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Dulces, café y patines para despedir una larga Navidad

La muestra navideña de la plaza del Pilar cerró ayer sus puertas, una semana más tarde de lo habitual, y se despidió de los zaragozanos después de 39 días de intensa actividad.

La pista de hielo fu la atracción de la muestra navideña que más afluencia registró durante su último día.
La pista de hielo fu la atracción de la muestra navideña que más afluencia registró durante su último día.
Guillermo Mestre

De vuelta ya a la rutina, con la decoración luminosa apagada y el gran Belén a medio desmantelar, envueltos en el trasiego diario de aulas, oficinas y obligaciones, parece que hubiera pasado una eternidad desde que los Reyes Magos desfilaron por las calles de la ciudad y pusieron fin, de forma oficial, a las fiestas. No obstante, lo cierto es que aún sobrevivía un último reducto navideño en la plaza del Pilar que este lunes ya comienza a ser desmontado.

La muestra navideña se despidió ayer de la capital aragonesa y se llevó consigo el olor a rosquillas de anís, crepes y chocolate caliente tan típico de estas fechas. Los zaragozanos tendrán que esperar casi un año para volver a disfrutar de sus atracciones, muchas de ellas estrenadas esta Navidad. Así, el público –aunque no tan numeroso como en jornadas anteriores– apuró el último día de apertura y aprovechó para pasear –café en mano para tratar de mantener a raya el frío– entre sus 40 casetas, lanzarse una última vez por la pista de trineos neumáticos o dar un último bocado a los apetecibles dulces. 

No obstante, lo que más acaparó la atención de los visitantes fue la pista de hielo, que se llenó sobre todo de familias con niños y de grupos de adolescentes que optaron por enfundarse unos patines, dedicar el domingo a practicar este deporte y llevarse, de paso, los últimos golpes contra el congelado pavimento. Los pequeños, sin duda, los más entusiastas: "Si no traigo a mis hijas a patinar el último día no me lo perdonan", bromeó una madre.

Este año, la clausura definitiva de la muestra navideña del Pilar se hizo esperar y terminó una semana después de lo habitual, aunque también había comenzado una semana más tarde. Algo que quizá gustó a quienes se resisten a decir adiós a la que es, para muchos, la época más mágica del año, pero que puede que no contentara a todos los comerciantes.

Así lo explicó Verónica Zaragoza que, tras su puesto de juguetes artesanos, indicó que, aunque en general está "contenta" con las ventas, el hecho de no abrir la semana anterior al puente de la Constitución "se ha notado". "Para nosotros tiene que acabar y empezar una semana antes, a ver si al año que viene cambia", sentenció. Desde hace una década esta comerciante despliega su puesto cada año en las distintas fiestas que se celebran en la capital aragonesa. "Trabajo muy bien aquí, los maños son muy buenos clientes, gente muy agradable y muy amable", aseguró Zaragoza.

Sin embargo, pese a esta última semana, la muestra ha estado, casi todos los días –excepto, quizá, los más gélidos–, muy concurrida. Desde el puesto de Viveros Aznar, uno de los más grandes, situado junto al tobogán de trineos neumáticos, incidieron en que la afluencia ha sido mayor que en otras ediciones. "Se ha vendido más variado que otros años y se ve que la gente viene con ganas de comprar", explicó una de las dependientas del establecimiento desde detrás del mostrador.

Y ahora... Semana Santa

Finalizada la Navidad, ahora sí, de forma definitiva, la ciudad comienza a prepararse ya para acoger otra de sus grandes festividades. Este fin de semana, casi todas las cofradías comenzaron a ensayar los toques de Semana Santa, según confirmó el vocal de Instrumentos de la Junta Coordinadora de Cofradías, Ángel Nápoles. Los tambores resonaron en diversos puntos de Zaragoza por lo que los preparativos para dejar todo a punto para las procesiones ya están en marcha.

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