El momento de combatir el 'bullying' no es cuando el maltrato de un alumno sobre otro se manifiesta, sino mucho antes. Esa intervención tiene que llegar con anterioridad a que sea evidente, y para ello es necesario contar con herramientas que permitan prevenir la violencia, trabajar sobre las actitudes que la envuelven y corregir aquellos comportamientos y dinámicas grupales que las preceden.

La investigación, liderada por Santiago Gascón, profesor de Psicología de la Universidad de Zaragoza en el campus de Teruel, ha sido reconocida con el XIV Premio Nacional de Investigación de la Fundación Lafourcade para el bienestar psicológico. A través de la propuesta de trabajos anónimos en los que se anima a los jóvenes a ser creativos en su resolución, el proyecto 'Detección de actitudes violentas en el aula (precursoras del acoso escolar)' "no busca quién tiene esa actitud, sino poder localizarla para así reforzar las positivas y trabajar en la erradicación de las negativas", indicar el profesor.

Los investigadores parten de la base de que "la violencia no es inherente en el ser humano, que por norma general es un ser social pero que durante sus etapas de formación manifiesta actitudes negativas, entre las que también se encuentra el hecho de omitir ayuda a la víctima del 'bullying', pues te convierte en público del agresor", apunta Gascón.

Los resultados que se extraen de los trabajos se cruzan con los obtenidos a través de cuestionarios clásicos. El investigador aclara que "es habitual que en una encuesta las personas no den una respuesta real, sino que intenten transmitir la que creen que el encuestador busca. Este efecto se multiplica entre los niños. Por eso correlacionamos nuestro método indirecto con otro directo, quizá más clásico".

Por el momento, además del premio recibido, el proyecto ha sido bien acogido por la comunidad educativa, que se muestra receptiva a desarrollarlo en las aulas, así como por parte del Gobierno de Aragón. Los investigadores pretenden redactar un informe global en la comunidad autónoma -ya han recibido el visto bueno del departamento correspondiente- y uno pormenorizado de cada centro, de modo que en estos se puedan tomar las medidas necesarias desde distintos puntos de vista: maestros, psicólogos...

La violencia no es solo cosa de chicos

En la prueba piloto no se han demostrado diferencias entre las actitudes de los chicos y las chicas. "Tradicionalmente, los chicos eran los mayores agresores, pero ahora se ha visto cómo esta tendencia se ha equiparado. Cada vez hay más igualdad entre géneros, también en este sentido. Las diferencias, quizá, están en el tipo de 'bullying'. Tal vez en las chicas sean más proclives al ciberacoso o al acoso verbal, y en el caso de los chicos se incurra más en la violencia física", subraya el experto.

Tampoco se observa una brecha entre pueblo y ciudad ni entre estratos sociales. "Al final, la tecnología llega a todo el mundo, por lo que el ciberacoso está al alcance de todos. Y las dinámicas (que afectan a otros tipos de acoso) están también presentes en todas las clases sociales".

Distintos apoyos

El proyecto se lleva a cabo con 16 jóvenes investigadores y estudiantes del Máster de Psicología General Sanitaria y cuatro investigadores. El trabajo fue presentado por el grupo de investigación en Salud Mental de la Universidad de Zaragoza el año pasado en la sede de la Organización Mundial de la Salud, siendo asesorado por su equipo de prevención de la violencia infantil. Cuenta también con el apoyo de la Subdelegación de Gobierno en Teruel y del profesor Dan Olweus, máxima figura internacional en este tema.