zaragoza
Nace una nueva plataforma para dignificar las zonas más deprimidas de El Gancho
El colectivo, surgido a través de las redes sociales, aglutina a más de 350 vecinos y prepara movilizaciones para visibilizar los problemas que sufren a diario.

El barrio de El Gancho cuenta desde hace unas semanas con una nueva plataforma vecinal cuyo objetivo es acabar con los problemas de convivencia que sufre la zona. El colectivo, bautizado como ‘Plataforma de Afectados del Gancho de Zaragoza’, ha nacido en las redes sociales y a él se han sumado ya más de 350 residentes.
Pese a que la agrupación comenzó su andadura hace apenas unos días y su presentación oficial no será hasta la semana que viene, sus impulsores ya preparan movilizaciones para exigir soluciones a la administración y poner fin a la acumulación de suciedad en su calles y a los altercados. “Vamos a hablar con asociaciones de comerciantes y de vecinos para que se unan a nosotros. Queremos intentar hacer ruido hasta que de verdad nos hagan caso”, comenta Óscar Villanueva, uno de los creadores del colectivo.
En poco más de un par de semanas se cumplirá un año de la concentración que celebraron los vecinos de la zona frente al edificio del Ayuntamiento de Zaragoza. En ella denunciaron la inseguridad ciudadana y la degradación que sufren sus calles. Sin embargo, a juicio de Villanueva, poco o nada ha cambiado la situación desde entonces. “En general, la cosa no ha ido a mejor. De hecho, en cuanto a limpieza y urbanismo estamos peor” señala.
Los vecinos de la calle Pignatelli y sus adyacentes (José Zamoray, Agustina de Aragón, Mariano Cerezo o Miguel de Ara, entre otras) llevan tiempo denunciando las situaciones que se encuentran casi a diario en sus calles. Desde la acumulación de basura y grandes enseres a las puertas de sus casas a okupaciones, venta de droga y chatarra, altercados y peleas. Ahora, además, les preocupa el estado de varios inmuebles de la zona.
“Tenemos edificios destrozados”, comenta Villanueva. El pasado mes de mayo, uno ubicado en la calle Zamoray sufrió un derrumbamiento parcial y sus ocupantes tuvieron que ser desalojados. El inmueble fue posteriormente demolido. A finales de julio, el consistorio también ordenó el desalojo de un segundo edificio de esa misma calle tras detectar una sima que amenazaba la estructura.
En este sentido, desde el área de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza aseguran que existe “una especial sensibilidad e interés en dignificar la zona de Pignatelli”. Citan como ejemplo la retirada el año pasado de un andamio que llevaba 15 años siendo objeto de las quejas de los vecinos.

Además, recuerdan los esfuerzos realizados por el consistorio cuando ha habido problemas con algún edificio concreto, como en el caso del de Zamoray. “Se ha dejado la fachada en pie y se ha mantenido la primera crujía para no crear un solar y evitar andamios por fuera”, explican.
También existen planes como el Programa de Regeneración y Renovación Urbana (ARRU) que pretenden rehabilitar unas 200 viviendas del Casco Histórico zaragozano en cinco años, dando prioridad a la zona de Pignatelli. Además, se está preparando el Plan Especial de Reforma Interior (PERI) para la revitalización de esta zona. Según han informado fuentes municipales, el plan todavía está en fase de redacción y la idea es que esté listo entre septiembre y octubre.
En cuanto a la acumulación de basura, precisamente el Gobierno de Zaragoza inició hace tan solo unos días la instalación de más de 4.000 carteles informativos. El objetivo de la campaña es concienciar a la población para que cumplan con el horario para sacar la basura y evitar que los depósitos desborden.
Con todo, desde la plataforma creen que este tipo de proyectos, aunque ayudarán, no pondrán fin a los problemas del barrio. “Si nos rehabilitan la zona urbanísticamente pero no socialmente, en un año y medio estaremos otra vez igual”, apuntan.
En este sentido, desde otro de los colectivos del barrio, Calles Dignas, reconocen que el estado de alarma y el confinamiento mitigaron en cierto modo los conflictos en la zona. No obstante, observan de nuevo cómo “se han desencadenado en torno a los edificios okupados de la calle Pignatelli las actividades y actitudes insolidarias e ilícitas”.
La entidad, creada a mediados de 2018, asegura en una nota de prensa ser consciente de que “pertenecer a un barrio que acoge a una gran mayoría de población vulnerable cuyas condiciones de vida están seriamente comprometidas”. Por otro lado, aseguran que “los problemas de salud pública e inseguridad” les están asfixiando. Por ello, aunque ven “tímidos pasos hacia la mejora”, reclaman “medidas profundas de transformación” en el vecindario.