sucesos

Casi tres meses en una cámara frigorífica del anatómico tras un golpe que resultó mortal

La autopsia revela que el hombre que murió en su casa tras una pelea en el Picarral podría haber salvado la vida si no se hubiese negado a recibir asistencia médica.

IMLA
Cámaras de fallecidos en el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) en el barrio de San Gregorio.
José Miguel Marco

Casi tres meses después de que su compañero de piso lo encontrara muerto en la cama el pasado 23 de diciembre, el cadáver de Valentín M. G. sigue en una cámara frigorífica del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) a la espera de que su familia se haga cargo de él. El fallecimiento de este almeriense de 53 años se produjo apenas doce horas después de que resultara herido de un golpe en la cabeza en una refriega en la terraza de un bar del Picarral, lo que llevó a la Policía a detener al joven con el que se encaró como presunto autor de un homicidio imprudente.

Sin embargo, el investigado y varios testigos coincidieron después en dos cosas importantes. La primera, en que el fallecido no fue víctima de una paliza, sino de algún empujón que le hizo caer al suelo. Y segundo, en que la víctima iba bebida y estaba molestando al resto de clientes del local.

El informe de autopsia aclara ahora que la muerte de esta persona pudo evitarse, porque si bien sufrió una hemorragia cerebral interna, esta evolucionó de forma lenta y hubiera sido detectada en cualquier hospital. Pero el herido se negó a que los sanitarios del 061 lo trasladaran a urgencias, llegando a firmar su renuncia por escrito. Una desafortunada decisión de irreparables consecuencias.

Lo que parece evidente es que la muerte de Valentín M. fue el resultado de un cúmulo de fatalidades. Como explican los forenses en el informe que han remitido al titular del Juzgado de Instrucción 1 de Zaragoza, el fallecido tenía prescrita una medicación incompatible con el consumo de alcohol. Pese a ello, sobre las diez de la noche del 22 de diciembre, se encontraba en la cervecería El Capricho bebiendo. De hecho, los análisis han confirmado la presencia de alcohol en su organismo.

Quizás llevado por ese posible abuso de cerveza, el hombre empezó a meterse con las personas que estaban en la terraza del paseo Alberto Casañal Shakery. Así lo contaron después a la Policía los propios clientes, entre los que se encontraba L. J. R. H., el joven de 28 años que acabó detenido por homicidio imprudente. 

Cuando fue interrogado por el juez de guardia, este explicó que se hallaba en una de las mesas con su mujer y sus hijos cuando Valentín M. empezó a tirar algún botellín. Molesto por su actitud, el investigado se levantó para pedirle explicaciones y tras "un único empujón" –dijo– el almeriense acabó tendido en el suelo.

La caída no debería haber tenido mayores consecuencias, ya que la víctima no parecía sufrir heridas externas. Pero, y aquí continúan las fatalidades, la necropsia ha revelado que tenía el hueso temporal derecho "muy adelgazado", lo que le hacía más vulnerable a cualquier traumatismo. Tanto es así que, al caer al suelo, sufrió una fractura que le astilló ese hueso, provocando la hemorragia cerebral que le costó la vida.

La defensa del investigado, a cargo de José Cabrejas, quería saber si la decisión del herido de negarse a ir al hospital había desencadenado el fatal desenlace, por lo que pidió una ampliación de la autopsia. Y los forenses parecen avalar ahora esa teoría:"Dicha lesión evolucionó de forma lenta desde la hora del traumatismo hasta su fallecimiento y supone que a pesar de una extrema gravedad, debido a su lenta evolución, hubiera sido tributaria de tratamiento médico mejorando el curso del proceso", dicen.

Por otra parte, el Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza, encargado de las pesquisas, no tuvo fácil localizar a la familia de Valentín M. G., que compartía piso en el Picarral. Finalmente, lograron dar con su hijo, que reside en Almería y no sabía nada de la víctima desde hace mucho tiempo.En un primer momento, se limitaron a comunicarle el fallecimiento de su padre para que decidiese qué hacer con el cuerpo. Sin embargo, al abrir diligencias penales después contra L. J. R. H. como presunto autor de un homicidio imprudente, el juez le hizo después el ofrecimiento de acciones como perjudicado.

El hijo, que no se ha hecho cargo del cuerpo de su padre, todavía no ha confirmado si ejercerá la acusación particular con su propio abogado o dejará la representación de sus intereses en manos de la Fiscalía. Pero, si finalmente se produjese una sentencia condenatoria, tendría derecho a ser indemnizado

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión