zaragoza

Una nueva vida para el edificio del Café Niké

El inmueble de Cinco de Marzo, referente cultural a mediados del siglo pasado, será derribado tras décadas de abandono para construir 32 pisos.

Patrimonio ha dictaminado que se conserve la fachada del inmueble.
Patrimonio ha dictaminado que se conserve la fachada del inmueble.
Toni Galán

Evocar el Café Niké retrotrae a uno de esos rincones protagonistas de la historia de Zaragoza –en este caso, la artística y literaria–, que quedó marcado para varias generaciones pero cuyo recuerdo se va desvaneciendo con el paso del tiempo. Ubicado en la entonces calle del Requeté Aragonés, hoy Cinco de Marzo, el local fue centro de reunión de escritores, pintores, humoristas y publicistas entre 1940 y 1969, año de su cierre. En la actualidad, y tras décadas de abandono, una promoción inmobiliaria va a dar una nueva vida al inmueble, del que se conservará únicamente la fachada.

El grupo de asiduos al emblemático establecimiento conformó lo que se ha llamado ‘La Generación del Niké ‘ o ‘Peña Niké’, de la que han dejado testimonio autores como José Antonio Labordeta, Benedicto Lorenzo de Blancas, Emilio Alfaro... «La ‘Peña Niké’ empezó a consolidarse como tal a mediados de los años 50, a la sombra de dos personajes claves: Miguel Labordeta y Manuel Pinillos. El café adornado con grandes espejos y divanes, poblado con bastantes mesas, servía pasteles, chocolate con nata y acogía gentes muy heterogéneas», describía hace unos años el escritor y periodista Antón Castro en las páginas de HERALDO, con motivo de la presentación de un documental sobre aquel lugar.

La ‘Peña Niké’ se consolidó en los años 50, a la sombra de Miguel Labordeta y Manuel Pinillos

Según testimonio del propio Emilio Alfaro, «el establecimiento –con servicio de repostería a cargo de don Mateo López– era muy tradicional en su construcción y elementos decorativos: columnas pseudoclásicas, espejos de dorados marcos, divanes discretamente tapizados...».

No fue, en cualquier caso, el único inquilino del local del edificio de Cinco de Marzo número 10. Tras el Niké, allí ofrecieron sus productos y servicios negocios como Tapicerías Arba o la cervecería Los Navarros, y de un tiempo a esta parte, la inmobiliaria que comercializa la promoción de viviendas que devolverá a la ciudad uno de los solares más cotizados por su ubicación.

El Café Niké (1940-1960), en la entonces llamada calle del Requeté Aragonés, hoy Cinco de Marzo.
El Café Niké (1940-1960), en la entonces llamada calle del Requeté Aragonés, hoy Cinco de Marzo.
Heraldo.es

El estudio del arquitecto Javier Álvarez recogió el encargo de una cooperativa de propietarios para edificar 32 pisos, que tendrán entre 52 y 70 metros cuadrados –aunque algún duplex superará esta superficie–, repartidos en las cuatro plantas del inmueble. Además, los nuevos residentes contarán con piscina en la parte posterior, dos sótanos para garaje y trastero, y una pequeña plaza interior. También saldrá al mercado el establecimiento a pie de calle que en su tiempo ocupó el Café Niké, ahora con 850 m2 . Según explican desde A2O Gestión, encargada de la comercialización, tan solo quedan dos viviendas a la venta.

Conservar la fachada

El proyecto para recuperar el edificio, que está catalogado por su Interés Ambiental, ha superado todos los exámenes de Patrimonio, tanto de la DGA como del Ayuntamiento. En ambos casos se ha coincidido en la obligación de conservar la fachada por su valor histórico, ya que la escalera interior, la otra joya que escondía el inmueble, ha sido prácticamente devastada con el tiempo.

«En la reforma de los locales a comienzos de la década de los 70 el arranque o primer tramo fue reformado, menguando y estrangulando el espacio del portal», detalla María Pilar Poblador, historiadora del Arte de la Universidad de Zaragoza que analizó el inmueble para su recuperación. La investigadora data su construcción a mediados del siglo XIX y resalta que «lo más interesante se concentra en la fachada, con una distribución de vanos equilibrada y ordenada, destacando las barandillas de los balcones, de fundición y chapa de hierro recortada y trabajada imitando la forja».

No será el único hándicap a la hora de reconvertir el edificio. Las catas previas han confirmado restos arqueológicos en el subsuelo, por lo que habrá que intervenir con cuidado. «Como era de esperar, aparecieron vestigios medievales, similares a lo que salieron durante la reforma del paseo de la Independencia», concreta el arquitecto. «Habrá que hacer una excavación controlada, prácticamente con pico y pala», señala Álvarez. Si a todo ello se le suman las restricciones de acceso y obra a una calle semipeatonal como Cinco de Marzo, la construcción podría prolongarse hasta 20 meses una vez finalizada la prospección arqueológica, que dependerá de los restos que se encuentren.

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