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Alcachofas como "la cabeza de un bebé" entre la maleza en el ansiado retorno al huerto

Cientos de hortelanos han madrugado este sábado para reencontrarse con sus cebollas, habas, lechugas... Tras varias semanas mirando al cielo y sufriendo por ellas, hoy han podido volver a trabajar sus parcelas "con todas las de la ley"

Javier Casas mostraba orgulloso este sábado las enormes habas y alcachofas que había recogido en su huerto de Juslibol.
Javier Casas mostraba orgulloso este sábado las enormes habas y alcachofas que había recogido en su huerto de Juslibol.
José Miguel Marco

Llegó el ansiado día. Tras pasar casi siete semanas mirando al cielo y sufriendo por el ‘corrico’ de tierra donde plantaron las cebollas, las lechugas o los bisaltos, cientos de aragoneses han madrugado esta mañana para reencontrarse con sus huertos. Porque aunque algunos furtivos -los menos, asegura la Guardia Civil- no han podido contenerse y les han hecho una visita en pleno estado de alarma, la inmensa mayoría de hortelanos aguardaban con ganas este 2 de mayo para remangarse y ponerse al tajo “con todas las de la ley”.

A las ocho de la mañana parecía esto Grancasa un sábado por la tarde”, contaba a mediodía Javier Casas tras arrancar las malas hierbas que invadían el huerto que desde hace siete años regenta en el barrio de Juslibol de Zaragoza. “Tenían un metro de alto, no se veía absolutamente nada”, confesaba. Sin embargo, con pacienda y con la ayuda de un pequeño motocultor, este vecino de Parque Goya se ha llevado la primera sorpresa: “Me he encontrado alcachofas del tamaño de la cabeza de un bebé y cebollas tan grandes que nos costará varios días comérnoslas”, decía satisfecho. “Eso sí -añadía-, los bisaltos se han pasado todos”.

La cuarentena y las lluvias de abril han hecho que la maelza crezca a sus anchas. Pero también lo han hecho las hortalizas, de las que ahora se podrá dar cuenta en cientos de casas. Eso sí, no hay tiempo que perder. La siembra de las tomateras va retrasada y los hortelanos saben que habrá que darse prisa para no perder la cosecha de este verano. “El año pasado tuve muy mala suerte con los tomates. A ver este. Hoy me he pegado seis horas aquí sin parar de trabajar y voy reventando. Pero mañana volveré a madrugar para plantarlo todo”, adelantaba Javier Casas.

Los hortelanos han podido acudir este sábado por primera vez a sus huertos desde que se decretase el estado de alarma. Heraldo TV se ha acercado a los huertos urbanos de Ranillas para ver cómo se los han encontrado.
HTV

El zaragozano reconoce que él ha sido de los que han respetado “escrupulosamente” las normas y no se ha acercado ni un solo día a su particular refugio a cielo abierto. Pero cuando ha llegado esta mañana al huerto ha comprado que algún vecino tenía el suyo “bastante arreglado”. “Me consta que más de uno ha venido por aquí estas semanas. Y también que la Policía ha cazado a varios y les ha cogido la matrícula. A mí no me parece bien, pero eso va en la conciencia de cada uno”, aseguraba.

 La fiebre por los huertos urbanos dio tan fuerte en Zaragoza allá por 2012 que en pocos meses la oferta de la superficie cultivable se multiplicó por cinco: a la iniciativa privada con microhuertos en La Almozara, La Cartuja o Monzalbarba se sumó la apuesta municipal que, en poco meses, creó y sacó a concurso la gestión de hasta 1.200 pequeños huertos en unas nueve hectáreas repartidas entre Parque Goya, Casablanca, San José y el Parque del Agua. En todos estos lugares y en algunos otros que han ido surgiendo después la actividad era este sábado frenética. Y no solo en la capital aragonesa, sino en el resto de ciudades y municipios.

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