economía

Insólita calma en las oficinas del SEPE en Zaragoza

A pesar de la avalancha de los ERTE, la reapertura de las oficinas del Servicio Público de Empleo de la capital aragonesa no ha generado filas porque solo se atiende con cita previa. Eso sí, en algunos centros no hay huecos libres hasta dentro de cinco semanas.

Los distintivos del SEPE de la calle de Santander, en Zaragoza.
Los distintivos del SEPE de la calle de Santander, en Zaragoza.
Heraldo

El frenético ritmo de trabajo al que ha obligado a la avalancha de expedientes de regulación temporal de empleo pendientes de los últimos meses contrastaba esta mañana con una insólita calma en las oficinas del servicio público de empleo (SEPE). Ni filas a la entrada, ni usuarios ávidos de información y tan solo unos pocas personas en su interior, a pesar de que estos espacios de atención al público han vuelto a abrir sus puerta esta semana.

Había cierto temor en la reapertura por el caótico trámite de los de los muchos ERTE, pero ayer las oficinas del Inaem de Doctor Cerrada o la calle de Santander eran una balsa de aceite. El motivo es que solo se atiende con cita previa y que muchos usuarios que la habían obtenido ni siquiera hicieron uso de ella.

En algunos centros acudió menos del 20% de la gente que tenía cita previa. Esto puede deberse a que algunas personas ya estaban trabajando y a que hay mucha desinformación sobre la apertura de las oficinas”, explican desde el sindicato CSIF, cuyos representantes el lunes, el primer día de reapertura, visitaron varios centros y pudieron constatar que “fue un día muy tranquilo”.

Aunque los funcionarios esperaban una avalancha de usuarios, esta no se produjo. De hecho, el personal de seguridad se asomaba a la calle, volvía a la oficina y recolocaba los botes de gel hidroalcóholico sobre una mesita en el recibidor. Dentro, solo se atiende de uno en uno y han de guardarse los consabidos dos metros de distancia.

Lo que sí está repleto de carteles son las lunas que hacen de fachada a estos centros, en donde cuelgan una docena de carteles advirtiendo de que durante la crisis sanitaria no hace falta sellar la cartilla del paro (es automático) o que cualquier duda sobre el SEPE se atenderá en un correo electrónico. Figuran teléfonos para consultas sobre prestaciones y páginas webs, que “son indescifrables”, se queja Germán Lou, que lleva dos meses sin cobrar e, incluso, duda de que su empresa haya hecho bien los trámites. En la página del Ministerio, por cierto, sigue poniendo que las oficinas están cerradas al público. “Vamos tirando de los ahorros, pero no son infinitos: esta situación no puede prolongarse mucho”, explica el joven, que no ha podido hacer las gestiones que pretendía ‘online’. “Solicitan cantidad de documentos y datos de filiación que yo no tengo. Como no sé dónde mirarlos, he venido presencialmente, pero no atienden sin cita. La más temprana, ahora, me la dan para el 15 de julio”, lamenta. “Hay mucho descontrol con lo que se cobra y lo que no. A mí me dicen que hasta el próximo 10 de julio no hay nueva fecha de pago, pero llevo un mes en blanco porque en junio el SEPE no me ingresó nada”, se queja su compañera.

Por estos desfases, desde CSIF piden responsabilidad a los usuarios e invitan al que no pueda acudir a anular la cita previa para poder atender a otras personas, pues tienen constancia de que en algunas oficinas aragonesas se están dando citas para agosto.

Los sindicatos calculan que cada funcionario tramita una media de cien ERTE al día

Aunque en su momento los empleados del SEPE reconocieron cierto miedo a reincorporarse presencialmente ante algunas amenazas recibidas a través de las redes sociales, que generaron una denuncia en Madrid, a la puertas de las oficinas los funcionarios no transmiten esa preocupación. Sí hablan de “tensión” por la sobrecarga de trabajo, dado que se calcula que su quehacer cotidiano ha aumentado un 600% en Zaragoza desde que se inició el estado de alarma, que obligó a los empleados a seguir trabajando desde casa. En muchos casos, además, en jornadas maratonianas (cada funcionario está tramitando una media de cien ERTE al día) y, según denuncian los sindicatos, el trabajador tiene que poner su ordenador y su wifi.

Javier Nsue, a las puertas de la oficina de la calle de Santander, explica que es mozo de almacén y que "desde la pandemia se ha hecho mucho más complicado encontrar trabajo". Lleva seis meses desempleado, las prestaciones se le agotan y vive, prácticamente, de la caridad del amigo con el que comparte piso. “Vengo buscando ofertas de empleo, pero también quiero preguntar si hay alguna ayuda que pueda solicitar”, dice.

La apertura al público ha sido de momento tranquila, a excepción de un pequeño incidente vivido la semana pasada en la oficina del Inaem de Ranillas, donde varias personas se quejaron de que no se les atendiera sin cita previa. El CSIF critica la falta de personal y el elevado número de interinos, que supera el 20%, así como “la improvisación y la lamentable gestión que se ha hecho durante toda la crisis sanitaria. Faltan medios técnicos e informáticos para los trabajadores, que han estado trabajando todos los días desde su casa. Los trabajadores del SEPE han trabajado durante el confinamiento desde sus casas, con sus propios medios, haciendo horas extras que ahora no se les reconoce”, afirma Paco Domínguez, responsable del sector de Administración General del Estado de CSIF Aragón.

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