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La "carrera de fondo" para preparar una oposición

El desbloqueo de la oferta pública de empleo ha hecho que se vuelvan a celebrar citas multitudinarias de exámenes para conseguir un puesto de funcionario en la Administración. Para lograr la ansiada plaza no basta con aprobar.

Isabel Sanz y Eva Benito preparan sus oposiciones en Adams Formación.
Isabel Sanz y Eva Benito, en el centro de Adams Formación de Zaragoza donde preparan su oposición.
Aránzazu Navarro

"No salía de casa, estaba todo el día estudiando menos cuando tenía que hacerme cargo de mi hijo porque no podía nadie más. Acabé loca". Isabel Sanz, zaragozana de 40 años, resume así el 'sprint' que hizo en seis meses para preparase una oposición de celador para el Salud y aprobar. Pero todavía no tiene puntos suficientes para sacar plaza así que tiene que volver a la rutina del estudio. Opositar ha cambiado su forma de vida. "Llevaba a mi hijo al colegio y estudiaba desde las 9.30 y hasta las 14.00". Por la tarde no podía seguir porque estaba con el pequeño, aunque con remordimientos por las horas perdidas de estudio, y por la noche seguía.

Licenciada en Filología Hispánica, trabajó siete años en una consultora informática. La compañía hizo un ERE y se quedó en el paro y con un bebé. "Di a luz tres días después de firmar el finiquito", recuerda. Ahí empezó el camino para reciclarse. Siguió estudiando inglés y consiguió llegar al nivel C1, uno de los más elevados. "Yo no sabía ni lo que era un celador. Nunca había tenido conciencia de que existiese ese puesto", reconoce, desde una de las aulas del centro Adams Formación de Zaragoza al que acude. En su familia le reprochaban qué hacía opositando a un puesto por debajo de su formación.

"Quería simplificar mi vida laboral. Un trabajo en el que fuese feliz"

 "Quería simplificar mi vida laboral. Un trabajo en el que fuese feliz. Y siendo celadora, en este momento, lo soy", afirma. Además, le gusta el trato con la gente. Ahora tiene puntos porque ha entrado en la ‘bolsa’ en la que se cubren vacaciones y bajas. Está muy contenta tras los dos veranos en los que ha podido trabajar en ese puesto y solo espera conseguir plaza fija. Su llegada al mundo de las oposiciones se ha producido en uno de los años con más oferta de plazas en Aragón y España. En la Administración aragonesa se han convocado 1.157 plazas. Además, el deseo de ser funcionario vuelve a la mente de muchos cuando se empieza a hablar de nuevo de crisis económica. En octubre, 118.000 aspirantes de toda España se examinaron para 8.102 plazas en la Administración General del Estado.

Su compañera de academia, Eva Benito, graduada social de 46 años, llegó casi por casualidad al mundo de las oposiciones, animada por su hermana. "Siempre me ha gustado estudiar", afirma. Después de trabajar toda su vida en el negocio de su familia, tras la crisis se vio obligada a reorientarse. Confiesa que aún le dedica pocas horas al estudio, unas tres al día, cuando lo recomendable es un mínimo de cinco  para las pruebas de auxiliar administrativo de la DGA que prepara, convocadas para el primer trimestre del año que viene. "Aprovecho el rato de la mañana cuando mi hija está en el colegio".

"Opositar es un trabajo. Es un esfuerzo grande", asegura. De su primer contacto con las oposiciones "me chocó ver a mucha gente de 40 años para arriba". Y cree que "estamos perdiendo una generación de profesionales que tenemos la formación, la experiencia y que nos hemos estado reciclando siempre".

Mayoría de mujeres

En Adams Formación, los perfiles mayoritarios de las personas que opositan se dividen entre las que tienen de 41 a 51 años y las de 26 a 35 años, explica Clara Aladrén, coordinadora de oposiciones del centro zaragozano. "El 60% son mujeres y de ellas un 45% están trabajando", calcula. El principal objetivo es lograr estabilidad laboral y un horario que mejore la conciliación. En centros como CEAP sitúan el porcentaje de aspirantes femeninas en el 80%, con mayoría incluso en oposiciones más "masculinizadas" como las de funcionarios de prisiones, a las que ya se presentan un 60% de mujeres. 

Aula de preparación de oposiciones en Master D.
Aula de preparación de oposiciones en Master D.
Master D

Es el perfil de una de las opositoras del centro de Master D, que prefiere no dar su nombre porque no saben en su trabajo actual que se está preparando para opositar. Estaría en el primer grupo. "Te ves en una edad en la que no tienes nada fijo", confiesa. Licenciada universitaria, no llegó a ejercer su profesión porque se dedicó a la familia y al volver a intentar entrar en el mercado laboral vio que había cambiado mucho. Ahora "me he animado porque tengo los hijos mayores y puedo compaginar estudio y trabajo". Por la mañana se encierra en un cuarto y por la tarde se marcha a trabajar. "Es esencial el apoyo del entorno. Afortunadamente lo tengo. Me entienden y me apoyan", apunta.

Sanz coincide en la importancia de que la familia y las amistades "entiendan que estás encerrada en casa" y animen en las horas bajas. Ella tiene ese respaldo en su pareja. Al igual que su compañera eligió ir a una academia, que afronta como una "inversión" en tiempo y dinero, porque le aporta conocimientos sobre cómo sacar la oposición, hacer el examen, "salir de tu jaula" y compartir experiencias, sobre todo, en las horas bajas.  

En los perfiles de opositores están también jóvenes 'ni-ni', que ni estudian ni trabajan, a los que sus padres, la generación que ha sufrido la última crisis, aconseja "que se saquen una oposición", explica Cristina Villanúa, coordinadora docente de oposiciones de Master D. Si les gusta el deporte, puede que se decanten por las de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad o si les gusta la programación y la informática, las de auxiliar técnico de informática, pone como ejemplos.

Al elegir la oposición mucha gente decide acceder al empleo público "desde abajo", para luego ir ascendiendo mediante promoción interna, coinciden desde las academias. En la elección hay que ser consciente de la disposición y preparación de cada uno.

Los centros destacan que es un buen año para presentarse por la elevada oferta actual y la que está en camino, después de la sequía de los años de la crisis, que pusieron en jaque al sector.  Hay un gran número de funcionarios que van a ir cumpliendo la edad de jubilarse, aunque también hay una bolsa de interinos. "Ahora mismo tenemos un tejido de funcionariado mayor elevado", explica Juan Carlos Calvo, director de Adams Formación, que reconoce que opositar es "un acto de valentía" porque supone un cambio de rumbo en la vida del aspirante. "Ahora es el momento", asegura Villanúa de Master D. "Desde 2014 habría ido subiendo la ola de oposiciones y ahora estaríamos en la cresta", explican.

Tirar la toalla

Pero esta "carrera de fondo", como la definen en el sector, no consiguen terminarla todos los participantes. El anuncio de "macroofertas" genera mucho interés, pero "en cuatro meses que quedaba desde que salió la última convocatoria es imposible", explica Enrique Ortega, director de CEAP, en referencia al último paquete de auxiliares administrativos del Estado, que tienen pendiente ahora la prueba de informática. Desde el centro zaragozano de preparación de oposiciones aconsejan empezar a prepararse "incluso con el rumor, que es lo que te va a dar el mínimo del año". Y no guiarse por oposiciones "fáciles" ya que en una que tenga menor temario habrá también mayor "competencia". Además, afirma que "no hace falta ser una persona superbrillante. Las oposiciones son esfuerzo, compromiso y mucha constancia".

"Hay gente que no sabe dónde se mete y se lleva una sorpresa cuando ve que el nivel de exigencia es alto"

"El opositor que tira la toalla es el que no tiene el hábito de estudio", añade Villanúa. Además de memorizar "hay que saber cómo es el examen y los tiempos que hay que darle a cada parte", aconseja. Coincide en situar entre nueve meses y un año el periodo para poder presentarse a un examen de los citados "con garantías de aprobar". Alguien que ya tenga conocimientos de la materia y dedique al menos cuatro o cinco horas al día puede reducir el plazo a cinco o seis meses. Pero el plazo para sacar una plaza puede alargarse dos o tres años, sobre todo, si se tienen que rascar horas después del trabajo o el cuidado de los hijos.

A lo largo del proceso "hay un momento en el que se llega a un punto de inflexión en el que ves que no tiras para arriba. Tu rendimiento empieza a bajar" y ahí es donde se puede poner punto y final, indica Ortega. "Hay gente que tiene una falsa sensación, no sabe dónde se mete y se lleva una sorpresa cuando ve que el nivel exigencia es alto", advierte. Porque la prueba de fuego es el examen. Y allí, además de la preparación juegan un papel importante los nervios y la suerte, señalan las aspirantes.

"Si no la sacas no es tiempo perdido", afirma Benito, que se presentó a la última 'macrooposición' de auxiliares administrativos del Estado "para probar" y que le sirvió para motivarse para el futuro examen autonómico al que aspira. Cree en la importancia de la actitud positiva y le ayuda "visualizarse" en el puesto. Todo por conseguir un empleo para toda la vida.

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