La pandemia dispara los casos de pobreza en Zaragoza y multiplica las peticiones de comida

El Ayuntamiento destina 2,7 millones de euros a ayudas de urgente necesidad, que crecen un 203%. El Banco de Alimentos reparte a 60 entidades y alrededor de 6.000 personas más que el año pasado.

REPARTO DE ALIMENTOS EN EL REFUGIO / 08-05-2020 / FOTO: LAURA URANGA [[[FOTOGRAFOS]]]
Unas 80 familias acuden cada semana al Refugio para recoger 15 kilos de alimentos.
Laura Uranga

La crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus ya está mostrando, como suele ocurrir en estos casos, su peor cara ante los sectores más vulnerables de la sociedad. Prueba de ello es que las solicitudes de ayudas de urgente necesidad que ha recibido el Ayuntamiento de Zaragoza desde que comenzó el estado de alarma se han disparado un 203,07% con respecto al mismo periodo del año pasado. Además, las asociaciones que se encargan de colaborar con los más necesitados, como el Banco de Alimentos, Cáritas Diocesana, la Parroquia del Carmen o la Hermandad del Refugio, también llevan varias semanas notando cómo se multiplica su trabajo.

El Banco de Alimentos se ocupa de repartir comida entre entidades de toda la provincia que, a su vez, se la hacen llegar a aquellos que la necesitan. Su presidente, José Ignacio Alfaro, asegura que la paralización de la actividad económica trajo consigo un incremento más que notable de las solicitudes. Actualmente, están repartiendo productos entre 200 organizaciones que atienden a unas 26.000 personas, un 36% más que en 2019, cuando 6.000 personas menos lo necesitaban. También en el comedor de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen –que funciona todavía con recogida en táperes– ha aumentado en casi un 53% el número de usuarios, al pasar de 170 personas a 260; y la Hermandad del Refugio está repartiendo un 90% más de alimentos que antes de la covid-19.

En Cáritas, se están atendiendo a alrededor de 1.000 nuevas personas cada semana. Según explica el director de la entidad, Carlos Gómez, al comienzo de la epidemia, la mayoría eran solicitudes de alimentos, pero ahora también se está produciendo un fuerte incremento de las personas que piden ayuda para hacer frente a los gastos del alquiler. Sobre todo, Gómez destaca el cambio en el perfil de los solicitantes: «Son gente que en circunstancias normales jamás se habrían visto obligados a recurrir a nosotros, están pasando mucha angustia porque no se lo podían ni imaginar».

Detrás de estas cifras se esconden personas que están sufriendo directamente los primeros efectos de la crisis económica, y que –y en esto coinciden desde las entidades– en muchos casos es la primera vez que se han visto obligados a recurrir a la caridad de otros para sobrevivir. En el Ayuntamiento de Zaragoza también se ha notado esta situación, con un incremento del 203% de las solicitudes de ayudas de urgente necesidad.

En total, se han destinado 2.747.485 euros a la concesión de las ayudas frente a los 858.135 de 2019. En concreto, del 16 de marzo al 14 de mayo se han recibido 12.141 solicitudes, de las que se han concedido 11.888. El año pasado fueron 3.752 y se aprobaron 4.006. En este sentido, el concejal de Acción Social, Ángel Lorén, destaca la «eficacia» del número 900 101 194, que se habilitó al inicio de la pandemia para llevar a cabo estas gestiones. El servicio sigue disponible y es atendido por profesionales de forma gratuita las 24 horas, todos los días de la semana. Según considera Lorén, se ha convertido en una «herramienta imprescindible» que tendrá continuidad.

«Los trabajadores han dado el do de pecho y el Ayuntamiento ha podido atender a todos los zaragozanos que lo han solicitado con una eficacia admirable», explica el edil, que incide, asimismo, en la rapidez con la que se han llevado a cabo las gestiones. Las ayudas se están tramitando en un plazo de entre uno y tres días, cuando anteriormente eran 13 o 15. Para Lorén, el drástico incremento de las peticiones sirve para anticipar que en el futuro habrá que hacer frente a «una situación muy delicada».

"No podemos dejar que nadie se quede sin comer"

Cada vez son más las familias zaragozanas que tienen dificultades para cubrir una necesidad tan vital como comer de forma saludable y suficiente. La crisis sanitaria del coronavirus y las consecuencias económicas derivadas del estado de alarma y el periodo de confinamiento han tenido efectos rápidos, notables y directos en muchos sectores de la sociedad y queda claro que lo que vendrá después tampoco será nada fácil. Por ello, las asociaciones solidarias de Zaragoza están multiplicando sus esfuerzos para atender las necesidades básicas de aquellos a quienes la situación está golpeando con más fiereza.

En la Hermandad del Refugio se está repartiendo aproximadamente un 90% más de alimentos que antes de la epidemia. Normalmente atendían a unas 100 familias cada dos semanas y ahora, a alrededor de 190. El perfil de los beneficiarios también ha cambiado pues, según explica el gerente del Refugio, Ernesto Millán, muchos son personas que se han visto afectadas por un ERTE y todavía no han cobrado la prestación por desempleo. «Muchas familias viven al día, pero esperamos que sea una cuestión puntual y puedan pronto volver a tener ingresos», dice.

Asimismo, Millán observa algunas diferencias entre esta crisis y la de 2008. Entonces, quienes solicitaban alimentos eran sobre todo personas inmigrantes, especialmente al principio, y ahora muchos son españoles y de todas las edades.

Durante este tiempo se han aceptado todas las solicitudes y con la entrada a la fase 1 se incorporó la trabajadora social para evaluar las peticiones. El reparto se lleva a cabo de lunes a viernes y la regularidad con la que acuden las familias depende del número de miembros, desde una vez al mes si son una o dos personas, a una vez por semana si son cinco o más. Las familias acuden con cita previa para recoger 15 kilos de alimentos –tanto perecederos como frescos–, aunque se ha llegado a recibir a personas nuevas sin hora. En este sentido, Millán insiste en la necesidad de atender a todo el que lo pida de forma inmediata. «No podemos dejar que un niño, ni nadie, se quede sin comer porque falta un papel», incide. El proceso se hace siguiendo los protocolos de seguridad, con distancias, gel hidroalcohólico, guantes y mascarillas. «Si llegan sin ellas les damos una para cada miembro de la familia», explica Millán.

Sergio Gracia, que trabaja desde hace 14 años en el Refugio, es uno de los empleados que colabora tanto en el reparto como en la recogida de alimentos (las donaciones también han repuntado con el confinamiento) y coincide en que en estos tiempos de crisis una labor como la suya se torna, si cabe, más importante que nunca. Gracia explica que su «gratificación es doble» y va más allá de un sueldo, porque ver cuánto lo agradecen los usuarios es «muy emocionante»: «No tienes en cuenta el valor de cosas como poder abrir una bolsa de patatas cuando quieras hasta que lo ves aquí».

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