atrapados en el extranjero

El zaragozano atrapado por coronavirus en Colombia: "¡Hacía tiempo que no me alegraba tanto de llegar a Delicias!"

El avión en el que viajaba ha aterrizado esta madrugada en Madrid-Barajas con centenares de repatriados. Lezcano inicia ahora 14 días de aislamiento para prevenir contagios.

Después de un largo viaje para salir de Colombia, el zaragozano Ricardo Lezcano ha llegado este domingo por la mañana a su ciudad. Ataviado con mascarilla y bien abastecido de gel desinfectante y guantes que compró en Medellín, antes de partir, se muestra "muy contento" de estar por fin en casa, aunque la imagen de la Estación de Delicias que se lleva consigo es muy distinta a la que todos recordamos. Este domingo, en los andenes, no hay saludos ni abrazos de bienvenida. Los protocolos siguen siendo estrictos para prevenir contagios. "La estación está desértica... Nos hemos bajado en esta parada tres personas. Y nadie tenía un saludo de vuelta. Había seis o siete taxis y eso ha sido todo. Lo habitual es que vengan mis hijos a esperarme y se hace raro. Pero como ya lo sabía, no hay problema", dice resignado a esta situación "extraña" que ha provocado la pandemia

El zaragozano Ricardo Lezcano viajó a Colombia hace un mes y medio, poco antes de que comenzara el estado de alarma. Tenía que resolver unas gestiones que tenía pendientes en el país antes de comenzar su nuevo trabajo en España. Al llegar, nunca imaginó que se quedaría varado tanto tiempo. Tenía un vuelo de vuelta el pasado mes de abril que le fue cancelado. Y este domingo ha podido regresar a casa junto a 350 españoles repatriados por la embajada en un vuelo operado por Iberia que ha aterrizado en Madrid en torno a las 7 de la madrugada.

"El viaje ha sido un palizón -32 horas de viaje para llegar a España-. Pero la alegría y la tranquilidad una vez aquí es inmensa", subraya. 

Lezcano comenzó su viaje de regreso este viernes por la tarde, cuando se dispuso a salir de Medellín en un autocar que tardó diez horas en llegar a Bogotá, la capital colombiana. "Era la única forma que teníamos de salir y solamente ese viaje ya es largo", comenta. El trayecto ha dado, sin embargo, para entablar conversación y amistad con otros españoles en su misma situación, como un ciudadano de Toledo y otro de Ibiza que estuvieron también en Medellín atrapados. "Diez horas dan para mucho... Y gusta ponerte cara en un viaje así de largo, tan lejos de tu país... Calculo que del grupo de chat en el que estaba, con 135 personas, al menos 90 viajamos en el avión. En el viaje la gente ha sido muy solidaria con otras personas y si alguien tenía hambre o le faltaba algo, nos apoyábamos entre nosotros. Al fin y al cabo, todos hemos sufrido lo mismo hasta tener el salvoconducto. A mí me llegó la confirmación a las 9.30 del día en el que viajé, con seis horas de antelación al vuelo. La incertidumbre era tremenda", recuerda. 

Al llegar al aeropuerto de Bogotá, Lezcano reconoce que la espera también fue dura tras un viaje de diez horas en autocar, donde no hubo ni posibilidad de comprar agua o comida antes de subir al avión. "Tuvimos que esperar hasta que nos hicieron los controles del Ministerio de Salud, y la verdad fue un desastre. Nos juntamos más de 300 personas con niños y todo. A los que traíamos agua de fuera nos hacían tirarla igual y eso fue un caos para las familias", apostilla.

Aunque reconoce que hubo controles de temperatura y siguieron todas las medidas de higiene básica y protección individual antes de embarcar, Lezcano asegura que una vez en el avión estas no se cumplieron. "El vuelo vino repleto, ni un asiento libre. Con lo cual, las medidas de seguridad del metro y pico de distancia entre pasajeros no se respetaron", sentencia. 

"Ahora lo más importante es que sigan saliendo vuelos para los que se han quedado en tierra"

Aunque han sido más de 300 los españoles repatriados en este vuelo que salió de Bogotá este sábado, en la embajada española, con la que han estado estos días en contacto, este zaragozano asegura que todavía había mucha gente agolpada por la incertidumbre.

"Yo les pregunté si eran capaces de organizar que al menos hubiera agua para los 350 españoles repatriados, pero me dijeron que en el aeropuerto no tenían jurisdicción. Pero no es jurisdicción, es humanidad. Ahora lo más importante es que sigan saliendo vuelos para aquellos que se han quedado en tierra. Iberia me dijo que tenían otros 350 en lista", explica.

Su llegada a Madrid-Barajas y el AVE en Atocha

Una vez en Madrid, las demoras que provoca la pandemia también han alargado su regreso a la capital aragonesa, con la consiguiente reducción de líneas de transporte y conexiones para llegar a Zaragoza. Todavía sorprendido, relata que al bajar del avión no pasaron ningún "control de nada al llegar al aeropuerto" de Barajas: "ni siquiera de temperatura", señala. Algo mejor fue la situación en el AVE, donde sí se mantuvieron las distancias de seguridad en sus vagones y obligaban a ir dos personas por cada dos filas (con un asiento de separación en medio).

"¡Hacía mucho que no me alegraba tanto de llegar a la Estación de Delicias!"

"Como también los trenes están reducidos, he tenido que esperar otras tres horas en Atocha, pero hacía mucho que no me alegraba tanto de llegar a la Estación de Delicias... Ahora ya, viéndolo desde aquí, es otra historia. La tranquilidad es absoluta", confiesa.

De nuevo en su ciudad, y mientras deshace las maletas de este largo viaje, Lezcano inicia ahora en su piso 14 días de aislamiento para prevenir contagios. Lo hace por cuenta propia, pues asegura que nadie les ha indicado cómo hacerlo al aterrizar. "En el aeropuerto no me dijeron nada, pero lo voy a hacer igual porque cuando llegué a Colombia también me hicieron estar dos semanas en aislamiento", destaca. 

A pesar de lo complicado de este viaje, una vez en casa, Lezcano confiesa que siente "mucha alegría" de estar de vuelta. Las gestiones han dado sus frutos y el próximo martes empezará a trabajar para una empres aragonesa que se dedica a las exportaciones. "Ahora tengo dos días para descansar y organizarme. Compraré todo por internet y mientras sigo en negociaciones con la compañía. Como no hace falta estar físicamente, el martes tengo ya una reunión por Skype con ellos", cuenta muy contento, pues sabe que en dos semanas podrá también reunirse con sus hijos y juntarse con el resto de familia para comerse unas "chuleticas de ternasco".

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