hostelería

"Empezamos la semana fenomenal, pero desde el jueves ha sido una debacle total"

Santiago Santamaría, propietario de la taberna El Sardi de Zaragoza, dice que el negocio ha caído un 60% desde que se aconsejó el confinamiento voluntario de la población.

Santiago Santamaría, propietario de la taberna El Sardi.
Santiago Santamaría, propietario de la taberna El Sardi.
Guillermo Mestre

El efecto fue inmediato. “Comenzamos la semana fenomenal, pero desde que el jueves hicieron la recomendación del confinamiento, ha sido una debacle total”. Santiago Santamaría, propietario de la taberna El Sardi (en la calle Dato de Zaragoza), apunta que desde que el Gobierno de Aragón pidió a los zaragozanos que limitaran sus movimientos, el trabajo se ha desplomado “un 60%”.

“Cuando vimos las declaraciones en la televisión, sabíamos que esto podía pasar. Cuando haces una recomendación como esa se crea alarma y la consecuencia es que les obligas a quedarse en casa”, explica Santamaría. Así, el teléfono dejó de sonar para reservar mesas y las llamadas que entraban eran para cancelar las que había. “Ojalá esto solo dure una semana, porque si no va a ser terrible”, dice.

El poco trabajo que ha quedado para este fin de semana son comidas o cenas de parejas, ya que “se han cancelado las de grupos de amigos”. “Estar con tu pareja te da seguridad, pero quedar con otra gente que no sabes dónde ha estado ya es más complicado”, explica el propietario de El Sardi.

Esta taberna, como todos los negocios de este tipo, tuvo que cerrar durante el estado de alarma, y reabrió sus puertas el 25 de mayo. Esas primeras semanas “la respuesta de los clientes fue muy buena”. A pesar de las restricciones -decidió mantener los aforos de la fase 2 incluso cuando se pasó a la fase 3- había un buen ritmo de trabajo. Sin embargo, ahora ha llegado un nuevo frenazo.

Con todo, este hostelero confía en que el “desastre” en el que se ha convertido este fin de semana no pase a ser un cierre total. “El miedo que tenemos es que nos vuelvan a obligar a cerrar, porque no hay negocio que aguante eso”, advierte. En cualquier caso, confía en que la situación actual pase pronto, ya que se da la circunstancia de que, con el negocio abierto pero sin apenas clientes, tiene trabajando “a toda la plantilla” pero con “un 40% del trabajo”.

No obstante, la caída en picado de las reservas se ha visto compensada (solo en parte) por un pequeño repunte en los envíos de comida a domicilio, una práctica que empezó a aplicar tras la reapertura y que ha mantenido. Este fin de semana, con la recomendación de quedarse en casa, ha vuelto a tener algo más de demanda, cosa que “es buena para el negocio”, pero que “no compensa” las pérdidas de las cancelaciones.

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