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Acusan a un preso de alto riesgo de agredir a siete funcionarios de la cárcel de Zuera

El ataque se produjo cuando intentaban inmovilizarlo para recuperar las cuchillas de afeitar que había escondido. 

Exterior de la cárcel de Zuera.
Exterior de la cárcel de Zuera.
Guillermo Mestre

El Juzgado de Instrucción número 10 de Zaragoza tenía previsto celebrar este viernes un juicio rápido contra el recluso de alto riesgo Federico S. L. por los hechos ocurridos el pasado 19 de septiembre en el centro penitenciario de Zuera, donde agredió a siete funcionarios cuando intentaban inmovilizarlo para recuperar las cuchillas de afeitar que tenía escondidas. Sin embargo, la vista no llegó a celebrarse, ya que la Fiscalía y la acusación particular hicieron ver a la magistrada que el encausado debía ser enjuiciado no solo por varios delitos de lesiones leves sino también por un delito de atentado contra la autoridad, que conlleva pena de prisión.

Según los informes que maneja la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, el altercado protagonizado por este interno –incluido en la categoría FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento)– se registró sobre las 9.42 en el módulo de aislamiento de Zuera. Como es habitual, un funcionario pidió al recluso que devolviera los objetos de aseo que le habían prestado, pero este entregó la maquinilla de afeitar rota y sin las cuchillas. El empleado de la prisión le preguntó dónde estaban las hojas metálicas, a lo que Federico S. L. respondió: "No te las voy a dar, ni las vais a encontrar".

Dada la peligrosidad del interno, el funcionario decidió no dejarle salir al patio e informar de lo que estaba ocurriendo a un superior, que activó el protocolo de seguridad. Así, un grupo de empleados acudió al lugar donde estaba retenido el recluso para proceder a su inmovilización y posterior cacheo. Sin embargo, en lugar de mostrarse colaborador, Federico S. L. adoptó una actitud desafiante hacia los funcionarios. "Las cuchillas las tengo en la celda, pero no las vais a encontrar. Si me pasáis dentro me vais a tener que sacar muerto, porque me corto el cuello", les gritó.

Con escudos y aerosoles

Como es habitual en estos casos, a la hora de acceder al habitáculo donde estaba confinado el preso FIES, los funcionarios lo hicieron pertrechados con escudos para protegerse. Pese a ello, el interno –que pesa casi cien kilos y mide aproximadamente 1,90 metros– empezó a dar puñetazos y patadas y terminó lesionando a los siete. A alguno de ellos, llegó a presionarle varios segundos el cuello. Ni siquiera utilizando un aerosol reglamentario consiguieron reducirlo, para lo que fue preciso casi media hora.

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