La juez procesa al joven que amputó el pene a otro aunque este no acusa ni reclama nada

La magistrada lo considera autor de un delito de lesiones que están castigadas con penas de entre 6 y 12 años de cárcel.

juicio autor amputación del pene
Aarón Jonás B. L., cuando fue juzgado por violencia familiar. 
Oliver Duch

La titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Zaragoza ha decidido procesar a Aarón Jonás B. L., de 30 años, por amputar el pene a su compañero de piso, A. C. S., un inglés de su misma edad. A pesar de que fue este quien le propuso que se lo cortara y ahora le exime de cualquier responsabilidad, la magistrada entiende que los hechos que cometió presuntamente Aarón Jonás B. L. constituyen –por ahora y salvo posterior calificación–, un delito de lesiones agravadas por el hecho de causar una mutilación genital. El Código Penal castiga este tipo de delitos con penas de entre 6 y 12 años de prisión.

Aunque el profesor de inglés también renunció a cualquier indemnización que pudiera corresponderle, la magistrada Soledad Alejandre ha exigido al investigado una fianza de 500 euros para garantizar las responsabilidades pecuniarias que pudieran declararse procedentes. No obstante, esta cantidad no cubriría los gastos médicos que supuso la intervención quirúrgica en la que se le reimplantó el pene con total éxito y que le obligó a estar 21 días hospitalizado y 60 en total impedido para sus actividades.

La juez recoge en su auto de procesamiento que A. C. S. presentaba una disforia de género (identificación potente y persistente con el otro sexo asociada a un malestar significativo, ansiedad, depresión, irritabilidad). Esta disconformidad y su fuerte deseo de una transformación radical ya los había manifestado en las redes sociales, en las que había buscado voluntarios para que le amputaran el pene.

El 8 de marzo pasado le propuso a Aarón Jonás B. que se lo cortara a cambio de 200 euros, cantidad que se incrementaría sustancialmente, ya que tenían intención de grabar en vídeo la amputación y difundirlo en internet. El investigado aceptó y esa misma tarde, tras consumir varias botellas de vino blanco y alguna pastilla tranquilizante, A. C. S. se anudó el pene por su base con el cordón del pantalón del pijama para evitar una hemorragia y Aarón Jonás B. L. se lo seccionó con un cuchillo de cocina.

Ensangrentado por Gran Vía

Tras la amputación y algo desorientado, A. C. S. salió a la calle, donde fue atendido por unos agentes de la Policía Local que se sorprendieron al verlo caminando ensangrentado por la avenida de Goya con Gran Vía. Los funcionarios llamaron a una ambulancia que lo atendió y trasladó al Hospital. Acto seguido, los policías siguieron el rastro de sangre que había dejado el herido y llegaron hasta el domicilio de la calle Calatayud. Allí se entrevistaron con Aarón Jonás B., que les entregó el pene seccionado que había depositado en una bolsa de basura. Los agentes lo llevaron rápidamente al hospital, donde se lo reimplantaron.

Las lesiones sufridas por A. C. S. consistieron en una sección completa del pene, que requirieron para su curación una intervención de microcirugía de la arteria, vena y nervio dorsal profundo, así como tratamiento médico y farmacológico. Para la magistrada, no cabe duda de que las lesiones fueron estas, aunque fueran reparadas después de consumarse el delito y no le hayan quedado secuelas.

Después de recuperarse, A. C. S. volvió a su país sin dejar ninguna dirección y el juzgado tuvo dificultades para comunicarse con él y pedirle que regresara a Zaragoza para un reconocimiento forense. No obstante, en julio se presentó para ponerse a disposición de la juez y reiterar que no se consideraba perjudicado y no tenía intención de reclamar.

Aarón Jonás B. L., cuya defensa dirige el abogado José Luis Melguizo, pasó cuatro meses en prisión provisional. Tanto él como el joven inglés han declarado siempre que fue este último quien se había autolesionado. Y, si se considerara que había sido su cliente, habría mediado un consentimiento "válido, libre, espontáneo y expresamente emitido". El letrado mantiene, además, que en este caso no cabría hablar de mutilación dado el perfecto resultado de la operación.

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