DESESCALADA

"Esta tienda lleva abierta 59 años en Zaragoza, pero es como si fuésemos a abrir por primera vez"

Los pequeños comerciantes son conscientes de que el regreso será duro, pero la confusión y la incertidumbre no pueden, en general, con la ilusión del reencuentro con unos clientes con los que, paradójicamente, mantienen una "cercanía" que ahora esperan que genere confianza.

Los comerciantes se mueven entre la ilusión y la incertidumbre.
Los comerciantes se mueven entre la ilusión y la incertidumbre.
A. U.

A estas alturas casi todos seguimos intentado lidiar con la montaña rusa de sentimientos que nos genera la pandemia. También los pequeños comerciantes. Por un lado, se encuentran ante no poca confusión en torno a las condiciones concretas en las que podrán reabrir sus locales el día 11 de mayo. También, como la mayoría, ante una gran incertidumbre. Dos sensaciones que, sin embargo, no pueden con la ilusión de volver tras el mostrador en poco más de diez días.

Es el caso de Asun Burrial y Pepa Benedí. Su tienda, Algodonera Platero, lleva 59 años abierta en la zaragozana calle de Méndez Núñez: "Jamás había estado nuestra persiana bajada tanto tiempo seguido", cuentan Asun y Pepa, quienes esta mañana, tras el anuncio el martes del plan de desescalada del Gobierno, han regresado al local para poner la reapertura de su negocio de tejidos en marcha. Aunque, en realidad, llevan trabajando en la vuelta desde hace días. "En este comercio ha habido más cambios estas semanas de confinamiento que en sus 60 años de historia", cuenta Asun. Explica que la pandemia les ha servido de impulso para dar el paso hacia los terrenos de lo digital. De esta manera, ahora trabajan en tres sentidos. Por un lado, esperan en estos primeros compases del desconfinamiento obtener réditos de la relación de confianza que han labrado con su clientela todos estos años. Por otro, están preparando un catálogo 'on line' (que ya funciona en Instagram), a la par que han comenzado con el reparto a domicilio.

Pepa Benedí (en primer término) y Asun Burrial, preparando la reapertura de Algodonera Platero.
Pepa Benedí (en primer término) y Asun Burrial, preparando la reapertura de Algodonera Platero.
A. U.
"En este comercio ha habido más cambios estas semanas de confinamiento que en sus 60 años de historia". Pepa y Asún, de Algodonera Platero

"¡Es como si fuéramos a abrir por primera vez!", reflexiona Asun en alto, con tono tan sorprendido de sus propios pensamientos como ilusionado. Y eso que, vaticina, "va a ser trabajar mucho para que no rinda tanto".

En realidad, todos lo saben: "Los primeros días creo que van a estar bien, después no lo sé", admite Cristina Clavejas, de la tienda de moda femenina Al Loro (calle de Santa Cruz).

De momento, le pueden las ganas de "volver a ver a los vecinos, a mis clientas, muchas me han dicho que vendrán". Como en el caso de Algodonera Platero, tiene muchas esperanzas puestas en su clientela habitual: "Yo creo que la confianza que tienen en mí va a hacer mogollón, por lo menos el 50%".

Hace una semana que ya pasó a "dar vuelta por el local". Para ella, "poder abrir es un paso adelante y una manera de salir de la rutina". Y este jueves se afanaba en limpiar la gran cristalera del escaparate con una sonrisa de oreja a oreja: "No sabemos nada. Nada está escrito. Pero el sábado la gente va a poder salir a pasear y quiero que vean mi escaparate bien bonito". Su empeño emociona.

Cristina Clavejas, limpiando su escaparate de la tienda Al Loro.
Cristina Clavejas, limpiando su escaparate de la tienda Al Loro.
A. U.
"No sabemos nada. Nada está escrito. Pero el sábado la gente va a poder salir a pasear y quiero que vean mi escaparate bien bonito". 
Cristina, de Al Loro

También andaba organizando todo para la vuelta, a escasos metros, Sonia Oliveros, de Los Mundos de Sonia, una tienda de moda infantil. Tras la persiana bajada se la atisba entre montañas de ropa nueva, esa que necesitan tantos bebés y niños que han crecido unos cuantos centímetros estos meses confinados.

Sonia cuenta que estas semanas le han "afilado el ingenio". De momento, es de las que se han unido al creciente mercado del diseño de mascarillas alegres. Las vende a 11 euros para adultos y 10 para los niños. Sobre lo que vendrá: "Ni idea", admite. Pero lo tiene claro: "Lo de reabrir, aunque no se hagan grandes cajas, tiene que ver también con jugar con la psicología". Echando la mirada más hacia el futuro, Sonia confía en que este trance sirva para que la sociedad "recapacite y se plantée cambios sobre cómo se trata al planeta y, principalmente, sobre cómo consume". "Ojalá volvamos a fabricar en España", confía.

Sonia Oliveros, con sus mascarillas.
Sonia Oliveros, con sus mascarillas.
A. U.
"Ojalá esto sirva para recapacitar y plantarse cambios sobre cómo se trata al planeta y, principalmente, sobre cómo consume". Sonia Oliveros, de Los Mundos de Sonia.

También Ruth y Borja han vuelto a su local de la plaza de San Pedro Nolasco: Vorne, un rincón para el diseño. En este tiempo, han aprovechado para abrir tienda 'on line'. "Más como una escaparate de lo que tenemos en la tienda que con la idea de vender", dicen. En su caso, van a esperar a ver si en estos días el Gobierno aclara algo más las condiciones concretas en las que se van a poder abrir las tiendas. "Si no lo tenemos claro, no abriremos", sostienen. Pero, "estamos trabajando ya con la idea de abrir, para que en el momento en que se pueda, la tienda esté perfectamente preparada y más bonita que nunca".

Ruth y Borja, preparando el regreso de Vorne.
Ruth y Borja, preparando el regreso de Vorne.
A. U.
"A la mayoría de nuestros clientes les conocemos, Eso genera una confianza que creemos que ahora es muy necesaria". Ruth y Borja, de Vorne

Como tantos otros en su situación, confían enormemente en lo que les puede suponer en estas circunstancias la relación que a estas alturas tienen establecida con sus clientes. "A la mayoría les conocemos, sabemos lo que les va, lo que necesitan... Eso genera una confianza que creemos que ahora es muy necesaria", explican.

A la par, entienden que, más allá cuestiones de empatía, las propias características de los locales del pequeño comercio les favorecen: "A nosotros nos es mucho más fácil controlar todos los aspectos sanitarios. Aquí no entran diez personas a la vez. ¡Ojalá tuviéramos que dejar gente esperando en la puerta!", bromean.

Casi todos los comercios se afanan en adaptar sus espacios a las nuevas circunstancias. En Algodonera Platero, por ejemplo, van a poner mamparas y no se podrá tocar el género. "Es un gran cambio, porque por esta tienda la gente se movía como si fuera su casa, pero lo vamos a poner todo majico y cómodo para que que no se pierda la esencia de la cercanía, pero con responsabilidad". Una responsabilidad que Asun sitúa también en otros terrenos, como el de unos alquileres, a su juicio y en general "muy hinchados"

Sommes Demodé vende 'on line' y espera, de momento, para abrir.
Sommes Demodé vende 'on line' y espera, de momento, para abrir.
A. U.
"No nos apetece abrir en estas condiciones tan estrictas, pero entendemos que hay gente que lo necesita. Es todo muy difícil y excepcional. Queremos ser muy comprensivos". 
Josué, de Sommes Demodé

Entre dos aguas se encuentra Josué de Sommes Demodé. Su caso es muy singular. El confinamiento les pilló recién mudados a un nuevo y mucho más amplio local en la calle Espoz y Mina que apenas han podido disfrutar sus clientes. Pero esta tienda de ropa lleva años vendiendo, a la par y muy exitosamente, a través de Internet. En su caso, decidieron parar, "por resposanbilidad", los envíos en el estado de alarma, pero a partir del lunes los van a retomar. Esta circunstancia les permite aguantar un poco más con la persiana bajada. "No nos apetece abrir en estas condiciones tan estrictas". Pero remarca que "entiendo a todo el mundo". "El factor humano en todo esto es muy importante, hay gente que necesita abrir, esta es una situación muy difícil y excepcional, queremos ser muy comprensivos".

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