patrimonio

La iglesia de la Magdalena suma 3.000 visitas un año después de su reapertura

Las reservas para descubrir con guía el resultado de la reforma del templo mudéjar están completas hasta el próximo mes de julio.

Esther da sus explicaciones a un grupo de la asociación de vecinos Puerta del Carmen.
Esther da sus explicaciones a un grupo de la asociación de vecinos Puerta del Carmen.
José Miguel Marco

Doce meses después de reabrir sus puertas al público, el interés por descubrir el remozado interior de la iglesia de la Magdalena no ha decrecido ni un ápice. Desde entonces, más de 3.000 personas han visitado sus capillas y retablos, y han escuchado las explicaciones de los guías que cada jueves y sábado desvelan los secretos de un templo que permaneció 17 años cerrado al culto para su rehabilitación. De hecho, y salvo huecos por cancelaciones de última hora, las reservas están completas hasta verano.

«Pasan los meses pero sigue habiendo mucho interés. Ahora estamos dando fecha para julio», comenta Pilar Muniesa, responsable técnico del Alma Mater Museum, donde se coordinan los recorridos guiados. En concreto, desde que el arzobispo Vicente Jiménez consagrara el nuevo altar del templo el 17 de febrero del año pasado, un total de 3.046 personas han participado de las visitas organizadas. A ellas hay que sumar todas aquellas que conocen la reforma de la iglesia durante los días de culto.

«Viene mucha gente del barrio que tenía ganas de volver a disfrutar de su iglesia, pero también grupos organizados de diferentes partes, como la Universidad Popular, o las asociaciones de vecinos», detalla Muniesa. Tampoco faltan los historiadores y turistas, en este caso, previsores ante la alta demanda. Las visitas se organizan los jueves (a las 11.00 y a las 17.30) y los sábados (a las 11.00). Ayer, precisamente, le tocó el turno a un grupo de veinte personas de la entidad vecinal Puerta del Carmen.

«Además de la labor reivindicativa, en la asociación ofrecemos actividades culturales, y esta la vimos clara desde el primer día», señala el vicepresidente del colectivo vecinal, José Carlos Terrer, que reconoce que «costó mucho reservar» por la alta demanda. Finalmente lograr concertar cuatro citas para llevar a todos los interesados del barrio, y ayer disfrutaron de la segunda. «La guía ha sido muy maja y lo ha explicado muy bien», comentaba tras la visita Virginia Pellejero, una de las participantes, que de joven vivió en el Coso. «Veníamos a esta iglesia y ha sido bonito volver», señalaba.

La curiosa orientación

La responsable de las visitas guiadas explica que, de acuerdo a la filosofía de «hacer la cultura accesible», se van a programar actividades para personas con algún tipo de discapacidad. Además, da pistas de algunos de los elementos que más sorprenden de las explicaciones. «La restauración ha dejado testigos de diferentes épocas», comenta Muniesa, aunque quizá lo más curioso es el cambio de orientación del templo en el siglo XVIII, lo que propició, por ejemplo, que el coro y el altar estén situados detrás del retablo mayor.

"La restauración ha dejado testigos de diferentes épocas"

Las imágenes del citado retablo son del siglo XVIII, obra de José Ramírez de Arellano, quien se benefició del mecenazgo del botánico José Suñol. También existe otro retablo menor, de Damián Forment, troceado en dos capillas del templo y reliquias de San Mamés, entre otros atractivos para los visitantes.

También es motivo de numerosas preguntas la cripta, que no se puede visitar, pero muchos vecinos saben que bajo el presbiterio aparecieron restos óseos que fueron conservados. «Aunque sea por morbo, genera curiosidad», reconoce Muniesa. Los arqueólogos pudieron estudiar una necrópolis cristiana (casi intacta) en el interior de un templo. Se identificaron hasta 375 esqueletos a los que se volvió a dar digna sepultura.

El otro gran atractivo de la visita es el ascenso a la torre, para el que hay que afrontar la subida –voluntaria– de 170 peldaños, aunque hay una trayecto intermedio de 150. «Es una obra de ingeniería, nos ha gustado muchísimo porque te da una vista muy bonita de la ciudad», relataba Pellejero. A su juicio, eso sí, algunos elementos del interior del templo «parece que están pendientes de restaurar».

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