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La primera escuela pública de videojuegos de España echa a andar en Zaragoza

La Cierzo Esports Academy cuenta con 30 alumnos que entrenan varios días a la semana y que son tratados como deportistas. Pueden ser expulsados si bajan su rendimiento escolar o hacen comentarios discriminatorios.

Entrenamiento en la Cierzo Esports Academy, la escuela de videojuegos del Ayuntamiento de Zaragoza.
Entrenamiento en la Cierzo Esports Academy, la escuela de videojuegos del Ayuntamiento de Zaragoza.
Aránzazu Navarro

“¡Estoy muerto, estoy muerto! Teníamos que haber ido hacia el otro lado… Nada, lo han hecho muy bien”. Un chaval juega delante del ordenador mientras habla a través de unos cascos con micrófono incorporado. Sus dedos vuelan sobre el teclado a tal velocidad que si parpadeas te pierdes dos o tres acciones. “Está compitiendo con un chico de Asturias como compañero”, explica Carlos García, profesor de Cierzo Esports Academy. Se trata de la primera escuela municipal de videojuegos de España, que echó a andar oficialmente hace poco más de un mes en Zaragoza.

Es una academia en toda regla, como las hay de música, de danza, de teatro… Los chavales, de entre 13 y 17 años, reciben entrenamientos teóricos y prácticos de varios deportes electrónicos, los conocidos como esports, esos cuyas competiciones llenan estadios y mueven millones de euros. En un rincón del centro cívico Delicias, el servicio de Juventud del Ayuntamiento de Zaragoza ha organizado una academia pública con profesores y material profesional para formar, de manera gratuita, a decenas de chavales zaragozanos.

Roberto Moneo, responsable del proyecto de la Casa de Juventud Delicias, cuenta que todo empezó “poco a poco”. Primero, con la instalación de varias ‘game zone’ dentro de los espacios para jóvenes del Ayuntamiento, luego con la organización de algunos eventos… Al final, se animaron a presentar el proyecto de la academia en los presupuestos participativos, de donde rascaron varios miles de euros para los asientos de competición, los ordenadores… La academia, que lleva un mes funcionando, tiene dos profesores, un supervisor y 30 alumnos, aunque la comunidad de chavales vinculados de una u otra manera supera los 200.

La formación consta de varios entrenamientos a la semana, pero también de charlas y talleres con especialistas para manejar la frustración en las derrotas, para mejorar la socialización, para aprender a sentarse correctamente y evitar dolores de espalda… “Les entrenamos desde el punto de vista teórico, práctico y emocional”, explica García.

Cierzo Esport Academy es un proyecto impulsado por el Ayuntamiento de Zaragoza a través de la Casa de Juventud Delicias, que pretende acercar el mundo de los deportes electrónicos a los jóvenes.
Heraldo TV

A los alumnos se les trata como deportistas. Al entrar, apagan sus móviles y los meten dentro de una cesta, para evitar distracciones. “El objetivo es que jueguen periodos de tiempo cortos, pero muy concentrados”, apunta Quique Acín, el otro ‘coach’. Ellos les dan conocimientos teóricos con las novedades que van presentando juegos como el Fornite, el League of Legends o el Brawl Stars y luego les guían en las sesiones prácticas y en las competiciones a las que se apuntan.

La academia tiene sus reglas. Los alumnos pueden ser expulsados si bajan su rendimiento escolar o si lanzan mensajes de odio o de discriminación. “Tienen que saber que cuando se ponen la camiseta del equipo, nos representan a todos”, dice Carlos García. Además también se alerta a los chavales de los riesgos de ludopatía y, para evitar tentaciones, se muestran “en contra” de las compras inmediatas en las que los jugadores pagan dinero para mejorar las prestaciones de sus personajes. “Trabajamos el tema de las adicciones y del uso responsable, incluso con charlas para los padres”, apunta Roberto Moneo.

El perfil del alumno que se acerca a la Cierzo Esports Academy es claramente masculino, con unos 16 años de edad y (claro) muy aficionado a los videojuegos. Aunque sus profesores señalan que no hay “gente extraña o marginal”, sí admiten que les viene bien acudir al centro para “relacionarse con más gente con la que comparten intereses” y descubrir “que no son asociales”.

Reportaje sobre la Cierzo Esports Academy, la primera escuela pública de videojuegos.
Roberto Moneo, Carlos García y Quique Acín, profesores de la academia, durante una clase.
Aránzazu Navarro

Laura de Luis, al frente de las redes sociales, está intentando feminizar el grupo. “De momento somos cuatro chicas, pero queremos hacer un equipo de seis”, dice. “Estos suelen ser espacios muy masculinizados, ya que los videojuegos, no sé por qué, están orientados como un producto muy masculino, cuando todo el mundo puede usarlos”, relata. En el equipo, asegura, no se ha encontrado con ningún comentario machista ni con ningún gesto discriminatorio.

"Juego unas cuatro horas al día"

Raúl Galve, de 16 años, es uno de los alumnos. Según señala, la academia le ha ayudado a mejorar “en la organización de mi tiempo” y en “el trabajo en equipo”. Señala que usa los videojuegos para desestresarse. “Me lo paso bien, es algo que me reconforta”, añade. Según afirma, juega unas cuatro horas al día si no tiene "muchos exámenes". En su casa no lo ven mal del todo, aunque “podrían verlo mejor”, matiza. “Como voy bien en los estudios, no hay problema”, concluye. 

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