urbanismo

Baldosas que evitan resbalones y absorben la contaminación

Zaragoza ha innovado en los últimos años instalando en algunas calles suelos y pavimentos muy singulares. Hay vida más allá del granito, las losas de hormigón y las baldosas de cuatro pastillas...

Las pruebas de pavimento abujardado en la calle de Santiago.
Las pruebas de pavimento abujardado en la calle de Santiago.
Daniel Marcos/Ayto

El viandante que pase estos días por las calles de Don Jaime y de Santiago percibirá que sus aceras están en obras. No se está sustituyendo el pavimento, pero casi. El Ayuntamiento está probando un sistema para que las baldosas existentes recuperen su porosidad y no sean tan resbaladizas porque, en cuanto caen cuatro gotas, hay calles que parecen pistas de patinaje. “Se trata de rayar el pavimento para que recupere su rugosidad. Es un tratamiento superficial que abujarda la piedra”, explican los técnicos municipales. La intervención, que requiere unos 100.000 euros, comenzó este lunes y cada día está previsto acometer un pequeño tramo de unos 150 metros cuadrados. Al limar la baldosa de piedra arenisca se levanta una pequeña polvareda, pero un máquina barredora va de inmediato en auxilio de los paseantes.

“Es una calle con mucho tránsito y la piedra de las aceras se ha desgastado con los años. Cuando está mojada en días de lluvia o después de su limpieza, el pavimento es muy resbaladizo y son muy frecuentes las caídas”, explica la concejal de Infraestructuras, Patricia Cavero, que trata de dar solución a “una de las principales quejas de los vecinos de la zona”. El pavimento de las aceras de Don Jaime se colocó en 1991 y ya seis años después, en 1997, se realizó un primer tratamiento para recuperar la rugosidad superficial de la piedra. Desde entonces, sin embargo, “no se había vuelto a actuar sobre él y el pavimento resultaba muy resbaladizo después de más de 20 años sin tratamiento”, explican desde el Ayuntamiento.

A pocos metros de estas calles, hace dos años que se hizo una prueba piloto de una nueva fórmula de pavimentación. Esta vez la intervención se llevó a cabo en la calzada de Espoz y Mina y consistió en lo que dieron en llamar un ‘asfaltado adoquinado’. Se fue rellenando con asfalto la calzada y, después, se aplicaba “mediante la impresión en caliente unas plantillas con una trama metálica que daban un aspecto final de adoquinado”. El sistema se ha ido extendido a otras calles reconvertidas en peatonales, dado que el adoquín parece en vías de extinción en la ciudad debido a su pasión por el baile y su alto coste de mantenimiento.

Imagen de archivo de los trabajos para dotar a Espoz y Mina de asfalto adoquinado.
Imagen de archivo de los trabajos para dotar a Espoz y Mina de asfalto adoquinado.
Guillermo Mestre

Dado que la capital aragonesa cuenta con la friolera de 4.8000.000 metros cuadrados de aceras, hay espacio suficiente para hacer pequeñas pruebas, si bien el embaldosado trata de mantenerse dentro de una cierta uniformidad estética. Quizá el experimento más arriesgado sea el que se sigue llevando a cabo en la calle de Martín Ruiz Anglada, en la ribera del Huerva, donde se colocaron hace dos años baldosas fotocatalíticas, esto es, un pavimento capaz de reducir la contaminación y mejorar la calidad del aire. Según explican desde el área de Medio Ambiente, gracias a los nuevos materiales estas baldosas absorben óxidos nitrosos y otros contaminantes, lo que resulta efectivo en la lucha contra la polución. En otras localidades aragonesas como Caspe o Binéfar también se han llevado a cabo pruebas con estos elementos.

“Son baldosas en las que se da una reacción química, que permite descomponer lo contaminante y transformarlo en sustancias biodegradables. Para eso se necesitan tres elementos: un fotocatalizador (dióxido de titanio), oxígeno y luz, que facilita la reacción", cuentan en la Asociación Ibérica de Fotocatálisis, donde explican que este tipo de materiales también pueden aplicarse a asfaltos, fachadas o pinturas. Aunque los datos difieren en función de los ensayos de laboratorio y de las pruebas reales, se calcula que esta tecnología puede liberar a una calle del 20% de la contaminación procedente del tráfico.

El travertino de la Seo

En su momento, allá a principios de los años 90, fue una controvertidísima y total innovación dotar a la plaza de la Seo de un embaldosado que no se había visto nunca: losas de mármol travertino traídas especialmente desde Italia. Combinaban regular con la piedra de Calatorao que luce la plaza de San Bruno, pero el mármol parecía una buena opción para la zona noble de la ciudad. Las cuitas surgieron por su alto coste y por los problemas de impermeabilización de la zona, que obligaron a hacer continuas reparaciones. De hecho, la bandeja del templo suele estar encharcada por los ineficaces sistemas de desagües de la plaza y muchos vecinos solo cruzan esta zona si no tienen más remedio.

El reloj solar del parque de Oriente tendrá un embaldosado que forme dibujos.
El reloj solar del parque de Oriente tendrá un embaldosado que forme dibujos.
Ayto. Zaragoza

Harina de otro costal es cuando los arquitectos y urbanistas deciden dibujar con las losas y pavimentos y hacer diseños especiales que, en ocasiones, como sucede en la plaza de Europa solo se aprecian a vista de pájaro. Algo parecido sucederá también en los próximos meses en el famoso reloj solar del parque de Oriente. En mayo se anunció que se van a pavimentar unos 2.000 metros cuadrados de superficie que aún estaban ‘asalvajados’ y este arreglo tendrá una intención añadida. “El pavimento de la plaza recreará, vista desde la altura, una gran estrella cardinal”, explican los responsables del proyecto, que incluirá también, incrustada en acero inoxidable, una representación de la constelación de la Osa Menor en su proyección exacta.

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