Las recién estrenadas placas que prohíben alimentar palomas, objetivo de los vándalos

Aunque el Ayuntamiento asegura que las repondrá en los próximos días, al menos cuatro de ellas han sido destrozadas tan solo unas semanas después de su instalación.

Plaza de San Pedro Nolasco.
Las recién estrenadas placas que prohíben alimentar palomas, objetivo de los vándalos
L. R.

La presencia de animales como palomas, gatos o ratas en la vía pública es una estampa tan habitual como molesta en las grandes ciudades, y es el motivo de queja de numerosos residentes. De hecho, según la Memoria de control de plagas del Instituto Municipal de Salud Pública (IMSP), durante el año 2018 se recibieron 170 denuncias por molestias ocasionadas por palomas y solicitando capturas, aunque no se llegó a llevar a cabo ninguna.

En total, a lo largo de ese año, el IMSP recibió un total de total de 1.396 solicitudes para el control de plagas en la ciudad. Por este motivo, el equipo de Gobierno actual ha comenzado a intensificar los trabajos de limpieza y tratamiento de lugares públicos en los que se acumulan restos de comida y suciedad que atraen a roedores y otras especies, zonas como las riberas del Huerva y del Canal Imperial.

Además, y para evitar la extendida costumbre de dar de comer a las palomas y los gorriones, el consistorio instaló hace apenas tres semanas 27 placas en 15 plazas y calles de la ciudad en las que se recuerda que está prohibido alimentar a cualquier animal en la vía pública. Un recordatorio que, al parecer, no ha gustado a todo el mundo, ya que cuatro de esos carteles aparecieron rotos la semana pasada.

Las placas vandalizadas se encontraban en la plaza San Pedro Nolasco, la plaza San Gregorio y la avenida Cataluña, aunque el Ayuntamiento asegura que las volverá a colocar en los próximos días. Y es que, tal y como señala el consistorio, la Ordenanza Municipal sobre la Protección, la Tenencia responsable y la Venta de Animales, en su artículo 37, indica que “está prohibido dar de comer a animales silvestres y asilvestrados en la vía pública".

De hecho, a las más de 90 colonias felinas controladas que se tienen registradas en la capital aragonesa, solo las pueden alimentar los voluntarios directamente acreditados por el Ayuntamiento, y no cualquier individuo. De esta manera se intenta evitar “la proliferación de ratas, palomas y otras plagas urbanas que pueden afectar a la salud de las personas”.

Las placas están colocadas en todos los puntos de la ciudad, desde la plaza del Portillo hasta la del Pilar, pasando por la avenida de Madrid o las calles Marina Española y Genoveva Torres Morales. También se han instalado en la plaza de Santo Domingo, en el barrio de San Pablo, una zona que ya había sido señalada por los vecinos por la alta concentración de estas aves.

Ningún animal convive tanto en la ciudad con el hombre como las palomas, a excepción de los de compañía. Son un foco de infección”, señala Daniel Portero, presidente de la Asociación de Vecinos 1808 del Barrio de San Miguel. La plaza de Los Sitios también dispone de placa informativa, ya que en esta zona de la ciudad la presencia de palomas es muy elevada. “El problema del Casco es que existen muchos tejados de teja. Y aunque los cuidan, no pueden evitar que en algunos de ellos aniden”, señala.

Portero, además de posibles problemas de higiene, señala que los excrementos de estas aves uno de los principales causantes del deterioro del mobiliario urbano. “Son terriblemente dañinos y corrosivos”, añade.

Con todo, Portero reconoce que el Ayuntamiento está haciendo “una labor exhaustiva de control”, y reconoce el esfuerzo de los servicios de limpieza. “Se nota que baldean. Gracias a eso estas calles son transitables. Si no fuera por eso, no se podría andar por ahí”, comenta.

El barrio de San José es otro de los señalados como problemáticos en este sentido. Se han instalado placas tanto en la plaza Reina Sofía como en la de Utrillas, aunque según Carmen Valencia, presidenta de la asociación de vecinos, las denuncias provienen de otras zonas. “De la parte alta del barrio sí que hemos recibido unas cuantas quejas. Sobre todo, en la zona del parque de La Memoria. Allí habría que atajarlo de alguna manera”, afirma.

Valencia asegura que estas aves llegan a introducirse en las viviendas de algunos vecinos, y que las mayores molestias vienen por la suciedad que generan. “No es el simple hecho de que estén, es lo que van dejando por ahí”, concluye.

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