La calle Antonio Leyva recuperará el aspecto que tenía tras su reforma

Desde que finalizó la reforma de la calle Antonio Leyva, en el barrio Oliver, y comenzó su pacificación, la vía ha estado en el centro de la polémica. Primero fueron sus coloridas chicanes, cuya legalidad ya fue cuestionada por colectivos vecinales y responsables policiales, y después llegaron los monolitos de hormigón, que se han convertido en una zona de reunión que dificulta el descanso de los residentes.

No obstante, esta situación podría tener los días contados y la calle Antonio Leyva podría recuperar pronto el aspecto que tenía tras su reforma, ya que la Junta de Municipal Oliver-Valdefierro ha aprobado la eliminación de estos elementos estéticos con los votos a favor de PP, Ciudadanos y PSOE, y el voto en contra de ZEC.

Así se decidió el jueves en un pleno monográfico convocado por la presidenta de la Junta y concejala de Infraestructuras, Patricia Cavero, que acudió a la cita con todos los expedientes e informes relacionados con la pacificación de la vía. “Nos ha costado unos meses instruirlo, pero hay que hacer las cosas bien y con la prudencia que corresponde”, añade Cavero.

Al parecer, el último informe técnico que se emitió respecto a la colocación de elementos para garantizar la seguridad vial en la calle Antonio Leyva una vez remodelada, es de diciembre de 2018. El documento sí recogía que las chicanes podían ser una solución, pero no mencionaba nada acerca de la pintura o los monolitos. “No he conseguido encontrar ningún expediente, ni informe, ni autorización sobre la colocación de maceteros y bloques de hormigón”, señala.

Además, tal y como explica Cavero, informes posteriores de la Policía Local de Zaragoza, señalan que la señalización horizontal y vertical no se corresponde con la autorizada por la Dirección General de tráfico ni el Ministerio de Fomento, y que los bloques de hormigón pueden suponer un peligro, tanto para vehículos como para peatones. Por este motivo, una de las primeras decisiones será solicitar que se revierta la colocación de dichos elementos.

Los colectivos más críticos con la configuración actual de esta calle aseguran que se trata de “una noticia esperanzadora”, y esperan poder ver pronto los primeros resultados. “Yo no tengo confianza en que los quiten hasta que no lo vea”, señala Antonio García-Moreno, presidente de la Asociación de Vecinos Oliver Centenario.

Para García-Moreno, lo primero que tiene que desaparecer de la vía son los monolitos, ya que atraen a numerosas personas durante la noche, especialmente cuando hace buen tiempo. “A veces hay gente allí hasta las dos de la mañana. Los vecinos tienen derecho a descansar”, afirma.

Los expedientes recabados por la presidenta de la Junta Municipal serán enviados a Movilidad Urbana para que vuelva a estudiar la configuración de la calle conforme a las normas de seguridad vial y siempre pensando en la pacificación de la vía. Esas medidas, recalca Cavero, se tomarán conjuntamente y “siempre comunicando a la Junta de Distrito cualquier decisión que vayan a tomar”.

En este sentido, el colectivo que preside García-Moreno siempre se ha mostrado partidario de la colocación de cojines berlineses para reducir la velocidad a la que circulan los vehículos. De hecho, la instalación de chicanes pretendía minimizar problemas de seguridad vial que existían en la calle Antonio Leyva del barrio Oliver, en la que se han producido varios accidentes.

Se trata de una vía que soporta un intenso volumen de tráfico, aunque según el colectivo vecinal, la apertura del nuevo vial de la calle Lagos de Millares ha servido para descongestionar “bastante” la circulación. Con todo, por Antonio Leyva pasan las líneas 21 y 53, así como autobuses de empresa que trasladan a los trabajadores hasta sus puestos de trabajo.