historia

Cincomarzada: una fiesta popular, laminera y casi bicentenaria

Si la lluvia no lo impide, este jueves volverán a juntarse en el parque del Tío Jorge miles de zaragozanos para rememorar una hazaña histórica. De paso, reeditarán también las comidas campestres que se popularizaron en Macanaz en los años 20. 

Fue una jornada trascendental para el orgullo de la ciudad. La victoria, en condiciones francamente desfavorables, del pueblo zaragozano ante las tropas carlistas que aspiraban a tomar la ciudad supuso una explosión de júbilo. Explican los historiadores que fueron los civiles quienes comenzaron la defensa frente a las tropas invasoras y por eso la Cincomarzada tiene un espíritu popular. De hecho, es una festividad atípica porque es la única laica en el calendario festivo de la ciudad. 

A lo largo de sus 182 años de celebraciones (recordemos que el origen está en 1838), la fiesta ha pasado por mil y una consideraciones: ha sido solemne y oficial, ha estado prohibida, casi llegó a caer en el olvido, fue recuperada y promovida...  Todas estas circunstancias han servido para que fortalecerla y para subrayar también su carácter reivindicativo. A pesar de los cambios en lo regímenes políticos, la Cincomarzada no ha perdido nunca su carácter popular y, de hecho, aunque la apoya y presta su colaboración, no la organiza el Ayuntamiento sino las diversas asociaciones de barrios. Lo que también se ha mantenido en estos casi dos siglos de historia es la tradicional merienda campestre que es, al fin y al cabo, uno de sus reclamos. 

En el archivo de HERALDO, la gran mayoría obra de Marín Chivite, se conservan un buen montón de estampas costumbristas en la arboleda de Macanaz. Porrones, garrafas, cestas de mimbre y, por supuesto, pequeños  ranchos (entonces no había prohibición de hacer fogatas a campo abierto) llenan las imágenes de familias felices en los años 20 y 30. Fue esta, la de la Segunda República, la época de mayor esplendor de la Cincomarzada, que en contra de lo que pudiera esperarse no fue prohibida por la dictadura de Primo de Rivera. Explican los expertos que el origen de la festividad había quedado demasiado atrás en el tiempo y la desaparición de aquellas generaciones impedía ideologizar una fiesta que se vinculaba con una inofensiva salida al campo. ¿Por qué la fiesta se celebra en el Tío Jorge? Cuentan que cuando se recuperó la fiesta en 1979 se convocó a los vecinos en la arboleda de Macanaz pero, al encontrarla "ocupada por los grises", se fueron a almorzar al parque del Tío Jorge. En ediciones anteriores, la celebración ha rotado por otros parques como el de Oriente o el de Torrerramona.

Los pinares de Torrero, la puerta del Carmen, el barrio de San Pablo o la zona de la plaza de San Roque fueron algunos de los escenarios donde aconteció el bélico episodio que se conmemora en la capital aragonesa cada 5 de marzo.

Quien sí prohibió la Cincomarzada fue el régimen franquista, que llegó incluso a sustituir la denominación de la céntrica calle a la que daba nombre por la del Requeté Aragonés (algún tiempo la vía también se denominó como de Isabel II). Durante casi cuatro décadas, la celebración desapareció de facto, hasta que los ayuntamiento volvieron a ser elegidos democráticamente en 1979 y, en Zaragoza, el Consistorio restauró la fiesta en 1981.

Muchos de los zaragozanos que acostumbran a disfrutar de la fiesta en el Tío Jorge conocen lejanamente algo de sus orígenes aunque les cuesta explicar con exactitud el episodio histórico que motivó hace 182 años la Cincomarzada . "¿Es algo de los Sitios? ¿Algo del siglo XIX, verdad?", aciertan a decir, errando solo en parte, pues no habían pasado 30 años del asedio francés y la ciudad volvió a verse en peligro por culpa del brigadier Juan Cabañero.

La Institución Fernando el Católico publicó en 2014 la obra 'El cinco de marzo de 1838 en Zaragoza. Aquella memorable jornada…', en la que el profesor Raúl Mayoral Trigo narra la intentona de los carlistas de tomar la capital del Ebro aprovechando la noche y su oscuridad. El investigador -licenciado en Historia por la Universidad de Zaragoza- explica que las tropas carlistas contaban con apoyo del clero y la nobleza y dominaban amplias zonas rurales, pero los liberales, más próximos a la burguesía y los negocios, eran dueños de todas las ciudades. "Sin una gran ciudad de su lado, los carlistas tenían muy difícil obtener el reconocimiento por los gobiernos extranjeros que simpatizaban con ellos", explica Mayoral que tuvo entre sus fuentes de referencia un artículo que el profesor Carlos Forcadell publicó a principio de los 80 en el periódico semanal 'Andalán', que contribuyó a para recuperar la fiesta zaragozana, laica, reivindicativa y laminera por excelencia.

Un poco de historia

La fiesta del 5 de marzo celebra la resistencia con éxito del pueblo zaragozano ante las tropas carlistas dirigidas por el brigadier Cabañero que, de noche y por sorpresa, entraron en la ciudad aquella madrugada de 1838. Zaragoza fue destacada desde entonces y durante buena parte del siglo XIX como un bastión del liberalismo. Su situación estratégica la hacía muy deseada por los carlistas. En la madrugada del 4 al 5 de marzo de 1838 más de 300 efectivos de caballería y hasta 1.800 infantes entraron para tomar la ciudad. No contaban con el fervor de los zaragozanos, que salieron a la calle para defenderse. Los invasores huyeron, dejando 191 muertos y 800 prisioneros. Entre los zaragozanos, apenas 7 bajas

Los títulos de la ciudad

Apenas habían pasado 29 años de las crudas refriegas de los Sitios, cuando los zaragozanos repelieron la acometida de las tropas carlistas. Fueron los civiles quienes en menos de 24 horas se emplearon con uñas y dientes (lanzando por las ventanas muebles y agua hirviendo) para rechazar al invasor. Por eso, la fiesta tiene tal espíritu popular y por eso la ciudad se ganó el título de ‘Siempre heroica’, que se incluyó en su escudo con una orla de laurel. Zaragoza ostenta seis títulos: ‘Muy noble’, ‘Muy leal’, ‘Muy heroica’, ‘Siempre heroica’, ‘Muy benéfica’ e ‘Inmortal’. Los de ‘Muy noble’ y ‘Muy heroica’ fueron otorgados tras los Sitios napoleónicos. Y el de ‘Siempre heroica’, como se ha dicho, por la acción valiente de sus ciudadanos en la Cincomarzada . ‘Muy benéfica’, por la solidaridad en una epidemia de cólera en 1855, e ‘Inmortal’ se dio por el centenario de los Sitios.

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