cinco villas

Un ejeano desaparecido que acabó como espía y prisionero de los nazis

La asociación Amical de Mauthausen recupera la historia de Ignacio Parral Ripamilán, que fue uno de los 9.040 españoles que estuvieron en campos de concentración.

Ignacio Parral Ripamilán (abajo a la izquierda), en un concurso de barbudos en Suecia.
Ignacio Parral Ripamilán (abajo a la izquierda), en un concurso de barbudos en Suecia.
HERALDO

Estuvieron desaparecidos en su tierra; pasaron por los campos de concentración nazis, aunque no por el de Mauthausen-Gusen; y su segunda vida no transcurrió en Francia. Estas tres condiciones las cumplió Ignacio Parral Ripamilán, un ejeano nacido el 30 de julio de 1901 en el barrio de la Corona, cuya historia acaba de recuperar Carlos Espés Lacima, un paisano suyo miembro de la asociación Amical de Mauthausen.

De los 9.040 españoles que ingresaron en los campos de concentración durante la II Guerra Mundial, la mayoría de ellos en Mauthausen, 5.258 murieron dentro. Sorprende que 1.020 fueran aragoneses, cinco más de los que tenían cotejados en un listado que publicó HERALDO en 2018. Y de ese millar de aragoneses, murieron 645 (263 de Huesca, 178 de Teruel y 204 de Zaragoza). Aragón es unas de las comunidades con más víctimas, junto a Cataluña y Andalucía, a pesar de su escasa población respecto al resto del país. Estos y otros datos figuran en la web Víctimas mortales de los campos nazis, que Amical de Mauthausen acaba de presentar en colaboración con el Ministerio de Presidencia (www.fallecidosenloscamposnazis.org).

Ignacio Parral era jornalero, hijo de pastores y su ideología era la anarquista. Hizo la mili en Marruecos y se casó en 1934 con Margarita de Torres de Berrellén, que era la sacristana de la iglesia. "Él decidió escapar de Ejea después del golpe de Estado en 1936 por las posibles represalias, al haber estado en los movimientos revolucionarios en su pueblo, pero su mujer no le acompañó. En pocos meses fueron fusilados unos 100 vecinos", precisa Carlos Espés, que es sobrino-nieto de uno de los ejeanos que murieron asesinados en Gusen (Ramón Lacima Giménez) y que ha completado un estudio sobre todos los cincovilleses que pasaron ese calvario.

Durante la Guerra Civil, Parral fue sargento de Infantería y después acabó en Francia, donde se convirtió en espía. En diciembre de 1941 fue arrestado en París en una gran redada que hizo el servicio alemán de contraespionaje. Fue la denominada ‘Operación Porto’. Cayó junto a 244 miembros de la Red Héctor, dedicados al espionaje y sabotaje, por culpa de un documento que se le intervino a un detenido y que incluía el listado de este grupo de la resistencia armada, que contaba con el aval del servicio de inteligencia de la Fuerza Armada Francesa (Sr Air).

El investigador ejeano aporta documentos sobre la Operación Porto, que incluyen a Ignacio Parral como detenido, así como el extracto de la lista de los presos que fueron enviados a una prisión austriaca, antes de acabar en el campo de concentración de Buchenwald, al norte de Alemania, por donde pasaron otros 64 españoles. Este es el primero de varios campos y prisiones por las que tuvo que pasar (Breslau, Wolfenbüttel, Gross Rosen y Dora-Mittelbau) hasta que recuperó la libertad al final de la contienda en 1945.

"En Buchenwald fue sometido a duros interrogatorios durante muchos meses y lo marcaron con las letras NN (Noche y Niebla)», detalla Espés. En julio de 1942, su penuria carcelaria continuó en la prisión alemana de Wittlich, en la capital del estado alemán de Renania, durante catorce meses. Este lugar fue mantenido en secreto porque otros prisioneros calificados con la misma marca NN acabaron «aniquilados y desaparecidos, tarde o temprano". 

Unos meses antes del final de la guerra, sobrevivió a una epidemia de tifus en el campo de Gross Rosen desatada por el hacinamiento que sufrían los prisioneros. Lo trasladaron a Dura-Mittelbau._No obstante, la investigación no aclara si salió libre de allí o del primer campo en el que estuvo, Buchenwald.

Operación autobuses blancos

"Pudo subirse a los autobuses blancos que utilizó el noruego Nils Christian Ditleff para llevarse a unos 20.000 presos de su país, daneses y suecos de los campos de concentración", precisó el investigador. "Llegaron a Malmoe (Suecia), donde los recibió personal de Cruz Roja, autoridades y hasta una banda de música. Alrededor de esa localidad sueca vivió los primeros años y llegó a trabajar como friegaplatos o ayudante de cocina", agregó.

Un hermano de Carlos Espés reside en Suecia y eso le ha facilitado acceder a información sobre la vida del ejeano. Se fue acercando a la capital de Estocolmo, residió en las localidades de Sodertaje y Skarpnacks y en 1975 figuraba como empadronado en Enskede, en un piso tutelado de jubilados. Falleció el 12 de enero de 1990. "Sus cenizas descansan en el cementerio del bosque en Estocolmo. Aunque se comentó que estuvo en un centro para deficientes, en los periódicos suecos lo declararon como una persona con mucho humor y con ganas de vivir. Hasta se presentó con un concurso de barbudos. Se parecía a Fidel Castro", concluye el investigador.

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