zaragoza

La Policía cree que la primera agresión sexual del Pilar fue una acción coordinada

Considera que los tres sospechosos planificaron el ataque y se aprovecharon de su superioridad numérica. La Fiscalía de Menores ha empezado a interrogarlos.

Más de 5.000 jóvenes se concentraron en la explanada habilitada para el habitual botellón a las puertas del Espacio Zity.
Miles de jóvenes hicieron botellón en la explanada habilitada para el habitual botellón a las puertas del Espacio Zity.
Francisco Jiménez

La joven que denunció haber sido agredida sexualmente el pasado 12 de octubre en las inmediaciones del recinto ferial de Valdespartera sintió que le hicieron una encerrona entre tres jóvenes, dos de ellos de 17 años y un tercero aún no localizado, para abusar de ella. 

La Fiscalía de Menores trata de aclarar ahora lo sucedido y esta semana interrogó a los dos identificados.Pero estos se limitaron a contestar las preguntas de sus abogados y a negar los hechos que se le imputan.

Quien dio más detalles de lo ocurrido fue la denunciante, de 18 años, a la que se tomó declaración el martes. Esta explicó ante la Fiscalía de Menores que se vio obligada a hacer una felación a uno de ellos por miedo a que le pasara algo más grave, refiriéndose a que la violaran vaginalmente y la golpearan.

En su investigación, la Policía llega a la conclusión de que los tres actuaron de manera "coordinada" y que aprovecharon su "superioridad numérica y física" para intimidar a la víctima, hacer que saliera del recinto de Valdespartera y llevarla a un lugar apartado, con poca luz y sin tránsito de personas para facilitar su acción.

Los hechos denunciados –que llevaron a las instituciones a parar por primera vez la Ofrenda de Flores como muestra de rechazo a la violencia sexual– se produjeron entre las 5.45 y las 6.15. La joven explicó que, tras haber estado la noche de fiesta con un grupo de amigos, se encontraron en una de las carpas con tres chicos, a uno de los cuales conocía una de sus amigas.

Ambas estuvieron hablando con él y en ese momento le propuso mantener relaciones, a lo que ella se negó. Tras insistir, minutos después la cogió por los hombros y la llevó agarrada fuera del recinto, según contó.

Aseguró que, como sentía mucho miedo, se dejó llevar y la condujo a un lugar apartado al final de las ferias. Aunque pensaba que iba solo ese joven, se dio cuenta de que les estaban siguiendo sus dos amigos. Al parecer, cuando le pidió explicaciones, el menor le contestó que no se preocupara, que iban a otro lado.

Al llegar a un montículo, según manifestó, intentó bajarle los pantalones varias veces, pero ella se resistió y le dijo que no quería mantener relaciones sexuales con él. Al final, el otro desistió de querer quitarle la ropa, lo que hizo sentir "alivio" a la muchacha porque no la había penetrado y sentía "mucho miedo". El menor, en ese momento, le exigió que le hiciera una felación.

Al terminar, el denunciado llamó por teléfono a sus amigos y les dijo que fueran ya. Los otros dos acudieron y exigieron que les hiciera lo mismo a ellos. Uno la agarró de la cabeza e intentó agredirla, pero ella logró zafarse y trató de irse. Cuando se estaba apartando del lugar, se encontró con el tercero, al que conocía su amiga, y se dirigió a él pensando que la iba a ayudar. Sin embargo, se dio cuenta de que llevaba el cinturón y el pantalón desabrochado y que pretendía lo mismo que los otros dos.

Finalmente, logró pedir ayuda a un amigo a través del móvil y los tres se marcharon corriendo. Ella bajó llorando hasta el recinto ferial, donde encontró a su cuadrilla y les contó lo que le había pasado. Al principio, la joven no quería denunciar porque tenía miedo, pero sus amigos la animaron y terminaron convenciéndola para que acudiera a la Policía, como así hizo.

En su primer relato ante los investigadores, la chica llegó a manifestar que «no se había sentido» agredida sexualmente por el primero de los denunciados. Sin embargo, ante la Fiscalía aclaró que lo que había querido decir exactamente era que, después de que el agresor hubiera intentado bajarle los pantalones varias veces, se sintió "aliviada" cuando desistió de hacerlo porque pensaba que la quería penetrar vaginalmente.

Explicó, igualmente, que no supo qué hacer cuando estaban sucediendo los hechos porque pensó que si les pegaba o salía corriendo ellos eran más fuertes y podía pasarle "algo peor". Desde ese día no puede ir sola por la calle por miedo.

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