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La última noche de El Refugio del Crápula

Tras más de dos décadas ofreciendo planes de ocio, este bar del barrio de La Magdalena de Zaragoza celebrará su última fiesta el 1 de febrero: la de despedida.

Fachada de El Refugio del Crápula, que cerrará el 1 de febrero.
Fachada de El Refugio del Crápula, que cerrará el 1 de febrero.
Toni Galán

El 1 de febrero será el último brindis en El Refugio del Crápula. Este emblemático bar de la calle Mayor, en el barrio de La Magdalena, bajará su persiana definitivamente después de casi tres décadas de servicio. "Se cerrará, se cerrará", repetía este jueves Marga Francés, una de las socias. "Los dueños han decidido vender el local y no se traspasará", añadió.

"Un sitio de unión, de buen rollo" es la definición que dio Francés de su establecimiento. En este garito, a los pies de la torre de la iglesia, ha culminado la peregrinación de algunos amantes del ocio nocturno de la capital aragonesa. Lugar para escribir el punto final de la noche y de encuentro, según Marga: "Se podía acudir solo porque se hacían amigos, se creaban pandillas y grupos".

Esto percibían sus actuales socios (Marimar López, Patxi García, Ramón Alconchel y Marga Francés), que han estado al frente del bar desde hace dos décadas. Sus parroquianos ya recuerdan con nostalgia las sesiones de magia, las presentaciones literarias, también las tertulias y los recitales. Por supuesto, la música.

Recorte sobre El Refugio del Crápula en HERALDO, en la década de los 90.
Recorte sobre El Refugio del Crápula en HERALDO, en la década de los 90.
Heraldo.es
"Era una referencia nocturna diferente"

Las programaciones de décadas pasadas delatan la variedad de ritmos que se podían escuchar (desde flamenco hasta rock, pasando por tango o folk, sin olvidar blues o jazz). Durante años siguieron una tradición 'hollywoodiense': concibieron un cielo de doradas estrellas con el nombre de los grupos que allí actuaron. La mayoría fueron españoles, pero también los hubo internacionales. "Nosotros tocamos con un grupo holandés muy electrónico", recordó Álvaro Mazarrasa, de Dadá. "Era una referencia nocturna diferente", agregó el vocalista.

Otros eventos que se pueden encontrar en las planificaciones antiguas son los 'jam session'. En la década de los 90 se anunciaba en las páginas de HERALDO que todos los miércoles, a partir de las 22.00 se subían al escenario "músicos de todo pelaje durante horas". Las crónicas relatan que se llegaba a la improvisación.

Otro tipo de ocio nocturno

"La noche de Zaragoza hace unos años era diferente a la de ahora. Estaba más viva. Antes se abría durante toda la semana y los bares no eran tan grandes como ahora", sostiene Marga Francés. Su opinión radica en el estilo de salir y también en el modelo de negocio. Este punto de vista coincide con el de Mazarrasa: "Parece que se diversifica porque creo que ya no se entiende el ocio como un momento de encuentro". "No hay un relevo generacional en la clientela de los bares", continuó. Desde El Refugio del Crápula también apuntaron que la ley antitabaco les afectó, como a otros bares que carecían de una terraza.

"La noche de Zaragoza hace unos años era diferente a la de ahora. Estaba más viva"

Abrumada por las muestras de cariño recibidas en las redes sociales tras el anuncio del cierre, Francés hace memoria para recordar alguna anécdota. "Después de cerrar, cuando encendíamos las luces, nos encontrábamos de todo. En una ocasión hasta unas aletas de submarinista", reía.

Este ventrículo del corazón de La Magdalena dejará de latir el próximo mes. A partir de entonces, el barrio que, según Francés, le ha dado "un punto especial" verá desorientados a los crápulas de la capital aragonesa, sin refugio.

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