El botellón no cesa en las plazas de Santa Cruz y La Magdalena

Los vecinos de la zona denuncian el ruido que tienen que sufrir durante la noche, así como los desperdicios que se encuentran a primera hora de la mañana tras la fiesta.

El Casco Histórico de Zaragoza acumula basura generada por el botellón los fines de semana
El Casco Histórico de Zaragoza acumula basura generada por el botellón los fines de semana
Stop Ruido

El ruido y la suciedad que genera el botellón son algunas de las quejas más repetidas entre quienes viven en zonas en las que el ocio nocturno está más que consolidado. También lo son entre los integrantes de la Asociación de Vecinos Vía Romana, que denuncian los problemas que está causando la práctica del botellón en las plazas de Santa Cruz y de La Magdalena, en pleno Casco Histórico de Zaragoza.

Y es que, lejos de decrecer durante el invierno, decenas de jóvenes siguen reuniéndose en estas plazas para beber en los meses más fríos del año. "Es una constante. La gente se abriga más y ya está", señala Iván Mestre, presidente del colectivo vecinal.

El principal problema son las dificultades que tienen muchos vecinos de esta zona para conciliar el sueño debido al ruido. Un problema "difícil de paliar", según Mestre. "Ahora hay que salir a la calle y el que sale a fumar sale con tres o cuatro más, se habla y se genera ruido. También pasa durante el día en restaurantes y cafeterías, pero obviamente es mucho más molesto por la noche", comenta.

Hace apenas un mes, el Ayuntamiento de Zaragoza confirmó que la nueva ordenanza del ruido estará lista entre abril y mayo, y que está pendiente de dos informes jurídicos de la Asesoría Jurídica municipal y del Gobierno de Aragón. Por el momento no ha habido ninguna novedad a este respecto, y el consistorio asegura que "se sigue trabajando para adaptarla a la normativa autonómica”.

"No sé si eso va a ser suficiente. Es un problema de educación"

Con todo, Mestre manifiesta ciertas reticencias sobre la efectividad de la norma. “No sé si eso va a ser suficiente. Es un problema de educación”, señala. "Comprendo tanto la necesidad de divertirse de los jóvenes como la de hacer negocio de los bares. Es una zona que vive del turismo, la restauración…y queremos que eso se mantenga vivo", aclaran desde la asociación.

Asimismo, al problema del ruido hay que sumar el de la suciedad que se genera durante una noche de fiesta y botellón. "Es cierto que a primera hora, los servicios de limpieza se dedican a limpiar a conciencia lo que es la calle Alfonso", reconoce Mestre. Sin embargo, considera que las calles adyacentes no se limpian de igual manera. “Calles como Contamina y Torrenueva se ven muy afectadas”, añade.

Cascos de cerveza rotos en la calle Contamina de Zaragoza
Cascos de cerveza rotos en la calle Contamina de Zaragoza
HA

Desde la asociación también destacan la presencia de policía en la zona, especialmente para que no se produzcan altercados, pero creen que se debería sancionar más a menudo, y no solo de manera puntual.

No obstante, tal y como recuerdan desde el Ayuntamiento de Zaragoza, beber en la calle no está prohibido desde la derogación en 2013 de la llamada ‘ordenanza anti-botellón’. Por este motivo, el consistorio trata de fomentar el ocio alternativo para jóvenes a través de Juventud y del Centro Municipal de Atención y Prevención de las Adicciones.

Además, pese a que el botellón no es per sí una actividad sancionable, sí que lo son las conductas incívicas de quienes lo practican, como alterar el orden público o ensuciar las calles. La Policía Local señala que algunas de esas conductas que pueden ser consideradas como infracciones son abandonar la basura después de un botellón, impedir o dificultar la circulación rodada o de tránsito peatonal, perturbar la tranquilidad ciudadana y el derecho al descanso vecinal o consumir alcohol en zonas como jardines u elementos del ornato público. La mayoría de estas sanciones están reguladas en el reglamento de limpieza pública.

Quienes orinan en la calle también pueden exponerse a multas de entre 50 y 250 euros, aunque si se realiza en lugares muy transitados, con presencia de menores o daños a edificios, la sanción se eleva hasta los 500.

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