbonel, arquitecto técnico del equipo. Bajo ellas se encontraron las tumbas antropomorfas excavadas en la roca sobre la que se asienta la iglesia que van desde el ábside a la mitad de la nave.

"En realidad se trata de un cementerio existente antes de construir la iglesia, como indica la existencia de alguna tumba bajo el muro. Era cristiano con las cabezas orientadas hacia el oeste y los pies al este y hay tumbas de niños y adultos", explica Carbonel.

El objetivo fundamental de la intervención era la prolongación de la falla de San Gil que el pasado año se localizó y reparó en el exterior de la iglesia. "Han aparecido la continuación de esta falla ya de pequeñas dimensiones y otras fisuras que se han cosido con grapas de acero galvanizado como si de una gran cremallera se tratara", comenta.

Además, en el interior se han cosido las grietas de los sillares, se han limpiado muros y consolidado capiteles y se han repuesto elementos como las columnillas que habían ido desapareciendo a lo largo del tiempo. Las dovelas de la portada occidental, que se bajaban, se han levantado y el óculo que se había fracturado parece recién colocado.

"Los fisurómetros que dejamos instalados para el control de movimientos no se han movido ni un milímetro", asegura el arquitecto que ha dirigido el proyecto", José Miguel Pinilla. Se pone así fin a los problemas que durante años ha venido sufriendo por los problemas del terreno y que hacían temer su ruina.

Falta reponer el pavimento

El arquitecto técnico precisa que el proyecto ha sido muy especial. Ha requerido de una investigación permanente. El equipo ha descubierto la ubicación de la ventana que no llegó a abrirse en el muro norte o la basa y la jamba de lo que hubiera sido la continuación de la arquería interior.

Queda pendiente reponer el pavimento interior de la iglesia. "Hay alguna propuesta de pavimentar el suelo con cristal. Podría ser como en Quinto con un foso arqueológico con orificios de ventilación", detalla Carbonel.

Lo más urgente ahora es acometer la recogida y canalización de las aguas de lluvia que vierten hacia la iglesia, pero no se puede acometer hasta que no se haga la excavación arqueológica de la explanada que hay delante de la iglesia. Allí se supone la existencia de tumbas y de los restos de edificaciones. De momento una ya salió adosada a la iglesia en la parte del cerramiento occidental al hastial. "El Ayuntamiento está muy sensibilizado con San Gil y también la asociación Banzo Azcón. Desde luego hay mucho cariño por parte de los vecinos", concluye.

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