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Más de 30 locales de apuestas están a menos de 500 metros de centros de Secundaria y de FP

Ni en Zaragoza ni en Aragón hay limitación para abrir estos negocios junto a colegios o institutos. El Ayuntamiento estudia prohibirlos a 300 metros de los lugares más frecuentados por los menores.

El instituto Pablo Serrano de Las Fuentes tiene una casa de apuestas al otro lado de la calle.
El instituto Pablo Serrano de Las Fuentes tiene una casa de apuestas al otro lado de la calle.
Francisco Jiménez

No es una imagen precisamente extraña en los locales de apuestas. Jóvenes que, a la hora del recreo, dejan la mochila en el suelo y se ponen a probar suerte en las máquinas. O, incluso, chavales que se quedan a las puertas de estos locales a la espera de que un amigo, mayor de edad, apueste por ellos. Los salones de juego y las casas de apuestas se han colado en el decorado habitual de los barrios de Zaragoza. En la capital aragonesa, como en el resto de Aragón, apenas se encuentran con limitaciones. Tan solo, que las nuevas aperturas estén situadas a más de 300 metros de un negocio similar.

Aquí no hay una distancia mínima con colegios, institutos, centros de FP o equipamientos con gran tránsito de menores. Hace diez meses se aprobó una moción en el Ayuntamiento para que se estableciera. Ahora, el gobierno estudiará la posibilidad de crear zonas libres de casas de apuestas a menos de 300 metros de los lugares más frecuentados por los menores de edad. De momento, en Zaragoza puede haber un colegio y, justo al otro lado de la calle, un salón de juego. Como pasa, por ejemplo, con el colegio Escolapios y el Bingo Victoria (calle de Conde Aranda), separados exactamente por 15 metros de distancia.

Si se ponen en un mapa los más de 80 locales en los que se puede apostar en la capital aragonesa (70 salones de juego, diez bingos, cinco locales de apuestas y un casino), y se cruzan con los institutos y centros de FP, se ve la colisión. Al menos 31 locales en los que se puede apostar en Zaragoza quedan a menos de 500 metros de un centro educativo con chavales de entre 15 y 18 años. Si se amplía el radio a un kilómetro de distancia, la cifra se eleva a al menos 37 negocios de juegos de azar.

Son por lo menos 27 los centros que tienen un local donde apostar a menos de un kilómetro: los institutos Andalán, Luis Buñuel, Portillo, Félix de Azara, Zurita, Corona de Aragón, Goya, Miguel Servet, Pablo Gargallo, Medina Albaida, Grande Covián, Santo Domingo de Silos, Pablo Serrano, Pilar Lorengar, Parque Goya, Tiempos Modernos, Elaios, Miguel de Molino, el Picarral, Avempaze y Ramón y Cajal; los centros de FP San Jorge, San Valero y FP Marco y los colegios La Anunciata, Escolapios y Corazonistas.

Hay casos especialmente sangrantes, además del de Conde Aranda. En Las Fuentes, los alumnos del instituto Pablo Serrano tienen a menos de 150 metros tres locales para poder jugar. Uno de ellos, a apenas 50 metros de la puerta del patio. En un radio de menos de 500 metros se encierran estas tres salas de juego y dos institutos más, el Grande Covián y el Santo Domingo de Silos.

En la Asociación aragonesa de jugadores de azar en rehabilitación (Azajer) han recibido la llamada de socorro de varios institutos de Aragón. La presencia de menores en su interior está prohibida, y desde hace unos años parece bastante controlada. A diferencia de lo que pasaba hace apenas un lustro, en las inspecciones que se hicieron en 2018 no se encontró a ningún menor en estos establecimientos. No obstante, los expertos en ludopatías y en salud pública coinciden en que es necesario regular la presencia de estos locales, tanto en número como en distancia a centros escolares.

En algunos lugares ya se está haciendo. Esta misma semana, Navarra ha decidido directamente suspender la concesión de licencias para los locales de apuestas durante seis meses, hasta que una comisión estudie cómo se aborda este problema. En otras comunidades se ha fijado una distancia mínima a los colegios: en Murcia se establecieron 800 metros; en Extremadura, 300; en Galicia, 150 metros pero de forma lineal, es decir, sin depender del trazado de las calles. En Madrid la limitación se quedó en 100 metros, algo que fue criticado por afectar prácticamente solo a los locales que estén puerta con puerta con los colegios.

La distancia que se debe fijar como límite varía según el criterio de cada Comunidad o de cada partido político. A juicio de Jesús Cortés, investigador sobre la materia, debería ser de "un kilómetro". "El objetivo tiene que ser que no sea tan accesible por la cercanía a los colegios o por estar en una zona con gran tránsito de menores", apunta.

El reto es evitar que se normalice la existencia de los salones en el día a día de los chavales. "Dos de las principales variables ambientales que influyen a nivel psicológico en la aparición de la adicción son la disponibilidad y accesibilidad", señala Cortés como justificación de la distancia mínima de un kilómetro.

"Hablamos de chavales de 15, 16 o 17 años que tienen un círculo social que incluye a amigos de 18, que sí pueden entrar. Así, estos salones se convierten en puntos de reunión para ellos, en los que además se puede ganar dinero fácil con apuestas pequeñas", señala Cortés, quien también critica "la normalización" que supone que estrellas del deporte publiciten estas actividades.

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