Confinados en la calle: "Necesitamos un techo al menos mientras dure esto"

Abulai e Ibrahim son dos inmigrantes africanos que desde hace más de diez días viven a la intemperie en plena pandemia del coronavirus.

Confinados en la calle: "Necesitamos un techo al menos mientras dure esto"

Ibrahim Ibou vive desde hace más diez días en la calle. Tiene 48 y proviene de Senegal, donde reside la mayor parte de su familia. Su hermano falleció hace unos días: “Ni siquiera he podido ir al tanatorio de Huelva a despedirme de él”, cuenta. Tiene cita con el cardiólogo, padece del corazón y está preocupado porque no sabe si podrá acudir en medio de la crisis sanitaria del coronavirus. Tiene permiso de residencia y debe renovarlo a comienzos del próximo mes. “No tengo dinero para las fotos ni para la tasa de renovación”, añade.

Le acompaña Abulai, de 35 años. Nació en Guinea-Bisau y lleva más de la mitad de su vida en España. “Acudimos a una comisaría de Policía para explicar nuestra situación y nos dijeron que, de momento, siguiéramos durmiendo aquí”, -relata-. Intentamos ir al albergue, pero nos dijeron que estaba lleno”. Lo mismo ocurre con el otro espacio municipal habilitado en el pabellón de Tenerías.

Duerme en las inmediaciones de la urbanización Parque Roma, en Las Delicias, y sobreviven con la ayuda de los vecinos, pocos, que les llevan algo de comida y ropa, aunque también hay residentes que les increpan por quedarse allí. Ana es de los primeros, una vecina de la zona que les echa una pequeña mano en este difícil momento. Ibrahim y Abulai visten ropa de su hijo Andrés, que pasa estos días confinado en Irlanda, donde cursa sus estudios. Hace unos días, Ana les grabó en vídeo con el móvil para reclamar un poco de atención hacia ellos.

“Lo estoy pasando fatal y no puedo hablar con mi familia”

Hasta hace poco vivían en un trastero en la calle de Inglaterra, mientras buscaban algo mejor, una habitación para dormir en un piso. Pero fueron desalojados tras una denuncia y desde entonces pernoctan a la intemperie, sin dinero ni recursos para subsistir.

Ibrahim ha trabajado como temporero recogiendo cereza en Ricla, vendimiando en Fuendejalón y en Francia… -podría trabajar de nuevo el campo, ahora que tanta mano de obra se necesita-. Llegó a España en 1992 y afirma que también ha sido cooperante internacional de Cruz Roja. Confiesa que lo más duro de todo es estar lejos de suyos: “Lo estoy pasando fatal y no puedo hablar con mi familia”, se lamenta.

Confinados en la calle: "Necesitamos un techo al menos mientras dure esto"
Ibrahim Ibou
Pedro Zapater

Abulai llegó a España con 17 años. “He tenido muchos trabajos pero ahora estoy sin nada. No tengo casa. En un momento así nos podrían dejar dormir en alguno de los muchos pisos cerrados que hay”.

Durante estos días, Cruz Roja ha redoblado sus esfuerzos y atiende en turnos de día y noche a personas sin hogar que siguen en la calle en plena pandemia. Cada día distribuyen 25 comidas desde el comedor social de la parroquia del Carmen. “Hemos agrupado rutas para atender al mayor número posible. Les visitamos para ver qué tal están, su estado de salud, si necesitan algo y, por las mañanas, desde el 16 de marzo, estamos entregando comidas de lunes a domingo a aquellas personas que están en la calle y no tienen ningún recurso", explican desde Cruz Roja.

En esta organización tratan de cubrir sus necesidades básicas y cuestiones como, por ejemplo, cargarles los móviles si se quedan sin batería. “Entre los compañeros se ha promovido una recogida de radios pequeñas para que también estén informados. Muchas de estas personas no tienen acceso a recursos y sobreviven con ayudas de vecinos, de bares y comercios de alrededor, pero ahora está todo cerrado y eso les limita muchísimo. Incluso para la higiene. Por eso repartimos, además, kits de higiene porque tampoco tienen sitios donde asearse”.

Abulai
Abulai
Pedro Zapater

El albergue municipal permanece lleno desde el inicio de la alerta sanitaria, incluyendo las estancias que se habilitan durante la campaña de frío que termina a mediados de marzo. Por esta razón se habilitó el pabellón de Tenerías con un centenar de camas, que también está prácticamente completo (todavía quedan algunas plazas para mujeres, pero no para hombres). Desde el Ayuntamiento de Zaragoza señalan que hay que tener mucha precaución y en este sentido desde Cruz Roja explican que “con nuevos ingresos y flujos de entrada y salida sería un peligro”.

"En un momento así nos podrían dejar dormir en alguno de los muchos pisos cerrados que hay”

Desde hace más de una semana, el Ayuntamiento de Zaragoza trabaja para encontrar junto a otras instituciones aragonesas un tercer equipamiento para personas en situación de emergencia habitacional. En esta línea de actuación, el pasado viernes responsables del Consistorio y de la Unidad Militar de Emergencias (UME) visitaron los aparcamientos norte y sur de la Expo y el recinto ferial de Valdespartera para estudiar la posible ubicación de una carpa de emergencias que permitiera ampliar la capacidad del albergue municipal y atender otro tipo de casos de personas afectadas o especialmente vulnerables ante la crisis sanitaria del coronavirus.

En el albergue municipal y en el pabellón de Tenerías, los trabajadores de servicios sociales realizan una labor sin descanso, con turnos de mañana, tarde y noche rotatorios, y con personal que desde el principio de la crisis se presentó voluntario para trabajar allí.

Entretanto, Ibrahim y Abulai continúan en el mismo sitio y reciben con frecuencia las visitas de Ana, la vecina solidaria que les lleva cada noche algo de cenar. De momento, los dos se encuentran bien de salud -su mal es otro-. Respetan un confinamiento a cielo abierto que solo incumplen para acudir a la parroquia del Carmen y recoger comida, mientras siguen a la espera de un techo bajo el que dormir y soñar un futuro mejor.

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