coronavirus

Equipos rosa, verde, azul... la colorida idea de una residencia para prevenir contagios

El centro Entre Álamos de Garrapinillos, cuyas trabajadoras se confinaron al principio de la pandemia, pone en marcha otra iniciativa pionera.

Camisetas de colores en las residencias de ancianos
Camisetas de colores en la residencia Entre Álamos, en Garrapinillos.
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A unos mayores les gusta jugar al guiñote. Otros prefieren conversar en grupo sobre la actualidad o recordar tiempos mejores. También los hay que disfrutan observando la naturaleza. Porque en la tercera edad, igual que en el resto de las etapas de la vida, las personas tienen unos gustos marcados. Unas inclinaciones que les llevan a forjar amistades que, en las residencias, marcan quiénes serán los compañeros más habituales a la hora de comer o de realizar talleres y actividades.

Así ocurre en el centro Los Álamos de Garrapinillos, donde las trabajadoras del centro le han dado una vuelta de tuerca a esta dinámica natural para utilizarla como escudo ante un eventual contagio por coronavirus. Así pues, a cada uno de los grupos habituales de compañeros se les ha asignado un color: naranja, azul marino, verde, rosa… Intentando promover las interacciones entre los de un mismo tono y extremando las precauciones cuando ‘un naranja’ quiera charlar con un ‘verde’.

“De este modo, podemos visualizar continuamente que las distancias de seguridad se guardan, al menos entre los diferentes grupos. Por supuesto pueden seguir hablando entre ellos libremente, no hay limitaciones, pero si vemos que alguien de un color se acerca a otro, les ayudamos a mantener esos dos metros de espacio tan necesarios”, cuenta Macu Morlanes, directora de la residencia zaragozana, quien opina que “de este modo, en el caso de que uno de nuestros residentes se contagiase, sería mucho más rápido y sencillo el rastreo de sus contactos”.

La puesta en marcha de esta iniciativa facilita, además, el trabajo de los distintos profesionales que acuden cada día a trabajar al centro. “Es más sencillo para todos. La terapeuta, al llegar, ya los tiene agrupados y preparados, por ejemplo”, explica Macu, quien “con todo el cariño del mundo” compara esta división en equipos con las típicas de los campamentos de verano.

Y los mayores, ¿qué opinan? ¿Y sus familias? “Lo han aceptado y entendido muy bien. La mayoría son plenamente conscientes de la situación excepcional que atravesamos. Saben que todos tenemos que poner un extra de nuestra parte. Además, están respetando las distancias muy bien. Los grupos los definimos según sus afinidades personales, por cómo se sientan siempre, lo que facilita todo. Para las familias es un extra de tranquilidad, nos han apoyado en esta decisión”, afirma la responsable de la residencia, que anima a otras residencias a aplicar esta sencilla y colorida táctica.

Morlanes reconoce que están viviendo con cierta desazón este repunte en los casos de coronavirus: “Mentiría si dijese que no tenemos miedo. Por eso tomamos todas las precauciones posibles y estamos constantemente reuniéndonos para pensar cómo podemos mejorar las condiciones higiénico-sanitarias de nuestros abuelos. Al final de cada jornada, cuando todos están en la cama sanos, decimos aliviadas '¡Otro día que hemos vencido!'”.

Confinadas al inicio de la pandemia

Esta iniciativa de las trabajadoras de Entre Álamos no es la primera en la que son pioneras. Ya durante las primeras semanas de la pandemia del covid-19, cuando aún se sabía menos sobre el virus que ahora y la cuarentena todavía no era obligatoria para el común de los españoles, decidieron en asamblea hacer un esfuerzo personal especial y confinarse con los internos. Aunque en estos momentos han vuelto a hacer vida normal, siguen extremando las precauciones a la hora de entrar y salir para procurar no introducir al 'bicho' en el centro residencial, que por ahora -y esperemos que sea así siempre- se libra de él.

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