Tribunales

Agresión en Zaragoza: “No perdí el ojo, pero me han operado cuatro veces y ahora veo doble"

La víctima de una violenta agresión registrada en la Nochevieja de 2016 en un bar de Zaragoza relata cómo un "banquetazo" cambió para siempre su vida. El acusado se enfrenta a una pena de hasta 9 años de cárcel. 

El acusado durante su declaración ayer en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado durante su declaración ayer en la Audiencia de Zaragoza.
José Miguel Marco

La violenta agresión de la que fue víctima en un bar de Zaragoza en la Nochevieja de 2016 ha marcado para siempre la vida de Salvador L., de 46 años, al que una fractura de pómulo provocó una diplopía que le hace ver doble. Desde entonces, este hombre se ha sometido a cuatro intervenciones quirúrgicas, pero sigue sin poder enfocar bien y han tenido que darle la incapacidad laboral absoluta. De hecho, no podrá volver a ejercer la profesión de transportista. Como consecuencia de estos hechos sufre también un trastorno de estrés postraumático que condiciona seriamente su día a día.

Cuando denunció la agresión, Salvador L. explicó que le golpearon con una banqueta y una de las patas le impactó directamente en el ojo izquierdo. No conocía de nada a su atacante, por lo que en un primer momento fue incapaz de ayudar a la Policía a identificarlo. Pasado un tiempo, cuando le ensañaron las fotos de varios sospechosos en comisaría, la víctima señaló a David G. G. "sin ningún género de dudas". Y lo mismo hizo durante la rueda de reconocimiento que se organizó después. "Estoy seguro de que fue él, su mirada no se me olvida", volvió a repetir este lunes durante el juicio que se celebró en la Audiencia de Zaragoza.

La agresión se produjo en torno a las cuatro de la madrugada en el pub Marlene, ubicado en la calle de Demetrio Galán Bergua del barrio de Las Delicias. Y aunque para la Fiscalía y la acusación particular la autoría está clara –la primera pide ocho años de prisión, mientras que la segunda aumenta la pena a nueve–, la defensa insiste en que no hay más pruebas contra su cliente que el relato del denunciante. "Y como ha quedado claro durante esta vista, tanto él como la persona que lo acompañaba estaban completamente borrachos", alegó la letrada María Pilar Alda, que pide la absolución para su cliente.

Cuando fue interrogado por la fiscal, el acusado reconoció que aquella madrugada acudió al establecimiento con una amiga, pero negó tajantemente que agrediera con una banqueta a Salvador L. "Yo no presencié ningún altercado ni pelea. Tampoco vi a ningún hombre ensangrentado en el suelo", aseguró. "Lo que yo vi fue a un señor muy bebido que iba por el bar robando las cervezas y los cubatas a los clientes –añadió– .A nosotros se nos acercó un par de veces y lo único que hice fue pedirle que se marchara".

La mujer que acompañaba al acusado ratificó después su versión. Lo mismo hizo la dueña y camarera del pub Marlene, quien recordó al tribunal que la víctima llegó a su local con otro hombre que también iba bastante borracho. "Se estaba metiendo con los clientes y tuve que echarlo. El denunciante salió con él a la calle, pero regresó después al bar", indicó. Según esta, Salvador L. mantuvo entonces un enfrentamiento con un grupo de "seis o siete dominicanos". Y cuando estos abandonaron el establecimiento, parece que el denunciante salió de nuevo a la calle tras ellos. "Cuando regresó llevaba la cara ensangrentada. Se cayó en el suelo y supongo que tropezó con las banquetas", declaró la testigo.

Una lluvia de golpes

La víctima admitió que aquella noche había bebido, pero negó que fuera borracho. En cuanto a la refriega con los latinos, dijo que estaba hablando con ellos en el interior del local cuando "sin saber cómo ni por qué", acabó en la calle "recibiendo golpes por todas partes". Eso sí, dijo tener muy claro que no fueron ellos quienes le pegaron el banquetazo. "Yo regresaba al bar a por mi chaqueta cuando un hombre que era español me golpeó en el ojo. Pensé que me explotaba", declaró. “No perdí el ojo -apuntó-, pero me han operado cuatro veces y sigo viendo doble".

Para la Fiscalía y la acusación particular, a cargo de la letrada Lourdes Barón, el "persistente y coherente" testimonio de la víctima debería ser suficiente para condenar a David G. G. como autor de las "gravísimas lesiones". Además, ambas recordaron que el acusado ya fue juzgado y condenado por atacar a otra persona de la misma forma en 2007. "Me arrepiento muchísimo de aquello, pero les aseguro que a este hombre yo no le puse la mano encima", dijo el presunto agresor. Su abogada, convencida de que los verdaderos autores de la agresión fueron los dominicanos, reprochó a la Policía que no hiciera "la más mínima gestión" para tratar de identificarlos.

Además de la pena de prisión, las acusaciones piden que se condene al encausado al pago de una indemnización de entre 67.000 y 180.000 euros por las lesiones y secuelas que sufrió la víctima.

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