la romareda

Un pacto para el estadio y para la ampliación de Plaza

Después de ocho meses en los que no ha faltado la desconfianza, Azcón y Lambán dan paso a una dinámica de acuerdos guiados por el interés mutuo.

Jorge Azcón y Javier Lambán, este lunes en el edificio Pignatelli.
Jorge Azcón y Javier Lambán, en el edificio Pignatelli.
Oliver Duch

Pese a que en los últimos meses no ha faltado la desconfianza, el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, y el presidente de Aragón, Javier Lambán, tienen en la cabeza una clave que contrapesa sus impulsos partidistas: necesitan llegar a acuerdos. El contexto de crisis política general, sin mayorías solidas en las instituciones, les empuja a ello. Pero además está en juego el éxito de dos de los proyectos estratégicos más importantes en los que están embarcadas las dos administraciones: uno es la ampliación de Plaza promovida por el Ejecutivo y el otro es la reforma de La Romareda que quiere sacar adelante el Ayuntamiento.

En los dos gobiernos dejan claro que no hay intercambio de favores, sino una coalición de intereses (y de urgencias). Azcón es consciente de que la captación de empresas por parte de la plataforma logística le permite consolidar su relato de que Zaragoza es una ciudad atractiva para las inversiones. Mientras, Lambán sabe que la capital precisa ya de un estadio y que también a él le puede resultar rentable desbloquear la operación en la ciudad en la que viven la mitad de los aragoneses y con el Zaragoza en puestos de ascenso a Primera División. El fracaso de uno de los dos proyectos lo asumirán las dos instituciones.

Del almuerzo que compartieron el pasado 10 de febrero salió un compromiso: habrá lealtad. En ese escenario llega la comisión bilateral, que se celebrará en pocos días y que pese a que no incluirá la reforma del campo, someterá a debate la ampliación de Plaza.

«Si una empresa quiere venir a la ciudad, vamos a poner la maquinaria a funcionar», manifestó el alcalde hace unos días pese a las alegaciones técnicas presentadas por el Ayuntamiento, que cuestionan la tramitación autonómica. Mientras, el Gobierno se abre a solucionar el bloqueo del convenio de financiación que la ley de capitalidad prevé para el Consistorio y que lleva pendiente dos años.

A la espera de la bilateral

Esta dinámica de negociación, con reuniones constantes para organizar la comisión bilateral, rompe con la rutina de confrontación en la que estuvieron inmersas las dos instituciones durante la pasada legislatura, con Lambán y el exalcalde Pedro Santisteve llegando al punto del enfrentamiento personal. Pese a las tiranteces que todavía existen, sobre todo en los segundos niveles, la clave ahora es mantener la lealtad que fue imposible en la etapa de ZEC, con un Ayuntamiento que por ejemplo llegó a promover la insumisión fiscal a un impuesto autonómico como el ICA.

Azcón y Lambán son conscientes de que los pactos entre los dos grandes partidos para planes estratégicos les centran y les permiten olvidar por un momento sus mutuas dependencias de los extremismos de Vox, por un lado, y Podemos, por el otro. En el centro, suelen decir, está la virtud y el electorado. Pero los dos saben también que, en política, pese a las mejores intenciones, todo es susceptible de descarrilar.

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