Prisiones donde quedó encarcelada parte de la historia de Zaragoza

El palacio de la Aljafería, el de los duques de Villahermosa o la cárcel de Torrero son lugares que han servido de prisión a lo largo de los siglos en la capital aragonesa.

Imagen de archivo de una celda.
Imagen de archivo de una celda.
Pixabay

Hurtos, estafas, engaños, disparos o lesiones, entre otras muchas razones, han llevado a los ciudadanos a vivir entre rejas a lo largo de la historia. Lugares húmedos, fríos, con poca luz o de reducidas dimensiones es como se han definido y representado las celdas de siglos pasados. Las mazmorras han sido lugar de castigo y, en algunos casos, los últimos lechos para los reos antes de ser ejecutados. Los muros de algunos edificios de Zaragoza fueron la línea que separaba la reclusión de la libertad, mientras que ahora son colegios o sedes de instituciones oficiales.

Al otro lado de esas paredes, estas cárceles generaban cierto debate. "En el siglo XIX se evidencia una preocupación por la distribución interna de estos centros penales, por su salubridad y seguridad, y por disponer de un edificio expresamente para su fin, emplazado en las afueras de la ciudad", determina Mónica Vázquez en un artículo de la Institución Fernando el Católico, de la Diputación de Zaragoza.

Algunas de las cárceles de Zaragoza

RECURSOS. LA ALJAFERIA / 24-10-2017 / FOTO: GUILLERMO MESTRE [[[FOTOGRAFOS]]] [[[HA ARCHIVO]]]

Palacio de la Aljafería

El verde foso, la elegancia de los patios o la belleza de los elementos ornamentales que decoran cada techumbre o ventana no son sinónimo de la soledad, austeridad y frialdad que transmiten las celdas del palacio de la Aljafería. En un rincón de la fortaleza, en la torre del Trovador, se descubre parte del legado de reclusión de este edificio: los grafitis que hace siglos marcaron los presos en las paredes. Según el libro 'Entre la pluma y la pared', de Antonio Castillo Gómez, podrían datar de entre el siglo XVI y el XIX. Hay fuentes que apuntan que pudo haber hasta 200 reclusos. 

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En la calle de Predicadores de la capital aragonesa se emplazaba el antiguo palacio de los duques de Villahermosa. Del edificio primitivo solo queda la fachada, considerada plenamente barroca urbana

Cárcel de Predicadores

En el palacio de los duques de Villahermosa se tiene constancia de que hubo una cárcel desde el siglo XVIII, tal y como defiende el Sistema de Información de Patrimonio Cultural de Aragón (Sipca). "En 1759 el edificio fue cedido al Tribunal de la Inquisición hasta 1820", determina el Sipca. El nombre de Predicadores lo adquiere de la vía en la que se encuentra. Esta cárcel tenía capacidad para acoger a 140 reclusos, sin embargo, con el paso del tiempo se quedó pequeña. Finalmente, en 1928 los internos fueron trasladados a la prisión de Torrero. Tras la Guerra Civil creció el número de presos, lo que conviertió a estas dependencias en la cárcel femenina, siendo prisión para más de 500 mujeres y medio centenar de niños. La historia de este edificio como cárcel terminó en 1955, cuando el entonces alcalde, Luis Gómez Laguna, recibió las llaves de la misma. 

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El pasaje del Ciclón, a la espera de su revitalización definitiva

Palacio de Torrellas

Bajo la plaza del Pilar, en el subsuelo se encuentran los restos del antiguo palacio de Torrellas. Al parecer, en las mazmorras de este desaparecido edificio, donde ahora se encuentra el pasaje del Ciclón, estuvo Juan de Lanuza antes de ser ajusticiado.

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El pretil de San Lázaro es un BIC que se ubica en la margen izquierda del Ebro, junto al Puente de Piedra de Zaragoza. Se levantó en el siglo XVIII, aunque una importante reforma en 1910 le dio su actual apariencia.

Convento de San Lázaro

Durante un breve periodo de tiempo, en el antiguo convento de San Lázaro estuvieron residiendo algunos presos de la ciudad. Vázquez Astorga cuenta en el mencionado artículo que durante un par de meses a los reos se les proporcionaron cadenas de hierro para trabajar en la reparación del cercano puente de Piedra

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Recreación de cómo quedará la zona tras la remodelación

Plaza del Mercado

Junto al actual Mercado Central se encontraba la puerta de Toledo, uno de los accesos a la ciudad. En ese mismo lugar se apunta que se situaban las cárceles de Corte y de la Ciudad, no muy lejos de donde se supone que se encontraba el patíbulo. 

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Vecinos de Torrero esperan que los okupas abran la cárcel.

Cárcel de Torrero

En el barrio de Torrero se descubre la última cárcel que estuvo en el centro urbano. Fue proyectada en 1926 como la "nueva cárcel", según se detalla en la ficha histórica del edificio. Al principio tuvo una capacidad para 300 presos de ambos sexos. Ladrillo visto, fachada simétrica o elementos heredados de la estética medieval son algunos de los aspectos que le aportan singularidad. En esta prisión han acontecido momentos de tensión, como el motín que se desarrolló en enero de 1978. En 2005, tras 79 años de actividad, fue sustituida por el Centro Penitenciario de Zuera

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A las anteriores prisiones se suman otras, como la San José, de la que se tienen pocos datos. También proyectos de cárceles, como la que se planteó levantar en la actual calle de Madre Rafols, pero fue incompatible por las instalaciones. Algo similar a lo que ocurrió en la plaza de San Pedro Nolasco, donde parece que también fue inviable por motivos de salubridad.

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