crimen de los tirantes

Los forenses recrean con un mosquetón el golpe mortal que sufrió Laínez de espaldas

Los médicos, que informaron sobre la autopsia a puerta cerrada, destacan el sufrimiento añadido que el agresor causó a la víctima al destrozarle también los huesos de la cara.

La nueva imagen de Rodrigo Lanza
El acusado y los abogados de las distintas partes, durante el juicio.
Guillermo Mestre

Los tres forenses que hicieron la autopsia al cadáver de Víctor Laínez dejaron muy claro este miércoles  al jurado que el hombre, de 55 años, fue atacado por la espalda con un "objeto contundente y romo" que el agresor usó para golpearle en la cabeza de manera vertical. 

El tremendo impacto hizo que el agredido se desplomara. Una vez en el suelo y estando vivo recibió tal suerte de puñetazos y patadas que ingresó en el hospital con la cara totalmente destrozada y fractura del peñasco craneal.

Es decir, de acuerdo con la valoración de estos profesionales, Laínez fue víctima de un asesinato (ataque por la espalda) y hubo ensañamiento (sufrimiento innecesario) como mantienen las acusaciones, y no de un homicidio imprudente (fallece del golpe que se dio en la cabeza al caer al suelo) como sostiene la defensa.

Los médicos llegaron a la conclusión de que Víctor Laínez murió a consecuencia de un "severo traumatismo craneoencefálico con parada cardiorrespiratoria". Los forenses sitúan este golpe en la región temporoparietal derecha, es decir, encima de la oreja.

Para ilustrar a los nueve miembros del jurado sobre el mecanismo del golpe mortal, el director del Instituto de Medicina Legal, José Manuel Arredondo, sacó de su maletín un mosquetón (grillete en forma elíptica) metálico y la cabeza de un maniquí y recreó el gesto del agresor, impactando sobre el cráneo de manera vertical y lateral.

Asestar el golpe en esa posición sería compatible con el salto que el dueño del bar que presenció la agresión dijo que dio Lanza al acercarse a Laínez por la espalda y que él mismo simuló también el martes ante el jurado.

Arredondo incidió en que el objeto empleado en la agresión sería "similar" a un mosquetón, puesto que en la  mano derecha del acusado apreciaron, en la zona de los nudillos, dos lesiones erosivas lineales paralelas entre sí y transversales al eje de unos 3-4 milímetros cada una y sobre una zona ligeramente inflamada. 

Aseguraron que de haber pegado con los puños limpios, como mantiene la defensa, Lanza hubiera tenido los nudillos destrozados.

Al golpe mortal se sumaron otros que causaron a la víctima múltiples fracturas faciales, tanto en los huesos propios de la nariz como en el tabique nasal, maxilares y pómulos. Las heridas fueron de una "gran intensidad traumática" y le causaron graves deformidades. 

Los médicos descartaron que dichas fracturas se produjeran como consecuencia de una caída con impacto sobre la cara. Igualmente, Víctor Laínez presentaba otras lesiones en el abdomen y en el tórax, compatibles con contusiones producidas por un objeto "duro" y "romo".

Los jurados recibieron estas explicaciones a puerta cerrada, como pidió Endika Zulueta, abogado del acusado, Rodrigo Lanza, con la excusa de proteger la "intimidad" de la víctima y evitar el "morbo" que, a su juicio, causa el reproducir fotografías y dibujos técnicos de la autopsia en la sala de un tribunal que juzga un asesinato. 

Ante esta propuesta, el director del IMLA explicó que ya habían "minimizado" todo lo posible el impacto desagradable utilizando monigotes y no fotos reales del fallecido, resaltando que su objetivo era explicar de manera sencilla y clara sus conclusiones, sin perder de vista que, de todas formas, la realidad "es la que es".

Tanto el abogado de la familia de la víctima, Juan Carlos Macarrón, como la fiscal, Ana Cabeza, y el letrado de Vox, David Arranz, se opusieron a la pretensión de Zulueta. El magistrado-presidente, José Ruiz Ramo, anticipó que la decisión final era suya, pero optó por preguntar a los miembros del jurado, que eligieron que se hiciera a puerta cerrada para todos los presentes, incluidos los medios de comunicación. 

La familia de la víctima, descontenta con la decisión, ya que quería oír de boca de los profesionales lo que le ocurrió a Víctor, se vio obligada a desalojar también la sala.

Durante la sesión de este miércoles también declaró Daniel Biel Soro, psicólogo privado de Rodrigo Lanza contratado por la madre del acusado para que lo trate en prisión, aseguró al tribunal popular que su paciente es "en palabras llanas" una "buena persona, sensible y afectiva". 

Tras 12 visitas y 27 horas de entrevistas en la prisión de Zuera, el profesional describió al procesado como un "pacífico" y "tranquilo". Biel cuestionó el régimen penitenciario de aislamiento en el que ha estado desde diciembre de 2017 y comentó que durante ese tiempo no ha tenido ni un parte por mal comportamiento. 

Juan Carlos Macarrón, abogado de la familia de Víctor Laínez, preguntó al psicólogo si sabía que Norbert Feher, en prisión por el triple asesinato de Andorra, también está en aislamiento por su propia seguridad y con un buen comportamiento. Añadió que, además, el régimen penitenciario lo acuerda la Junta de Tratamiento de la cárcel.

En la tercera jornada del juicio, varios amigos y conocidos de Lanza declararon que el día que fue detenido él pensaba entregarse a la Policía y llamó a dos de ellos para pedirles nombres de abogados.

Compareció también una agente de la Policía Científica para explicar que, tal y como reveló el charco de sangre coagulada, el cuerpo de la víctima quedó tendido lejos de la puerta del bar. Esta constatación contradice la versión de Lanza de que la agresión se produjo en la entrada del local

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