zaragoza
Un remedio a la soledad del emprendedor
La Terminal, La Azucarera y CIEM acogen en sus instalaciones de Zaragoza a más de un centenar de ‘start ups’ con unas 270 personas y 114.000 euros de facturación media.
"Poder trabajar desde un lugar fijo y rodeado de otras iniciativas que siempre son motivacionales te anima en la aventura de emprender", asegura Pedro Lozano, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Zaragoza (AJE) y que hace ya casi nueve años debutó en esto de los negocios de la mano de Zaragoza Activa.
La Azucarera, donde creció Imascono, la empresa de Lozano, el CIEM (Centro de Incubación Empresarial Milla Digital), y La Terminal, de Etopía, son tres espacios en la capital aragonesa donde crear, acelerar y afianzar proyectos hasta poder convertirse en compañías solventes y duraderas. Sobre todo de carácter tecnológico, pero con una creativa variedad, en estos viveros de empresas del Ayuntamiento de Zaragoza se alojan actualmente unas 100 nuevas empresas o 'start ups'. Además, en todos ellos se llevan a cabo programas específicos de formación de profesionales, con el objetivo de fomentar y apostar por la creación de negocios, de los que se benefician cada año alrededor de 300 emprendedores.
En Zaragoza Activa, además de La Azucarera, que actúa como aceleradora de empresas ya creadas cuyos equipos tienen acceso por un precio reducido a despachos privados –igual que en las otras dos–, también se llevan a cabo otros programas. Según explican desde la organización, se trata de "todo un ecosistema de emprendimiento" en el que no solo se ofrecen espacios de trabajo.
El Semillero de Ideas, donde se suelen alojar unos 25 o 30 proyectos en fase inicial –y cuyo plazo de inscripción para el próximo año está ahora mismo abierto– es uno de ellos. De hecho, de la mano de este proyecto surgió en 2011 Imascono, un comienzo que su fundador cree que fue fundamental para la empresa. "Poder estar en un ambiente rodeado de otras personas que están en una situación igual a la tuya ayuda profesional y psicológicamente", recuerda sobre su paso por el Semillero Pedro Lozano, quien considera que para emprender hace falta recorrer un camino "muy difícil y muy solitario". Otro de los programas de Zaragoza Activa es La Colaboradora, que se define como un espacio de trabajo con una inteligencia colectiva en el que mediante un banco de tiempo sus usuarios intercambian y comparten experiencias y se benefician de las sinergias generadas.
Las empresas pueden permanecer en los viveros municipales un máximo de tres años. En el CIEM se da casa ahora a 30 proyectos con una media de 3,21 trabajadores, en La Azucarera a 17 con 2,5 empleados de media y por La Terminal han pasado 72 a lo largo de 2019. En cuanto a la tasa de supervivencia, el 89,5% de los proyectos creados en el primer vivero hace tres años siguen activos a día de hoy, mientras que en el caso de La Terminal sobreviven el 69,2% de los creados desde su fundación en 2014 y se han acelerado desde entonces un total de 192 empresas. En términos monetarios, la facturación media de las empresas alojadas en el CIEM alcanza los 168.011 euros y en La Azucarera se encuentra en torno a los 60.000 euros, aunque con importantes variaciones entre las compañías.
"El asesoramiento es clave para ejecutar una idea"
Gestada totalmente en el CIEM, la aplicación BabyPop, que con solo dos meses de vida cuenta con más de 10.000 descargas, pretende ayudar a los nuevos padres a gestionar mejor la llegada de sus hijos. Desde que surgió la idea hasta que vio la luz, esta 'start up' aragonesa ha estado alojada en uno de los viveros de empresas de Zaragoza, algo que según su director, Pedro Gimeno, ha sido "clave" en su desarrollo.
Destinada a los papás milenial, en palabras de Gimeno, esta 'app' busca ofrecer "calma, tiempo y respeto", algo, asegura, muy necesario con la llegada de un bebé, un proceso que necesita unos plazos que no siempre son respetados. Así, la mujer embarazada puede crear un grupo con las personas de su entorno, donde compartir noticias, gestionar las visitas o crear listas de productos y servicios locales. Se han creado ya más de 1.000 grupos. "Incluso hemos estado en algún parto", cuenta.
La empresa, con una plantilla de cinco personas, lleva diez meses en el CIEM, donde tienen acceso a un despacho y pueden disfrutar de cursos y eventos. "Recibes asesoramiento y estás en un entorno emprendedor en el que se generan sinergias, estás acompañado y te aporta visibilidad, es una experiencia muy positiva", resume Pedro Gimeno sobre su estancia en la incubadora.
"Mi empresa está en un momento muy dulce"
En tres años, Víctor Muñoz ha pasado de trabajar solo en su garaje a hacerlo con un equipo de 14 personas en el vivero de La Terminal. Mil Envíos, la empresa que fundó en 2016, se encarga de conectar a usuarios que quieren enviar con transportistas que buscan realizar el trabajo, y atiende una media de 1.000 pedidos cada 40 días. Este crecimiento se debe, al menos en parte, a su estancia en la aceleradora. "El talento se atrae, es un ecosistema que siempre suma y multiplica y que me ha permitido conocer a mucha gente", asegura Muñoz.
Aunque la decisión de emprender vino acompañada de una etapa "muy dolorosa y de mucho esfuerzo", ahora Muñoz reconoce que su empresa está atravesando "un momento muy dulce". "Las mentorías de La Terminal nos han ayudado mucho", señala el director de Mil Envíos. Para 2020, la compañía tiene por delante el reto de sacar al mercado su propia aplicación, que preparan para 11 millones de usuarios y que esperan que resulte ser todo "un bombazo". En la actualidad, más de 800 empresas de transporte están inscritas en la plataforma 'on line' de la empresa.
No obstante, aunque prometedor, el futuro también se presenta en parte "incierto". Mil Envíos ya lleva en La Terminal un año y medio de los tres que, como máximo, pueden permanecer las empresas.
