crimen machista de las delicias

El acusado de matar a su mujer quiere ver a su hija y las acusaciones exigen la retirada de la patria potestad

David Pellicer usa el derecho a la última palabra para pedir perdón a la familia y a su hija, que ahora tiene 11 años. Las acusaciones solicitan entre 25 y 28 años de cárcel y la defensa, la absolución. 

Un momento del juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza contra David Pellicer.
Un momento del juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza contra David Pellicer.
José Miguel Marco

David Pellicer Criado, de 41 años, acusado de matar a su mujer, Raquel D., de 37, en junio de 2018 en su domicilio de Las Delicias, aprovechó su derecho a la última palabra para pedir a los miembros del jurado que no le "alejen" de su hija. "Estaba muy apegado a ella y me gustaría recuperarla, si es que hay posibilidad", manifestó.

Su petición se producía después de que la Fiscalía exigiera, además de 25 años de cárcel por asesinato y delito de maltrato psicológico habitual, la retirada de la patria potestad, como plantearon desde el principio la acusación particular, a cargo de Noé Gabás, y el abogado de la Comunidad Autónoma, José Luis Gay.

La fiscal Paloma Sopeña afirmó en la última sesión del juicio que la mayor «protección» que se puede dar a la hija de la pareja –una niña de 11 años cuya custodia tiene ahora su abuela materna– es privar al acusado de la patria potestad. 

«Junto a Raquel, ella es la mayor perjudicada. Se ha quedado sin madre porque la ha matado su padre. Piensen –dijo al jurado– que si no le retiran la patria potestad habría que pedirle permiso para, por ejemplo, cambiar de colegio a la niña, una operación quirúrgica o que pueda hacer un viaje».

 Añadió que Pellicer no tuvo «ninguna contemplación» con su hija, «no pensó en ella ni un minuto». Cuando sea una mujer adulta, que decida ella», expresó.

Por otro lado, la fiscal se vio en la necesidad de exaltar la figura de Raquel al entender que durante la vista oral ha sido «vilipendiada». «El acusado se ha defendido atacándola. Era una buena persona, trabajadora, vital, buena madre, buena hija y con buenas amigas. Tenía una relación sentimental, no un ‘amante’ como ha dicho peyorativamente la defensa. Pero ese no era el motivo por el que quería dejar a David, la razón era que la maltrataba», señaló.

En el mismo sentido se pronunció Noé Gabás, quien reprochó que en algunos momentos del juicio parecía que se estaba juzgando a Raquel y que el maltratado era el acusado. «La soberbia que ha mostrado llamando a la víctima maltratadora, drogadicta o compradora compulsiva y su declaración absolutamente prepotente y desafiante no corresponde con una persona arrepentida», dijo.

Las acusaciones reiteraron a los miembros del jurado que todas las pruebas indican que David Pellicer atacó a su mujer con alevosía, sin ninguna posibilidad de defensa y era plenamente consciente de sus actos cuando la mató y apretándole el cuello durante varios minutos, no segundos. Además, piensan que no concurre ninguna de las atenuantes que pide la abogada defensora, Carmen Sánchez.

Esta no pudo por más que empezar su alegato pidiendo al tribunal que condene al acusado «por lo que hizo», pero no por los «añadidos» que plantearon las acusaciones, tales como el «maltrato habitual». «Apelo a su lógica y al sentido común. El acusado es culpable de haberle dado muerte, pero no de todas las cosas que se han dicho, como que era un violador», expuso.

La abogada mantiene que su cliente no fue consciente de haber dejado sin vida a su mujer pues no tenía intención de matarla. Por eso pide su absolución y, en el caso de que sea condenado, considera que concurren las eximentes de trastorno mental transitorio y afectación de consumo de drogas y las atenuantes de arrebato u obcecación y confesión de los hechos.

La letrada se refirió a la situación del día de los hechos como una «olla a presión». «Ambos habían consumido drogas, había una fuerte carga emocional y el grito que lanzó Raquel (un juramento) desencadenó todo. Se pusieron encima de la cama, la agarró del cuello, cayeron y por la inercia de la caída le agarró más fuerte».

«Fue un acto momentáneo e incontrolable debido a la persistencia y la prolongación de la explosión pasional, provocado por el dolor y el maltrato emocional continuo que la víctima ejerció sobre él durante todos estos años, unido al consumo de drogas durante toda la semana y el fin de semana, lo cual hizo actuar al David Pellicer de forma irrefrenable».

El magistrado presidente del jurado, Javier Cantero, entregará el objeto del veredicto al jurado este próximo lunes, día en que comenzará la deliberación. 

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