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La iglesia de San Pablo, en el centro de Zaragoza, honra a su patrón, San Blas

El templo situado en el barrio del Gancho celebra hoy la fiesta del patrón de la parroquia, San Blas.

Iglesia de San Pablo de Zaragoza.
Iglesia de San Pablo de Zaragoza.

Muchos zaragozanos se preguntan por qué la iglesia de San Pablo, que es el nombre más popular del templo situado en el número 42 de la calle del mismo nombre en el barrio del Gancho de Zaragoza, tiene también el nombre de iglesia de San Blas. La explicación es sencilla: la iglesia está en el lugar donde anteriormente hubo una ermita dedicada a San Blas, el patrón de la actual parroquia. Este lunes, de hecho, se celebra su fiesta. Además, la iglesia está entre las calles San Pablo y San Blas.

El culto a San Blas viene de la época de la Reconquista. Alfonso I el Batallador estaba apoyado por numerosos cruzados y señores feudales franceses, que sentían una profunda devoción por San Blas, así que nada más reconquistarse Zaragoza en 1118 se decidió erigir una ermita en honor a este santo. Empezó a sumarse población a las inmediaciones de la ermita, y la zona pasó a conocerse como Población del Rey. Un siglo después ya se había constituido el barrio de San Blas.

En el año 1259 llegaron los cambios. Don Arnaldo de Peralta, obispo de Zaragoza, dio a la ermita rango de parroquia bajo la titularidad de San Pablo. El barrio había crecido mucho en población por la llegada de mercaderes y artesanos, además de recibir a agricultores y órdenes religiosas seguían poblando en número creciente, fue lo que aconsejó dotarle de su propia Parroquia, convirtiendo para ello la antigua ermita en iglesia parroquial; eso supuso que el barrio comenzase a llamarse de San Pablo. A mediados del siglo XIII se demolió la ermita y empezó a construirse el actual templo, uno de los más impresionantes de Zaragoza, que posteriormente sería ampliado en sucesivas oleadas entre los siglos XV y XVIII.

La huella mudéjar hizo que en 2001 la iglesia y su torre entrasen en la declaración de Patrimonio de la Humanidad. El retablo mayor, de Damián Forment, data de inicios del siglo XVI. También destaca el magnífico órgano del siglo XV. La música tiene su propia capilla en el templo, que alberga durante el año numerosos conciertos. 

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