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Los espejos en los que se mira Zaragoza para redibujar su mapa de bus urbano

La capital aragonesa estudia un nuevo sistema basado en buses rápidos y otros de barrio. Barcelona y su reciente remodelación del transporte es uno de los ejemplos.

Dos autobuses, a su paso por el paseo de la Independencia.
Dos autobuses, a su paso por el paseo de la Independencia.
Francisco Jiménez

Zaragoza busca espejos en los que mirarse para reordenar el transporte público en la ciudad. El trazado de las líneas de autobús se dibujó hace décadas tomando como base las líneas de tranvía que recorrían la ciudad a comienzos del siglo XX. Por ello, el actual equipo de gobierno PP-Cs es consciente de que el servicio en muchos casos no se adapta a la demanda actual. Así, se están buscando referentes en España y en el mundo para diseñar un nuevo plan director del transporte público que de una vuelta completa a la actual red. Barcelona, Seúl, Moscú o Toronto son algunas de las ciudades a las que Zaragoza ha empezado a estudiar.

El actual equipo de gobierno considera que el diseño de la red actual está desfasado, y más teniendo en cuenta todos los cambios que ha vivido la movilidad de la ciudad desde 2006: cierre del tercer y cuarto cinturón, nuevas zonas en la ciudad, construcción de la estación Delicias, línea 1 del tranvía, nuevos carriles bici en la ciudad… Son solo algunos ejemplos de las transformaciones que ha vivido Zaragoza y que han afectado también a las necesidades de movilidad de sus vecinos.

Además, también han cambiado los hábitos. De la hegemonía del coche y el autobús se ha pasado a un panorama con múltiples opciones, en los que entran en juego el tranvía, las bicicletas, los patinetes y los vehículos de movilidad compartida. Y lo que está por llegar.

La red de autobuses actual tiene varias carencias. No hay una estructura global y, sobre todo, tiene una velocidad comercial media baja, de 13 kilómetros por hora. Las líneas con mayor demanda son, precisamente, las más lentas, cuando debería ser todo lo contrario.

Por eso, el plan director plantea revisar toda la red de buses, para integrar al tranvía y para mejorar el servicio con tiempos de viaje más reducidos, mejores frecuencias y mejores conexiones entre los distritos de la ciudad. Según comentan desde Movilidad, la reorganización podría ser casi total, ya que se va a cambiar el concepto general. El nuevo modelo plantea jerarquizar las líneas. Habría algunas de alta capacidad, quizá con buses biarticulados, que serían diametrales (que cruzan la ciudad de lado a lado) o circulares (con conectan las diametrales). Mediante plataformas o prioridad, se trataría de que fueran rápidas. Y otras que serían líneas locales o de barrio, para conectar a los vecinos con los servicios que tiene dentro de su distrito. Incluso podrían plantearse los servicios de bus a demanda. Una reestructuración que tiene difícil encaje con el diseño actual de las líneas.

Para aplicarlo, Zaragoza se ha empezado a fijar en otras ciudades. Una de las primeras referencias es Barcelona, donde recientemente se implantó una nueva organización. La Ciudad Condal cuenta con 28 líneas rápidas y de alta capacidad, 20 buses de barrio y 44 líneas convencionales, que dan servicio en zonas o casos específicos. La primera de ellas es una red ortogonal, es decir, basada en ángulos rectos, aprovechando la estructura de las calles de esta ciudad. Está compuesta por 28 líneas rápidas y de alta capacidad: ocho horizontales, 17 verticales y tres diagonales.

Zaragoza también ha mirado a Barcelona para estudiar sus áreas de intercambio, que son los puntos en los que se cruzan dos o varias líneas de bus. Allí se instalan carteles para explicar cómo hacer los transbordos de forma cómoda. Además, el año pasado en la Ciudad Condal se estrenó el bus a demanda, que permite a los vecinos de determinados barrios solicitar un minibus en una parada a la hora que lo necesiten.

Más allá de Barcelona, Seúl puede ser otro sitio del que tomar nota. Allí los autobuses se diferencian por colores (azul, verde, amarillo y rojo) dependiendo del tipo de servicio que dan. Salvando las distancias y el tipo de transporte, el metro de Moscú también es un referente, sobre todo por su forma mallada. Al igual que Zaragoza, tiene varias líneas que convergen en el centro y que están unidas por una circular. Toronto, por último, da un buen ejemplo con el dibujo muy directo de algunas de sus líneas, en contraposición, por ejemplo, del sinuoso trazado de las de Melbourne.

De momento, con toda esta información, el gobierno quiere tener un primer borrador de la nueva red de buses para este año. No se descarta lanzar una prueba piloto en un primer momento, con la creación de un bus de barrio y una línea rápida. La aplicación del nuevo mapa, en principio, sería progresiva, y podría durar incluso años. En Barcelona, por ejemplo, se han ido incorporando las novedades en varias fases a lo largo de seis años.

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